Y con un leve chasquido
los rosarios calumnian tu verdad
que se deshacen como las lágrimas
de oro de la Trinidad
y la virgen, devorada
por la santidad,
llora a su hijo muerto
por tu alabanza a la oscuridad.Y con tus jinetes aterroriza
a la humanidad perdida,
cuyas alas chamuscadas descansan
sumergidas en el mar de los muertos,
por la avaricia de los vivos,
que sobreviven a base de esqueletos
infectados de gusanos amargos.Y con tu mandorla, señor,
castiga a los vengadores del horror,
condena a los impuros de corazón,
y quema a los corruptos por su desazón.Y ahí va Caronte
con su lengua de plata
y la garganta encascarillada
con lágrimas y gritos de pena,
mientras rema con
sus desterrados acongojados.Mas el purgatorio te mata,
y te condena; ya no hay sigilos,
ni cambios, ni pobreza,
solo bienaventurados los que rezan.Pero son los pecados
capitales tu mayor pena,
que te han implorado
el infierno por condena.
Así que quítate el velo,
virgen Eva, que la eternidad
del fuego solo empieza.
Y con Cerbero a las puertas,
ándate con ojo.
Y rómpete las flechas
del Cupido, que mataste
por la benevolencia
y respeto a tus ansias
de devorarte el corazón
en el pecho de tu delator.Y con un atisbo de verdad:
la vida se vuelve muerte;
la muerte se vuelve eterna;
la eternidad se vuelve latente
con sus juicios ahogados
en el santísimo purgatorio,
jugándose el frío infierno
o la calurosa gloria de Dios.Y estrellita naciente:
con la mortalidad,
el llanto inocente
se quiebra a las bestias
por el génesis
que te silba a la oreja.
Así, estrellita bonita:
cuidado, cuidado,
que Dios lo ve todo.
Cuidado, cuidado,
que tus pecados
llevan a otros
y los siete príncipes
del infierno los devoran
poco a poco.
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LOS SIETE PECADOS CAPITALES. ©Elena Díaz G. (poesía)
PoetryCuidado, cuidado, Dios lo ve. Cave, cave, Dominus vídet. Y en la batalla del infierno con la muerte de pretexto, silba el juicio de lo eterno. Infierno o gloria, esa es la cuestión. Y de los reinos de los cielos, haciéndoles frente a los príncipes d...