Peter se enfrenta a un mundo que conoce su identidad secreta, lo cual atraerá a nuevos enemigos que lo pondrán a él en la mira al igual que a sus seres queridos. Al mismo tiempo, Peter deberá lidiar con el regreso de su mejor amigo de la infancia, H...
-Harry Osborn- le devolví el saludo, corriendo rápidamente a su encuentro. Al llegar frente a él le di un gran abrazo, el cual él devolvió alegremente.
Al separarnos, él me revolvió el pelo mientras reía.
-Mírate nada más, creciste-me dijo.
-Sí, es lo que hace la gente con el paso de los años-respondí, también sonriendo-. Digo, mírate a ti. Siempre fuiste algo rebelde a la hora de cortarte el pelo, pero ¿no tenían peluquerías en Suiza?
Rió.
-Te extrañé, Peter.
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-Y yo a ti, Harry.
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Nos dirigimos a su balcón, donde tenía un par de sillas y una mesa. Mientras nos sentábamos, una mujer nos trajo jugo y galletas por si nos daba hambre.
-Entonces, ¿cómo ha estado Nueva York desde que me fui? No parece haber cambiado mucho-preguntó.
-Pues no cambió mucho-le contesté-. Claro, si no tienes en cuenta el ascenso del crimen.
-¿En serio? No creo que hayan tenido problemas con eso gracias a ti.
Nos quedamos en silencio y bajé la cabeza. Harry fue quien volvió a hablar.
-¿Cuánto tiempo has sido Spider-Man?
-Un par de años. Tenía 15 cuando sucedió.
-¿Puedo preguntar cómo?
-Claro, supongo que puedo contártelo ahora. Fue en una excursión con la escuela a Oscorp, fui mordido por una araña genética modificada. Lo siguiente que sé, es que tengo estos poderes. Lo de pelear contra el crimen... bueno, fue por el tío Ben.
-Me enteré que falleció, Peter. Lo siento mucho, era un buen hombre.
-Sí, lo era. Me inspiró a ser todo lo que soy hoy.
-En síntesis, es culpa de mi padre el que tengas estos poderes-dijo, cambiando el humor.
