La carta

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Esa noche Yudith se quedó en casa de sus padres, y gracias a las palabras de su madre se sintió mejor.
Para ella no había nada mejor que los cálidos abrazos de mamá, ya que siempre la contenían en sus días más desagradables.

A la mañana siguiente el padre de Yudith fue a despertarla casi al mediodía, resulta que él le había llevado una taza de café con medialunas a su alcoba para sorprenderla.

— Hola hija, despierta o sino me comeré las medialunas -el padre rió-.

— No papá, son mías -dijo Yudith sentándose en su cama agarrando la bandeja completa-.

— ¿Viste que rápido te puedes levantar?

— Es que con mí cafecito no se juega -dijo Yudith riendo-.

— ¿De nada no?

— Ah cierto, gracias papá, es que recién me levanto y no estoy muy despierta del todo.

— Si ya me di cuenta. Mírate todavía tienes baba en el cachete -el padre rió-.

— ¿Enserio? Bueno igual es normal, después me lavo la cara.

— Bueno, te dejo desayunar tranquila hija. -dijo el padre saliendo de la habitación-

— ¡Gracias papá!

Después de un buen rato Yudith terminó de desayunar, se lavó la cara, y luego ayudó a cocinar a su padre.
Al cabo de unas horas, ya era tiempo de almorzar, así que alistaron la mesa y todos se sentaron a comer.

— ¿Qué pasó ayer hija? Pensé que nos ibas a presentar a tu pareja. -dijo al padre-

— Será para la próxima papá, es que él no se sentía bien y se tuvo que ir. -dijo Yudith cabizbaja ocultando la verdad-

— ¿Y que pasó con el auto? Tu mamá me contó que tuviste un pequeño accidente. -dijo el padre mientras comía-

— Ah eso, si, el auto derrapó en el barro, pero por suerte no pasó mucho.

— La próxima ten más cuidado. -dijo él-

— Por cierto, hoy ya regreso a mí departamento, así que no me extrañen -Yudith rió-.

— ¿Qué? ¿Tan pronto? -preguntó la madre-.

— Si mamá, no puedo dejar solos a mis retoños, además ¿Quién los alimentará?

— Tienes razón, pero por lo menos llama más seguido, o sino te iré a buscar hasta tu departamento y te daré un buen palazo. -la madre rió-

— Ay mamá, eres muy agresiva, además no puedes golpearme porque yo los voy a mantener cuando termine de estudiar mí carrera.

— ¿Y quién dijo que nos mantengas? -dijo el padre-.

— Yo lo digo. Ustedes ya me han apoyado mucho en estos años, y ahora es mí turno de devolverles el favor.

— Suerte hija, ya te falta poco para terminar la Universidad, este año es el último. Seguro te irá muy bien. -dijo su madre-

— Eso espero, ya falta muy poco para cumplir un gran sueño. -terminó de decir Yudith-

Todos siguieron charlando mientras almorzaban, y luego Yudith los ayudó a limpiar un poco la casa. Más tarde ella regresó a su departamento y se tumbó en la cama a pensar en Erick y aquellas palabras hirientes;

"¿Acaso todo este tiempo fue en vano?"

"¿Realmente me amó?"

"No pudo haber fingido todo este tiempo"

"¿Es que acaso no entiende que su madre lo utiliza?"

Después de pensar un buen rato Yudith se quedó dormida, y aún dormida sus ojos desprendían algunas lágrimas.

Al cabo de unas semanas Yudith se la pasó un poco deprimida y cada vez que encendía la televisión veía más y más noticias de Erick y su nueva prometida.
En esas semanas Yudith guardó el anillo de compromiso que Erick le había dado, en un cajón vacío y solitario, ya que no se sentía lista para tirarlo.

Una tarde, el día 10 de Agosto llegó, y ese día era la boda de Erick, por lo que Yudith estaba más que triste y desolada.
Ese día Yudith encendió la televisión, las noticias no paraban, y se decía que la boda sería en el " Gran Hotel Palace" a las 7 pm, y que asistirían todo tipos de empresarios.
Ya casi eran las 5 pm y cuando Yudith apagó la televisión, el timbre sonó, así que fue a atender corriendo con la esperanza de ver a Erick. Sin embargo, antes de abrir la puerta, se topó con una carta en el piso. Yudith vió el sobre pero no había nombre, así que ignoró el timbre, se sentó en el sofá, y comenzó a leer la carta.
Mientras Yudith leía la carta la piel se le erizaba, y de sus ojos caían muchas lágrimas.
La carta decía así;

"Querido amor de mí vida, si estás leyendo esta carta significa que hoy es el día de mí boda. Así que como no podré volver a estar a tu lado quiero decirte la verdad sobre nuestro rompimiento, después de todo mereces saberlo.
Realmente te amo mí querida Yudith, y no creo olvidarme jamás de ti, porque dejaste marcas en mí piel y en mí alma.
Esa noche que terminó nuestra relación no fui sincero contigo. Terminé contigo porque quería protegerte de mí madre, y si yo no me casaba con Kaily mí madre terminaría con tu vida. No tuve opción bajo sus amenazas, ya que ella siempre ha hablado muy enserio. Lo lamento.

Espero que puedas encontrar una vida feliz, aunque no sea conmigo, y espero que logres todo lo que siempre anhelaste.
Te deseo lo mejor en este vida, porque eres una hermosa persona, y también eres lo más hermoso que me pudo haber pasado.

Al final no pude contarte que encontré algo mejor que un apodo para ti. Eres como mí "Evangeline", porque siempre eres una buena noticia para mí, y eres la que apareció en mis noches más oscuras como una estrella fugaz.

Nunca te rindas, eso no está en ti Yudith, y gracias por tan bellos momentos. Jamás te olvidaré mí querida Evangeline..

                      Tu Dorito Erick"

Yudith no pudo contenerse, su cara estaba empapada de lágrimas, y se sentía completamente impotente. Sin embargo atrás de su puerta alguien aún seguía insistiendo mientras tocaba el timbre y golpeaba la puerta, así que Yudith se levantó con la carta en sus manos y abrió la puerta lentamente.
Mientras abría esa puerta su mente estaba con un sólo pensamiento;

"¿Será él?"

La vida de Yudith Donde viven las historias. Descúbrelo ahora