NURU (El amo de la suerte).

Capítulo 8 (Tu vida se acaba hoy)

El Napolitano es el casino más famoso de la Capital de Las Flores. Sus distintas atracciones hacen de este lugar un paraíso para los apostadores, timadores y prostitutas. Todas las noches montones de dinero pasan de mano en mano, pero al final, se quedan en el local. “La casa gana y se ríe, el público pierde y se va”.

Muchos hombres iban y venían todas las noches, pero sólo dos eran siempre recordados por su eterna rivalidad.

En un lado de la mesa, un hombre de negocios, padre de familia y, por sobre todo, muy ambicioso. Anniel García. En el otro lado, un hombre negro, robusto, fanfarrón y con muchísima suerte, llamado El negro Gómez.

Una noche mientras ambos compartían la misma mesa de Póker, se enfrascaron en una fuerte discusión.

_Ustedes los negros no valen nada. No sé cómo los dejan entrar a este casino.

Dijo el señor García mientras recogía todas las ganancias de la partida.

El negro Gómez se levantó molesto de su asiento y le fue encima, pero los demás jugadores lo detuvieron.

_Haré que te tragues tus palabras.

Si eres tan hombre juguemos todo lo que tengas en uno sola partida.

Dijo el negro mientras se calmaba un poco.

_Apostaremos más que eso.

Respondió poniéndose de pie y en tono amenazador.

El que pierda no podrá volver nunca más al Casino.

El negro Gómez volvió a su asiento con una sonrisa en el rostro.

_Si eres tan bravo porque no hacemos aún más interesante la apuesta.

El que pierda tendrá que irse desnudo del casino y no volver más.

_! Que estupidez es esa!

_Te da vergüenza que vean tu pequeñín.

Respondió  el negro seguido de su singular risotada.

¿Qué me dices aceptarás el trato o te retirarás de la mesa por cobarde?

_Estás hablando de más como siempre. Que comience la partida.

La gente que estaba mirando aquel juego se entusiasmo. Todos los ojos estaban en esa partida. Las cartas fueron repartidas solamente entre ellos dos. Una única jugada y una reputación que perder.

Sobre la mesa se echaron la primera carta de cada uno boca arriba, As de trébol para Anniel y seis de corazones para el negro Gómez. Luego tres cartas tapadas para cada uno.

Los ojos maquiavélicos de García revelaron una pizca de asombro. Tres ases en sus cuatro primeras cartas. El negro Gómez permanecía sereno apenas tenía un par de seis.

_Si quieres ve quitándote la camisa.

Dijo García con una sonrisa burlona mientras que con un ademán ordenaba que continuaran echando todas las cartas.

Gómez no respondió y siguió sereno. En un abrir y cerrar de ojos completaron las 7 cartas que demanda el juego. La hora de decidir quién había ganado ya había llegado.

Comenzaron a girar sus cartas una por uno. Anniel tenía seis cartas viradas sobre la mesa 3 ases. Giró la última carta que le quedaba y era otro As.

_! Póker!

Estalló de risa Anniel en ese instante al verse con las cuatro ases.

Has perdido.

El negro Gómez se quedó tranquilo con los ojos cerrados. Comenzó a girar todas sus cartas sin mirarlas. Un susurro misterioso fue traído por el viento.

_Esta es la última vez que te echaré la mano.

Dijo aquella voz que sólo él podía escuchar.

El negro terminó de girar todas sus cartas. Las celebraciones de Anniel García se silenciaron repentinamente. Al abrir los ojos y ver sus cartas, sólo sonrió.

_!Escalera de color!

Dijo el que repartía las barajas.

Anniel quedó en silencio mirándolo con odio y comenzó a desnudarse delante de todos. El negro se reía hasta más no poder. “El que gana es el que goza”. La gente se amontonó a ver el espectáculo.

La vergüenza fue tan grande que García sólo miraba el piso y maldecía en silencio a aquel negro.

_Espero no volver a verte más por aquí, perdedor.

Dijo  el negro mientras repartía el dinero que le había ganado a Anniel a los mirones que rodeaban la mesa.

Las burlas acompañaron a aquel hombre desnudo hasta la puerta del casino. Pensamientos malignos entraban cada segundo a su cabeza repitiendo que las cosas no se quedarían así.

Anniel se marchó cabizbajo, lleno de vergüenza y rencor.  Volteó para ver el casino por última vez, y luego susurró:

_Celebra todo lo que puedas maldito negro. Tu vida se acaba hoy.