Capitulo 4

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Es lunes por la mañana, me preparo para ir a estudiar, una vez listo salí hacia la ecuela. Al llegar Zac y yo nos pusimos de acuerdo para ir a inscribirnos y saber si somos seleccionados para entrar al laberinto, la verdad tenia miedo, pero estaba emocionado, no se que cosas me esperan ahí adentro, si el fracaso o la victoria, espero que sea la victoria.

Al terminar las aburridas clases, nos fuimos al centro, donde estaban las inscripciones, no estaba tan larga la fila, solo eran como veintinueve personas, sin contar las que faltan, y eso que solo quince son las que entran al laberinto, esperamos un buen rato, hasta que llegó nuestro turno, caminamos hacia una cabina, y estaba una computadora, donde teniamos que poner nuestro nombre, edad, fecha de nacimiento, direccion de nuestro hogar y nos escaneaban el ojo derecho. Terminamos, y estamos en camino a nuestras casas, nos encontamos cerca de la salida del centro cuando veo a la hermosa chica de grandes ojos azules con nombre Camila, estaba llorando, me dió mucha lastima verla así, pero ignoro y continúo con nuestro camino hacia nuestros hogares.

Al llegar a la calle North Pusolim, tenemos que cambiar de rumbos, el se marcha por la Uzes Aveneue y yo por la Gorieg Avenue, en el recorrido de ese punto del lugar hasta mi casa estube pensando en el laberinto, en qué cosas se podran esconder allí adentro, en cuales serian algunas de las trampas y como esquivarlas. Llego a casa huelo un apetitoso olor a carne, ya tengo más de un mes sin comerla, mi familia llega de sorpresa y me da un fuerte abrazo, en realidad no sé que está pasando, hasta que mi madre dice:

-- Tu estas haciendo esto por nosotros, hijo

-- ¡Madre! ¡No era necesario! -- Digo con una gran sonrisa en la cara

-- ¡Claro que si! ¡Mi niño!

-- Pero ¿De donde sacaron el dinero?

-- Vendimos una pequeña joya que teníamos tu padre y yo

-- De verdad, no era necesario, pero gracias, muchas gracias

Mi familia me dio un fuerte abrazo, y lloramos juntos, me dijeron que todo saldría bien, y que en poco tiempo tendríamos nuestra casa en Dabland y viviriamos una vida felíz. Aún no era tan tarde, salí al parque a dar unas vueltas y hacer ejercicio, ya que si salgo electo tengo qué estar preparado. A lo lejos se escuchan gritos, no tengo idea de por qué, de pronto veo que vienen hacia mi unos terribles perros, no se que raza sean pero me dan mucho miedo, estan muy grandes, me hecho a correr lo más que puedo, los perros están a punto de alcanzarme, cuando de pronto hago todo lo posible para subir a la cima del un árbol, estoy arriba del árbol, los perros siguen allí, paso un buen rato ahí arriba, y nadie hace nada para que las bestias se alejen, es más, hacen como si nadie estubiese aqui, después de un rato los feroces se alejaron y pude bajar tranquilo el árbol, la parte buena fue que hice mas ejercicio del que tenía planeado.

Pasaron tres días desde que me persiguieron los perros, tres días normales de ir a la escuela, de comer muy poco y cosas así, este día dirán los resultados de los quince contrincantes.

Erán las tres y quince minutos de la tarde, mi familia, la madre y el padre de Zac, mi amigo y yo, fuimos al centro, donde habia un gran festival, con comida gratis, música en vivo, animaciones como payasos, mimos, etc. Después de haber comido carne enrromada, un platillo típico de Maro, se escuchó la voz de Cerapul Acca, la gobernante de Maro, diciendo un largo discurso sobre la apocalipsis de hace mas de 1200 años, y sobre la pobreza que generó, etcétera, etcétera, etcétera. Mas tarde dice el nombre de los cuarenta y nueve inscritos para poder entrar en el laberinto, yo soy el número Venticinco y Zac el veintiseis, en realidad no me fijé que número era Camila, después metieron cuarenta y nueve papeles a una urna con los números del uno al cuarenta y nueve, batieron bien la urna y el primer papelito que sacaron contenía el número treinta y seis, era un chico bajo, y se veía muy debilucho, fueron pasando a los demás, unos son grandes y se ven que son fuertes, otros, al igual que el primero, se ven debiles o que no podrán lograr ganar en el laberinto, en realidad no tengo idea de por que se inscriben si es obvio que van a perder literalmente. Sacaron el octavo papel de la urna, era el número cuarenta y uno, en eso pasa Camila el centro, ella es el número cuarenta y uno ¡Ella comeptirá!, que suerte, bueno, en realidad no.  La gobernante nombra al noveno, y después al décimo, diciendo así:

-- El décimo contincante que se enfrentar´al temible laberinto, el que arriesgará su vida por una mejor es el número... Veinticinco 

Al momento en el que dijeron mi número sentí miedo y alivio, tal vez recupere mi vieja vida, y hasta sea una vida mejor, o tal vez muera, así de simple. Cerapul nombro a los conrincantes, del onceabo al catorceabo. Está apunto de decir el quinceabo contrincante, Zac aún no había sido elegído, por suerte dijeron su número, Zac y yo, dos mejores amigos en el laberinto, se escucha genial cuando no estás  dentro de el laberinto, pero una vez dentro será muy diferente.

Audaz©.  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora