Capítulo 14.

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-¿Blake? ¿Qué haces despierto a estas horas?

No tenía ni la menor idea de por qué le había preguntado eso, pero era lo primero que salió de mi boca, junto con un suspiro de alivio. Dios, mi primera noche allí y ya lo odiaba. 

-Te podría preguntar lo mismo- su tono de voz cambió, poniéndose más grave y oscuro. Vale, oficialmente estaba muerta de miedo.

-¿Te pasa algo? ¿Necesitas ayuda de alguien? Puedo llamar a Melissa si has tenido una pesadilla o algo así...

-No. Yo estoy muy bien- dijo, entre risas. Por favor, suplicaba que dejara de reírse, me estaba dando mala espina todo esto. Intentando concienciarme de que solo era un niño, sonreí forzadamente-. Tú, sin embargo- prosiguió antes de que pudiera contestar.- Tú tienes muchos problemas. Ella ya te ha avisado, ¿no?

Me quedé callada por unos instantes, no sabiendo muy bien cómo reaccionar. ¿Se estaba refiriendo a todos esos sueños que había tenido? ¿Se estaba refiriendo a mi hermana?

-Yo... no sé de qué hablas. ¿Eres sonámbulo o algo así?

-Ella me cae bien, es graciosa. Dice que haga cosas, y las hago. Y ahora quiere que te ayude. 

Una semilla de pánico se sembró en mi corazón. Sentía que iba a vomitar en cualquier momento. ¿Qué estaba pasando? Aclarándome la garganta y con un hilo de voz, le respondí.

-¿Ayudarme a qué?

Muy bien Maddie, cotilla hasta el final. Morirás, sí, pero por meterte donde no te llaman.

-Está preocupada. Dice que eres demasiado buena, que ya te tiene en sus garras. Yo que tú, me iría de aquí. 

Dios, si supiera las ganas que tenía de irme...

-Oye mira, de verdad que no sé qué me estás contando. Voy a llamar a...

-Blake, fuera- dijo una profunda y sexy voz detrás de mí. No tuve que girarme en su dirección para saber que se trataba de Zane. Ese maldito buenorro idiota, siempre aparecía en los momentos clave de mi vida.

El pequeño se rió, dándome una mala y extraña sensación, pero se fue corriendo hacia su habitación, abrazando a su peluche, como si nada hubiera pasado. Madre mía, y pensar que yo creía que él era el normal en esta familia...

-¿Me puedes explicar qué ha sido eso? Dios, ¡estoy paralizada! 

-Déjale, tiene algunos problemas de sueño. Terrores nocturnos y esas cosas, se deja llevar por su imaginación.

Creía que Zane era alguien cerrado, al que no podía leer muy bien. Pero ahora, con ese tono de voz cortante y queriendo acabar la conversación con una excusa tonta, sentí que por fin le había calado: me estaba mintiendo. 

-Ahora enserio, ¿a dónde ibas exactamente, bombón?- preguntó, sacándome de mis pensamientos. 

No queriéndole responder, me metí directamente en la habitación. Antes de que pudiera cerrar la puerta, el brazo musculoso de Zane se metió entre medias. 

-No, no, bombón. No huyas de mí. No te voy a comer. Bueno, la verdad es que si quieres, yo te devoraría.

Exasperada, me digné a mirarle y... oh dios mío. Sus perfectos abdominales me recibieron con una cálida bienvenida. Con las mejillas coloradas, intenté apartar la mirada, pero mis ojos no funcionaban. Ya hasta se me había olvidado qué había pasado solo unos segundos atrás. 

-Ajá, ya he encontrado algo que te puede entretener, ¿verdad? 

-¿No tienes un pijama o qué?

Zane.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora