Capítulo 17 (No ha sido suicidio)

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Apenas eran las 8:30 de la mañana cuando los Agentes de Homicidio, J. Rómulo Fragoso y  Alonso Fransua, salieron del Palacio de la Policía rumbo a la Calle María Solís, Villa Mella #26. Llevaban consigo un informe sobre el caso de la muerte de Nuru Gómez.

Encendieron su vehículo y salieron con mucha calma hacia aquel lugar. Fragoso hojeaba el informe mientras hacía memoria de lo que vieron en el video de seguridad del casino. Un hombre alto disparó su arma 4 veces en la ventanilla del auto del negro Gómez.  La cámara reveló que el hombre lo siguió desde adentro del casino. Luego, revisamos otro video donde el mismo hombre estaba alrededor de la mesa donde jugaba el negro Gómez.

Una llamada telefónica lo sacó de ese pensamiento en el que estaba.

—Fragoso. Ya hemos identificado el rostro del asesino del caso del Napolitano—dijo la encargada de evidencias digitales de criminología.

— ¿Quién es?

Preguntó mientras ponía una cara de asombro.

—Su nombre es José Nathanael de los Santos Doñé.

—Dame su dirección.

—No será necesario.

— ¿Por qué?

—Actualmente está en la morgue.

— ¡¿En la morgue?!

— ¿Qué está pasando?

Preguntó Fransua al escuchar a su compañero alterarse.

Fragoso no contestó y con un ademán le dijo que esperara a que termine de hablar por teléfono.

— ¿Cuando murió?

Preguntó más sereno al teléfono.

—Anoche, en un enfrentamiento con la policía.  El reporte de los agentes dice que asesino a una pareja de esposos y que, además, tenía a un niño de rehén.

—Hey ya llegamos—volvió a interrumpir la conversación telefónica Fransua.

El auto se detuvo en frente de una vivienda que tenía en la parte superior de la puerta el #26, como indicaba la dirección que buscaban.

Fragoso agradeció a la oficial de criminología y colgó la llamada.  Miró a su compañero y le dijo:

—Creo que el caso ya está resuelto.

—No entiendo. Aún no encontramos al asesino.

—El asesino era Nathanael Doñé. Me acaban de confirmar de criminología—Fragoso hizo una pausa para arreglar su corbata, luego agregó:  

Murió anoche en un intercambio de disparos con la policía. Lo tienen en la morgue.

Fransua se quedó en silencio. Confundió. Tomó el archivo de la investigación que tenía su compañero y lo hojeó por última vez. Leyó para sí mismo los datos del difunto.

“Nombre: Nuro Gómez

Hijo de Harold Gómez y Zanduri

Padre muerto en presunto accidente de tránsito hace 21 años”

Y luego, volvió a perderse en el asombro de la resolución del caso.

—Fransua. Tenemos que informarle a la madre de Nuru Gómez.  Date prisa—dijo su compañero mientras bajaba del carro.

Ambos se pararon en la puerta de aquella humilde casa y tocaron.  Al hacerlo, la puerta se abrió sola. Un olor a sangre coagulada salió del interior de aquella casucha. Los oficiales se miraron uno al otro y sacaron sus armas.

—Señora Zanduri. ¿Se encuentra ahí dentro?

Dijo Fragoso mientras le indicaba con un gesto a Fransua que entrarían.

Nadie contestó. Entonces, los agentes se dispusieron a entrar. Abrieron la puerta lentamente y entraron apuntando sus armas hacia todas las direcciones.  Fransua vio su reflejo en un enorme espejo que estaba próximo a la puerta y se cayó por el espanto. Su compañero lo levantó del piso mientras seguía atento a cualquier movimiento. Llegaron hasta la sala y se detuvieron un momento.

— ¿Qué es esto?

Dijo Fragoso al ver un cuerpo tendido en el suelo.

Fransua se acercó y se paró en aquella extraña escena. En el piso, había dibujado una especie de triángulo de color blanco. En una de los vértices del triángulo estaba un viejo sofá. En el otro vértice había una gallina negra con el pescuezo cortado y en el ultimo vértice, el cadáver de aquella anciana del negro más oscuro que ojos hayan visto y de nombre Zanduri. Sus muñecas tenían dos grandes cortes sobre sus venas.  En medio de aquel triángulo dibujado de cal había una especie de taza llena de sangre. Al lado del cuerpo de la muerta, un cuchillo ensangrentado.

Alejado de aquel triángulo de la muerte, una máscara de madera con un enorme cuerno en la frente.  Fragoso se acercó a aquella máscara para recogerla mientras que su compañero permanecía inmóvil, asombrado por lo que había pasado en esa casa.

—Es el caso más extraño que he visto de suicidio—dijo Fragoso mientras permanecía mirando la extraña mascara.

—Pues no ha sido suicidio—respondió Fransua mientras se acercaba al cuerpo de la anciana, a ver más de cerca una enorme huella marcada en el piso.

NURU (El amo de la suerte).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora