La pequeña resaca

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A la mañana siguiente Yudith se despertó exausta, y cuando miró la hora se dió cuenta que ya era tarde para ir a la universidad, pero aún así se levantó, y se vistió rápidamente.
Luego Yudith intentó despertar a las chicas, pero ellas aún manejaban su resaca de anoche, por lo que continuaron durmiendo.
Yudith tuvo que dejar una copia de sus llaves en su casa para las chicas, mientras que la llave original se la llevó a la universidad, y como ella había dejado el auto de sus padres en un mecánico, tuvo que esperar como veinte minutos a que llegara el bus.
Aún así llegó a la universidad una hora tarde, y como se saltó una clase, tuvo que asistir a la siguiente clase, y por suerte no veía rastros de Jack por ningún lado, así que estaba tranquila, pero tenía un poco de dolor de cabeza.

Las horas pasaron y la universidad se encontraba tranquila, todo parecía estar normal como si nada hubiera pasado, sin embargo Yudith jamás olvidaba al profesor Iraola, después de todo no había sido un profesor más.
Al terminar sus clases, Yudith quiso ir a visitar al profesor Iraola al cementerio, pero cuando estaba saliendo de la universidad se topó con Erick en la puerta, y éste estaba parado al lado de su auto.

— Hola querida -exclamó Erick-.

— Hola Erick, parece que hoy no estás ocupado -dijo Yudith cabizbaja-.

— Digamos que hoy tengo un día libre, pero ¿Qué pasa con esa carita triste? -preguntó Erick preocupado-.

— No es nada, es sólo que ahora iba ir al cementerio a saludar a mí profesor, y eso me hace sentir un poco triste.

— Hey no te preocupes, el hubiera querido que lo recuerden con una sonrisa, así que sonríe mí vida -dijo Erick abrazándola-.

— Tienes razón Erick, gracias por consolarme, tus palabras siempre me consuelan. -dijo Yudith sonriendo-

— Vamos, te acompaño a visitar a tu profesor.

Ambos subieron al auto, y en el camino al cementerio ambos iban charlando.

— ¿Sabes? El era un gran hombre, era como un segundo padre para mi, y yo era como su hija. -dijo Yudith melancólica-.

— Me imagino, es una lástima que yo no lo pude conocer.

— Además era un hombre revolucionario y decidido, gracias a él la universidad a la que asisto está tranquila, y tenemos grandes profesores dispuestos a enseñar. -dijo Yudith mientras caía una lágrima de alegría-

— Que bueno, me encanta verte con una sonrisa cuando hablas de ese hombre, por cierto mira, ya llegamos.

— Erick, ¿Puedes quedarte aquí un rato? quiero un momento a solas para saludar al profesor.

— Está bien querida no te preocupes, yo te esperaré aquí. -dijo Erick-

— Gracias.

Erick frenó el auto, y se quedó en él, mientras Yudith bajó, y en la entrada del cementerio vió que estaban vendiendo flores, así que compró un lindo ramo de claveles y luego fue a donde se encontraba el profesor.
Allí se arrodilló un poco para dejar las flores al lado de la lápida del profesor.

— Tanto tiempo profesor, ya han pasado meses y todavía no caigo en que usted no está aquí conmigo y mí familia. A veces cuando recorro los pasillos en la universidad, suelo recordar como usted me saludaba y como tomaba su café en una de las bancas, mientras charlaba con sus otros alumnos.
Además ¿Adivine que? Creo que estoy comenzando a tener amigas al fin, y aunque sean sólo dos chicas, son geniales y están igual de locas que yo.
Si le contara todo lo que me pasó en estos meses se sorprendería mucho, pero bueno, ya vendré a contarle mis historias luego -dijo Yudith mientras se reía-.

De repente Yudith notó una silueta que se reflejaba en la lápida, y cuando volteó vió a Jack detrás de ella, así que se levantó rápidamente.

— Hola Yudith, lo lamento no quería interrumpirte. -dijo Jack cabizbajo-

— De todos modos ya me iba -dijo Yudith caminando unos pasos-.

— Espera Yudith, no puedes ignorarme para siempre.

— Si puedo Jack, al principio será difícil pero me acostumbraré -dijo Yudith dándole la espalda-.

— Pero Yudith, tenemos que hablar.

— Tú y yo no tenemos nada de que hablar. Cuando me veas en la universidad ignorame por favor, porque ten por seguro que yo lo haré.
Adiós -dijo Yudith yendosé-.

Yudith se fue al auto con Erick, y no volteó en ningún momento para mirar a Jack. Ya en el auto, Erick comenzó a conducir dirigiendose al departamento de Yudith.

— ¿Tuviste una buena charla con tu profesor? -exclamó Erick mientras conducía-.

— Si, me gusta contarle un poco de mí vida al profesor, aunque suene tonto -rió Yudith-.
Por cierto Erick, ¿Puedes dejarme a unas calles de aquí? debo recoger el auto de mis padres del mecánico.

— Si, tú tranquila. ¿Tienes algo de tiempo hoy a la noche?

— Supongo que si, ¿Por?

— Perfecto, te llevaré a un lugar espectacular, y es sorpresa así que no preguntes. -Erick rió-

— Siempre me haces lo mismo, no se vale. Asegúrate que lleguemos temprano, porque mañana tengo que ir a la universidad.

— Está bien, ¿Entonces te paso a buscar por tu departamento a las 8 pm? -preguntó Erick-.

— Okey, mándame un mensaje cuando llegues al departamento a las 8.

Ya habían llegado al mecánico, por lo que Yudith se despidió de Erick con un pequeño beso, pero al cerrar la puerta del auto, Erick abrió una ventanilla y le habló.

— Heyy, ¡Alistate para un buen baile querida! -dijo Erick-.

Al instante Erick puso en marcha el auto, y se fue, mientras Yudith sólo se reía.
Luego Yudith retiró el auto de sus padres y se lo llevó a su departamento, pero cuando llegó, Yudith abrió la puerta del departamento y se llevó una gran sorpresa. Las chicas habían limpiado todo el desorden y le habían dejado una pequeña nota en la cocina, que decía:

"Querida amiga Yudith, pensamos que era de mala educación irnos sin limpiar un poco, así que ordenamos el desastre que armamos anoche. Te dejamos ésta nota porque no queríamos interrumpir tus clases.
¡Tenemos que repetir otra noche entre amigas, fue muy divertido!

P.d: Pensamos que estarías con el mismo dolor de cabeza que nosotras, así que te dejamos una pastilla para bajar el dolor, suerte!
Chaito!

                                   Magui y Caro♡

La vida de Yudith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora