♡Noche estrellada♡

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Luego de unas horas llegó la noche, y Yudith se preparó para salir con Erick. Se puso un lindo vestido azul, y a las 8 pm alguien tocó su puerta, así que Yudith abrió.

— Hola querida -exclamó Erick con las dos manos en la espalda-.

— Hola Erick, ¿Qué tienes atrás tuyo? ¿Escondes algo? -preguntó Yudith-.

— Me descubriste, esto es para ti -dijo Erick riendo mientras le daba una caja de chocolates a Yudith-.

— Gracias mí Dorito, le atinaste justo a mis chocolates favoritos ¿Cómo supiste? -dijo Yudith emocionada-.

— ¿Encerio, "Dorito"? Si que te gusta molestarme -Erick rió-.

— Te queda bien ese apodo niñito arrogante, pero ya encerio ¿Cómo sabías mí gusto favorito de chocolates?

— Bueno ya sabes, tengo mis contactos, además lo importante es que te haya gustado ¿No? -dijo Erick riendo-.

— Si, tienes razón

— Bueno querida, ya vámonos o llegaremos tarde.

— ¿Tarde para que? -preguntó Yudith- .

— Ya lo verás tontita -dijo Erick agarrando la mano de Yudith-.

Yudith cerró la puerta, y ambos se fueron al "lugar sorpresa" en el auto de Erick.
No tardaron mucho en llegar, puesto que el lugar era cercano.
Al llegar, Yudith se quedó impresionada, el lugar era hermoso, y se trataba de un pequeño festival, en el que habían juegos, luces, muchas parejas por doquier, e incluso había una pista de baile.

— No puedo dejar de mirar para todos lados, este lugar es hermoso. ¿Cómo te enteraste de este lugar? -preguntó Yudith-.

— Sin querer escuché la conversación de una persona, y me enteré que se iba a celebrar un festival nocturno, así que no dudé en traerte para que tengamos nuestra cita -dijo Erick un poco avergonzado-.

— Ja, no es propio de ti escuchar conversaciones ajenas, pero aún así tienes un lado muy romántico querido Dorito. -Yudith rió-

— Gracias, aunque tampoco es propio de ti decirme halagos -Erick rió burlonamente-.

— Bueno, si quieres puedo ser más fría -dijo Yudith sarcásticamente mientras daba unos pasos-.

— No, no, es broma, aunque me encanta todo de ti -dijo Erick agarrando la mano de Yudith-.

— ¿Vamos a divertirnos?

— Claro, pero no sueltes mí mano niña tonta. -exclamó Erick-

Ambos jugaron a casi todos los juegos, comieron, y luego subieron a la rueda de la fortuna, pero en cada momento se sostuvieron la mano.
En un momento de la noche Erick se había puesto un poco raro, como si quisiera decir algo, y justo cuando bajaron de la rueda de la fortuna, Erick se arrodilló ante Yudith, y la gente quedó mirando.

— Querida Yudith, no quiero estar con otra mujer que no seas tú. En el tiempo que pasamos distanciados me di cuenta que eras mí primer amor aún cuando éramos adolescentes, y ahí supe todo el amor que sentía por ti. ¡Te amo! -dijo Erick abriendo una pequeña cajita, la cual contenía un anillo-.

— Oh por dios, oh por dios, Erick ¿Es lo que creo que es? -preguntó Yudith impactada-.

— Yudith, ¿Quieres casarte conmigo?

— Te amo Erick, pero, no lo sé, esto es muy repentino, además regresaste hace poco ¿Estás seguro que no te irás de mí lado de nuevo?

— Yo jamás me volveré a ir de nuevo, te lo prometo Yudith, ¿Qué dices? ¿Quieres ser parte de la vida de este tonto chico arrogante?

La vida de Yudith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora