Epílogo.

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Había muchas cosas que todavía no me quedaban del todo claro con respecto a ese día, pero decidí que estaba demasiado agotada mentalmente como para pedirle explicaciones a John, este último le encomendó la tarea a Ángela de ocultar la lanza en un lugar donde nadie, ni siquiera nosotros pudiéramos encontrarla. Ella aceptó dudosa y se despidió diciendo que nos vería por ahí.

La partida de James me había dejado un trago amargo en la boca, tanto, que entre en una profunda depresión, no era tan fuerte como otras personas.

Finalmente tenía lo que siempre había deseado, estar sola, no tenía a nadie quien me apoyara, nunca me importó el no tener familia y amigos porque James era mi familia y juntos íbamos contra el mundo, creí que iba a ser siempre así, y su traición junto con saber que él estaba involucrado en la muerte de mi madre...había hecho que colapsara por Dios.

En realidad, no supe cuánto tiempo pasó antes de que finalmente decidiera que era suficiente, suficiente de estar tirada en mi cama todo el día llorando y abrazándome a mí misma, conmiserando a mi persona y preguntando una y otra vez a Dios porque me pasaba esto a mí.

Mi cama era un desastre sin mencionar el apartamento entero, con un olor nauseabundo, era de esperarse, después de ver recoger el periódico de ese día me di cuenta de que habían pasado un par de meses, por Dios que apenas si salía a traer más comida y pagar los recibos (aún me quedaba mucho dinero por trabajar en ese bar demoniaco)

Mi depresión era tal que, si había tomado dos duchas a la semana, era bastante impresionante, me la pasaba comiendo helado, pidiendo comida rápida o cocinando algo sencillo (si es que no pasaba largos períodos sin probar bocado)

Se que debí buscar ayuda con profesionales, pero no quería volver a un hospital psiquiátrico o terapia, había tenido demasiado de eso, incluso considere el suicidio, pero esa idea se fue tan rápido como llego debido a que sabía lo que había después de la muerte...y ver a James allá abajo no era uno de mis planes.

Pero entonces, mientras hacía un poco de limpieza (porque en verdad mi casa y mi había olían horrible, por Dios mi vida de ermitaña no había salido tan bien), supe que había tocado fondo y debía volver a la superficie, debía dejar todo atrás y pasar página.

Finalmente me duché y me vestí con un top negro con cuello de camisa de vestir, una falda suelta que me llegaba a las rodillas, medias negras al igual que mis botas y una gabardina negra.

Si iba a tener un nuevo comienzo, debía de hacerlo bien, me maquillé discretamente y tomé mi celular, con batería después de esperar todo este tiempo para ponerlo a cargar. Tenía muchos mensajes y llamadas perdidas, entre ellos un número desconocido que, fue la única que causó una sonrisa en mi rostro.

¿Aún era demasiado tarde?

No.

Envié un mensaje a ese mismo número, tomé mis llaves y salí a la calle a tomar un taxi para ir a su casa, extrañaba viajar con Chas y me dolía su muerte, a pensaba en él con frecuencia y uno de los misterios que rondaban en torno a él, jamás encontramos su cadáver.

—Gracias— le dije bajando del taxi entregando el dinero, entrar a ese lugar me traía tantos recuerdos y me causaba tantas emociones a la vez, toqué la puerta, pero al parecer no estaba en su departamento, hice una mueca y subí por las escaleras hasta llegar a la azotea, donde lo vi de espaldas mirando a la ciudad de Los Ángeles hacer su vida ahí abajo

— Lindo lugar— le comenté, él se giró y me coloqué frente a él. Me miró preocupado y se acercó más a mí.

—¿Estas bien? Te ves...diferente— hice una mueca, sabía que, aunque estuviera maquillada, se notaba que aún estaba un poco mal por los hechos.

Constantine [Keanu Reeves y Tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora