Capítulo 7 (!Sólo hazlo y ya¡)

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_ ¿Has venido por tu dinero?

Pensé que estarías aquí más temprano.

Dijo el jefe de la oficina de la Constructora García.

_Hay muchos policías en la calle.  Respondió, con un tono sombrío, aquel hombre alto mientras se sentaba.

El encargo de ayer fue fácil, pero habían muchas cámaras. Eso puede traer problemas.

Una carcajada  macabra salió del dueño del local.

_Te lo merecías maldito negro.

Dijo mientras sacaba dos paquetes debajo del escritorio.  

Colocó ambos paquetes sobre la mesa. Luego le pasó uno a ese gigantesco hombre que lo acompañaba y le dijo:

_Toma. Hay 50 mil pesos por lo de ayer.

El hombre abrió el paquete y olió el dinero como si fuera una especie de droga para él. Sonrió al hojear los billetes mientras calculaba cuánto dinero se gastaría en putas, alcohol y unas cantas balas para Rebeca.

_Aquí hay 20 mil más.

Dijo el señor Garcia mientras le arrojaba el otro paquete a aquel hombre para que lo atrapase.

El hombre sostuvo los dos paquetes en sus manos, los miró y luego dijo:

¿A quién le toca esta vez?

_Quiero que mates a la madre de el negro Gómez, hoy mismo.

Después, tomate unos días de descanso hasta que todo se calme.

_Necesito saber en donde vive.

Agregó sin ningún remordimiento.

_Yo te mostraré el lugar, acompáñame.

Dijo García mientras se ponía de pies.

Los dos hombres salieron en el carro del conocido hombre de negocios Anniel García. Recorrieron dos cuadras en el recinto de Villa Mella y se detuvieron a unos metros de una pequeña casucha de madera, pintada de color verde con blanco.

_En esa casita es que vive la mamá del difunto.

Dijo Anniel refiriéndose al negro Gómez.

_ ¿Por qué quieres matar a una vieja?

Es raro en ti.

Respondió el hombre que lo acompañaba.

_Sólo hazlo y ya.

Dijo mientras recordaba una discusión que tuvo con ella esa misma mañana.

_Está bien. Considéralo hecho.

Este será mi último trabajo de febrero. Estaré desaparecido por un tiempo. No intentes contactarme.

_ Bien.

Finalizó el señor García mientras  echaba a andar el carro otra vez.

_Déjame aquí.

Dijo el sicario después de pasar unas nueve esquinas de la casa de la vieja.

El carro se detuvo  y dejó que se desmontara aquel asesino. Anniel siguió su camino rumbo a su oficina y el enorme hombre tomó un taxi hasta su casa. Cuando llegó a su casa se sentó en una silla y sacó de sus bolsillos unos cigarrillos y un encendedor, y comenzó a fumar.  Luego fue a buscar a Rebeca detrás del cuadro de la mujer africana. Revisó la masa de su amada y completo nuevamente con 4 balas. Porque sabe muy bien que cuatro balas son suficientes para garantizar la muerte de una persona.

La tarde anunciaba su partida dándole paso al ocaso. Rebeca ya estaba impaciente por lanzar unos besos a alguien, el tercer cigarrillo ya se estaba acabando y el trabajo ya estaba pagado. Era hora de trabajar.

Aquel coloso salió vestido de negro rumbo a la casa de una anciana. Sin duda, que la mañana traerá otra historia de una muerte más en la comunidad de Villa Mella.

NURU (El amo de la suerte).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora