Subyacen los resquicios de marea.
Se calman los fondos de las tinieblas.
Y con gran enojo, retumban
las riquezas de la luz de los rayos de Dios,
que asombran el mundo con el zumbido
del piano, alabando a la antítesis
de la avaricia; mientras los vivos
arraigados al "yo te poseo"
se vuelven de plata y acero.Y con un veneno de víbora,
nace el diablo Mammón
con sus dientes afilados
de plata seca y cuernos
de sirena que le cantan
al oro que rebota por corazón.Y retumban los azúcares
de piedra rayados,
por la lacra de las uñas
pidiendo fuego a costa
del alma, que grita a bocajarro
el deseo de devorar materia.Tiemblan los ríos,
y de Pactolo solo
se desata el canto
ahogado del llorón
rezandole a la tumba
de las luciérnagas,
que aúllan a la eterna
misericordia de la luz,
fugitiva del anhelo
a los besos verdaderos.Y camina el rey Midas,
erguido besando la Luna,
pisando con fuerza
los suelos de leña,
que esconde el oro
de caña y reza.Pero, demonio, qué pretende
el valo ser tesoro
si de los ojos de Cristo
emerge el oro
de los pobres
que gimen esperanza,
para recibir gloria.
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LOS SIETE PECADOS CAPITALES. ©Elena Díaz G. (poesía)
PoetryCuidado, cuidado, Dios lo ve. Cave, cave, Dominus vídet. Y en la batalla del infierno con la muerte de pretexto, silba el juicio de lo eterno. Infierno o gloria, esa es la cuestión. Y de los reinos de los cielos, haciéndoles frente a los príncipes d...