Constantine [Keanu Reeves y Tn]

2.

—¿A dónde? — susurré, me dije a mi misma que hablando podíamos llegar a algo. Él sonrió.

—Al infierno por supuesto— antes que pudiera hacer un movimiento, se abalanzó sobre mí de manera agresiva, me logró tumbar en el suelo y comenzó a estrangularme.

—¡Joder que es un soldado! —gritó James a un lado mío, lo fulmine con la mirada mientras pataleaba para quitármelo de encima.

—I...di...ota— logre articular, sentía como trataba de entrar en mí, pero estaba luchando porque eso no sucediera, en vista de que James no tenía los testículos suficientes para enfrentarse a él, rebusqué entre mis cosas, en mi bolsillo, me estaba faltando el aire, él gruñía de satisfacción y nadie del almacén hacia nada tampoco, parecía que estábamos en una burbuja.

Saque una pequeña cruz de mi mochila, y una vez la tuve en mi mano se la coloque en la cara al demonio, esté grito y comenzó a salir humo del área afectada, aproveché de darle una patada en el abdomen, tomé la cinta de mi mochila y enrolle la cruz en toda su cara, y lo que me sobraba, forcejeé hasta que logre colocarme sobre él.

—¡Tráeme un galón de agua! — grité, James seguía inmóvil—¡James!

—S—si— salió corriendo, seguí dando pelea con el demonio, cuando James llegó arrastrando el agua, le quite la cruz al demonio y la arroje dentro de la botella, se retorcía de dolor, y cuando se logró librarse del agarre improvisado, rocíe el agua sobre él, los gritos no se hicieron esperar, las luces parpadearon más y luego silencio.

—Dios— dije tirándome al piso, James parecía temblar, me puse de pie, tomé mi mochila y salí del supermercado— Joder—toque mi labio, estaba roto, seguí camino a mi casa, no sentía a James, así que asumo que estaba a una distancia prudencial, la luces de la calle comenzaron a parpadear, y escuche algunas voces tan características en un idioma diferente al de los humanos en general, miré como horda de demonios paso por encima de nosotros, nadie lo noto por supuesto y tampoco depararon en mí, la horda iban en dirección contraria a la mía— Que extraño— me susurré a mí misma y seguí mi camino a casa.

—Hay mucha actividad demoníaca ahí afuera— me susurra James en la oscuridad de mi habitación, le estoy dando la espalda y no he hablado con él desde que paso lo del supermercado, pudo haberle lanzado algo, él tiene esa capacidad a fin y a cabo— ¿Sigues molesta?

No respondí, no quería hacerlo, no es lindo cuando alguien entra a tu cuerpo y te manipula, aunque eso no es lo peor, lo peor viene después de que ha salido, la fiebre, los vómitos, el mareo, la debilidad.

—¿Por qué no hiciste nada? — le susurré mirando al techo— Pudiste hacerlo.

Él guardó silencio, me puse de pie y me preparé para ir a da una vuelta, era sábado y en época lluviosa, no me importaba mucho, quería despejarme en mi día libre. Me puse un jean, mis botas negras, un suéter color café sobre una camisa de tirantes blanca y tomé mi otra mochila (la otra estaba hecha pedazos).