Sollozan los búhos
en el cielo diurno.
No quieren vuelo,
solo la acidez
de la noche,
para adormilarse
en las ramas
de las estrellas.Y entre el conformismo
de la marea, que retrocede
sin prudencia.
Y entre las conchas
de sirena silenciosas
de miseria, aparece
el trono de Belfegor.
Y con la suave
ironía de las aves
que lloran heces
de piedras mohosas,
el retrete se sumerge
en la costa.Más camina el príncipe
por la arena con el desdén
de desgarrar
la ceniza que reposa
sobre las crismas de los vivos.
Y los vivos, tan inertes
después de haberse
prendido en fuego,
desollan la razón
de vivir mejor.
Y tan cansados,
después de escuchar
a las sirenas,
que apaciguan
su inercia,
se desheredan
del motivo de las
quinielas de los ancestros.Y se acaricia la barba
blanca de anciano,
mientras sus cuernos
se corren con el aire.
Así se sienta a reposar
el inconformismo,
mirando hacia el mar,
viendo como supura,
supura y supura.
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LOS SIETE PECADOS CAPITALES. ©Elena Díaz G. (poesía)
PoetryCuidado, cuidado, Dios lo ve. Cave, cave, Dominus vídet. Y en la batalla del infierno con la muerte de pretexto, silba el juicio de lo eterno. Infierno o gloria, esa es la cuestión. Y de los reinos de los cielos, haciéndoles frente a los príncipes d...