Capítulo 9.

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-¡Genial! Ya todo está terminado- comentó Melissa cuando acabamos de hacer la cena y poner la mesa.

La verdad es que la morena era muy agradable. Habíamos pasado todo el rato hablando, los tres, y no podía quitar la sonrisa de mi cara. Por lo menos no estaba tan incómoda como temía que iba a estar. 

-¡Kai, Travis!- gritó Melissa desde el comedor.- No seáis bordes, y bajad vuestro culo a cenar con nuestra invitada especial.

Se escucharon unos pasos por el pasillo y divisé cómo un chico bajaba las escaleras corriendo, con una sonrisa en la cara.

-¡Por fin! Ha llegado mi momento favorito del día: la hora de cenar.- Se paró en seco al verme, y puso cara de confusión, que reemplazó rápidamente por una mueca pícara.- Y esta preciosidad que tenemos hoy es...

-Soy Maddie, vivo al lado.

-¡Ah! Así que tú eres esa chica...- dirigió su mirada a Zane, que asintió. Así que a este también le había hablado de mí. Interesante. El problema era: ¿qué le habría dicho exactamente?- Yo soy Kai, un placer conocerte por fin-. Acto seguido, me cogió la mano y depositó un beso en ella. Lo de ser un ligón venía de familia, al parecer.

Si Zane era el chico más apuesto del mundo, Kai le seguía de cerca. Tenía el pelo rubio, con unos rizos rebeldes que le hacían muy atractivo y unos ojos azules como el mar con los que te hipnotizaba y no te dejaba escapar. Y, como no, su cuerpo resaltaba por estar perfectamente formado, en todas las partes. Vaya cuerpo para dieciséis años.

Vaya genes hay en esta familia.

-¿Cenas con nosotros?- preguntó, curioso.

-Sí, me ha invitado tu...- no muy segura de qué era suyo, me corregí- Melissa.

-Genial, pues vamos a la mesa, cuando el estúpido de Travis quiera bajar, que baje. Tengo hambre.

Dándonos la vuelta para ir al comedor, vi de reojo como Kai le hacía una seña a Zane, sacando el dedo gordo y haciendo una seña de aprobación. Vi como este se ponía un poco rojo, y eso me sacó una sonrisa interna. No muy segura de qué me estaba pasando y por qué me ponía tan tonta a su alrededor, me regañé a mí misma. Tenía que centrarme.

Una vez sentados, vi asomarse por la puerta al chico que me había abierto antes, quien imaginé que era Travis. Se sentó al lado de Kai, y no me dirigió ni una mirada. Vaya, sí que eran diferentes entre ellos. Y no solo tenían diferencias de carácter, porque, mirándolos así a los tres juntos, me di cuenta de que no se parecían en literalmente nada. Cada uno con los ojos y el cabello de un color, me di cuenta de que tenía que haber prestado más atención en mis clases de genética en el instituto. Así, sabría si era normal eso o no.

Mi mirada luego se dirigió hacia Blake. Él tampoco se parecía a los otros tres, pero sí que se daba un aire a Melissa. Especialmente en algunos rasgos faciales. 

-Travis, cielo, ¿no deberías presentarte?

La voz de Melissa, queriendo reprochar al chico por su comportamiento, me sacó de mis pensamientos. 

-Ya nos conocemos- dijo, con un tono de voz duro. Y yo me quejaba de lo borde que era Zane, definitivamente este chico le sobrepasaba con matrícula de honor. 

Se hizo un silencio un poco incómodo, y pude escuchar como Kai hacía un silbido con la boca.

-Vaya, que tenso estás hermanito- dijo dándole en la espalda. Eso definitivamente enfadó a Travis, que le devolvió el golpe en el brazo.

-¡Qué coño te pasa, imbécil! Me has hecho daño- se quejó el rubio.

-Pues no hubieras empezado la pelea.

Zane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora