Viaje inevitable

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Al cabo de unos minutos la ambulancia ya había llegado al hospital, rápidamente todos los médicos llevaron a Yudith al quirófano.
Mientras tanto Mark esperaba llorando impaciente en la sala de espera, pero luego de un rato los padres de Yudith llegaron y hablaron con Mark sobre aquella tragedia, así que los padres llamaron a la policía para que puedan capturar a la bravucona.
Todos estaban desconsolados esperando alguna noticia del estado de Yudith, pero los médicos y enfermeras solo corrían para todos lados sin decir nada.
Así pasaron las horas, mientras la policía ya había llegado al hospital, y Mark les contó todos los detalles de lo sucedido, y quién era la culpable de que Yudith estuviera entre la vida y la muerte. Los policías al terminar de escuchar el relato de Mark salieron rápidamente, para buscar a la bravucona.
Las horas seguían pasando, hasta que llegó la noche, y finalmente un médico apareció, pero la cara que reflejaba aquel médico no era de una persona que portaba buenas noticias.

— Lo siento, hicimos cuánto pudimos por su hija, lamentablemente ella ha quedado en coma, ya que perdió mucha sangre, y tuvo una hemorragia interna, que llegó al cerebro, causando el coma.
Lo lamentamos muchísimo, Yudith se encuentra ahora en la habitación de terapia intensiva, así que ya pueden pasar a verla, pero sólo los padres. -dijo el médico con tristeza-

Es mí culpa, no pude ayudarla como debía ser. -dijo Mark llorando-

¡NO ¿POR QUÉ MI HIJA?! -gritó la madre de Yudith cayendo al piso con lágrimas en los ojos-

El padre de Yudith no tardó en caer en lo que había dicho el doctor, e inmediatamente también se arrodilló en el piso, abrazando a su esposa.

Luego ambos se levantaron del piso como pudieron, dejando a Mark en la sala de espera, y entraron lentamente a la habitación de Yudith.
Al entrar se encontraron con su hija totalmente pálida, con pequeñas heridas superficiales en el rostro, y con una sonda respiratoria en su nariz.
Se acercaron a Yudith y ambos padres la tomaron de la mano llorando desconsoladamente, sintiéndose impotentes por no poder hacer nada por ella. Ese día el padre de Yudith llevó a Mark a su casa, diciéndole que él podría ir a visitar a Yudith al hospital cuando quisiera, y después de dejar a Mark volvió a casa para llevar un bolso de ropa y algunas sábanas al hospital, mientras la madre de Yudith se quedó cuidando a su hija en el hospital.

Dos meses largos pasaron luego del accidente, y los padres de Yudith habían avisado a la escuela lo que había ocurrido, por lo que Amelia se enteró, y todos los fines de semana visitaba a Yudith al hospital, llevándole flores y demás.
Mark también iba al hospital a visitar a Yudith, pero en el segundo mes se mudó a Francia, y dejó de visitarla.

Por suerte los policías continuaron con la búsqueda del culpable, y finalmente lograron encontrar a la bravucona, hablaron con los padres de la chica, y la metieron a un reformatorio.

En el tercer mes, Yudith a veces tenía reflejos en su cuerpo, y llegaba a mover sus manos o pies, pero no despertaba, hasta que en los primeros días del tercer mes, mientras su madre le leía uno de sus libros favoritos, Yudith abrió los ojos, y vió a su madre con un libro en la mano y le dijo: "Maravillosa historia madre, fue un placer escucharte".
Su madre soltó el libro quedando atónita, y abrazó fuertemente a Yudith hasta casi dejarla sin aire.
Mientras que su padre corrió a fuera de la habitación en busca del doctor.

— Hija, te extrañamos mucho, no sabes cómo estábamos cuando nos avisaron que estabas en coma. -dijo la madre soltando a Yudith-

Tranquila mamá, ya estoy aquí, no sufrirán de nuevo, te lo prometo.
-contestó Yudith con una sonrisa- Ah, quiero decirte que escuché cada historia que me contaste, y después quiero que me prestes ese libro de poesía que me leíste. Por cierto mamá, ¿cuánto tiempo ha pasado? ¿Supongo que unas semana no?

— No lo puedo creer hija, ¿cómo puede ser eso posible?. -mirando a su hija desconcertada-
Lo lamento hija, pero pasaron tres meses, y vinieron a visitarte Amelia y un chico llamado Mark.

Lo sé mamá, los pude oír, pero extrañamente dejé de escuchar la voz de Mark, ¿Él vendrá hoy?

No creo que él vuelva hija, Mark se mudó a Francia, y por cierto, cuando llegue tu padre tenemos que hablarte de algo sumamente importante.

No puedo creerlo, apenas lo estaba conociendo, y ahora ¿tan sólo se va? ¿Por qué me pasa todo a mi? -dijo Yudith bajando la mirada-.

La conversación fue interrumpida por la visita del médico que venía a corroborar el estado de Yudith, y atrás de él estaba el padre de Yudith que saltó de emoción al verla consciente.

El doctor después de revisarla le sacó el suero y la sonda de respiración, ya que Yudith ya podía respirar por si misma, y se retiró de la habitación.

Hija, al fin puedo abrazarte como antes. No sabes cuanto esperamos éste momento.
Ahora ya podemos programar la mudanza. -dijo su padre, abrazando a Yudith con lágrimas en los ojos-

Espera papá, ¿cómo que programar la mudanza? ¿De que mudanza estás  hablando?

— Tú siempre hablando sin cuidado, ¿no ves que no se lo he dicho aún? -dijo la madre mirando a su esposo enojada-.

Díganme ya que es lo que pasa, ¿De que me perdí mientras estaba en coma? -preguntó Yudith confundida-

Está bien Yudith, deja que te explique todo.
Cuando estabas en coma, a tu padre y a mí nos ofrecieron un mejor trabajo en París, con la mudanza pagada, pero aún no lo confirmamos porque no sabíamos cuando despertarías, pero ahora ya estás lúcida, y mañana confirmaremos todos los papeles, y aproximadamente en dos semanas nos mudaremos allá. ¿Qué te parece? -dijo su madre contenta-.

— -con la boca abierta- ¡Oh por dioss! Me encanta París, pero es la primera vez que consigo una amiga como Amelia, y también es la primera vez que asisto a una hermosa escuela. Pero supongo que aún así tenemos que irnos ¿verdad?

— Lo lamento hija, pero tenemos que mudarnos a París, porque además del trabajo, tú corres muchos riesgos si nos quedamos aquí, y no queremos que te vuelvan a hacer daño. -dijo su madre preocupada-

— Está bien, no quiero volver a preocuparlos. -con una sonrisa- Así que supongo que ahora tendremos que comenzar a empacar nuestras cosas. ¡París allá vamos, prepárate!

Pasaron los días y en la casa de Yudith todo era un revuelo, toda la casa estaba llena de cajas y muebles vacíos con mantas encima.
Un día antes de la mudanza a París, Yudith fue a su escuela a despedirse de Amelia, fue un encuentro emotivo, Amelia le dijo a Yudith que la llame cuando llegue a París, y que nunca se olvide de ella, al terminar de despedirse, Yudith fue a la biblioteca inconscientemente para ver al chico engreído por última vez, para decirle algo.
Al ver al chico en el rincón de un estante, Yudith se le acercó.

Hola chico arrogante, ha pasado un buen tiempo, por cierto que lindo libro tienes en la mano, ¿es tuyo?

Hola niña tonta, lo siento te lo iba a devolver, pero tu libro me entretuvo unos buenos meses, me gustaría terminar de leerlo, pero ¿Quieres que te lo devuelva?

Tranquilo niño arrogante, quedatelo, y si algún día nos volvemos a ver me lo devuelves.
Por cierto, ¿Ya es hora de que me digas tu nombre no?

-riendo- Está bien, supongo que es lo justo por dejarme tu libro. Soy Erick, pero ¿Por qué dices "cuando nos volvamos a ver"? ¿Acaso te vas a algún lado?

Si, mañana me mudo a París para siempre, así que no me extrañes -dijo riendo-.
Bueno, lo siento pero ya me tengo que ir, fue un placer conocerte Erick, ojalá algún día vayas a París.

— No sabes mucho de mi, así que estoy seguro de que nos volveremos a encontrar, espero que tengas un buen viaje a París, también fue un placer conocerte, y por cierto gracias por el libro, Adiós. -contestó Erick con una sonrisa-

Ambos estrecharon sus manos, y Yudith regresó a su casa.
Al llegar pidió permiso a sus padres para dar un paseo en el mar por última vez, y así lo hizo, se despidió del mar y de aquella hermosa playa, regresando a su casa al anochecer.

Al día siguiente Yudith y su familia fueron al aeropuerto, y tomaron el primer vuelo a París.

La vida de Yudith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora