15.

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—No hay un acto diecisiete en corintios — nos dijo Ángela con una mano en el volante y la otra sosteniendo su rostro, estábamos mirando los tres por la ventana, John en el asiento de copiloto, yo detrás de él y James detrás de Ángela. A través del espejo, cruzamos un par de miradas con John, lo que sin poder evitarlo formó una sonrisa en mi rostro.

—Corintios llega a veintiún actos en la biblia del infierno.

—¿Tienen biblias en el infierno? — le pregunté.

—¿Para qué carajos quieres una biblia en el infierno? — preguntó esta vez James.

—Pinta una imagen diferente de las Revelaciones —respondió John— Dice que el mundo no acabará por la mano de Dios, si no que renacerá en el brazo de los condenados. Si me lo preguntas a mí, fuego es fuego— me miro a través del espejo al decirlo, le dio una calada a su cigarrillo y luego lo arrojó por la ventana.

¿Cómo era posible causara que tuviera mariposas y me sonrojara con solo hablarme?

Era increíble.

— 16:29, 16:30. Cielos esto no es bueno— la voz por el teléfono me trajo de vuelta a la realidad después de estar viajando en mi isla de la fantasía, John había llamado a un amigo que casi siempre estaba en el lugar donde él vivía, pero había salido de viaje y acaba de regresar, por lo que ahora si podía solventar todas las dudas que nos estábamos haciendo, viendo los manuscritos— "Los pecados del padre sólo pueden ser expedidos por los pecados del hijo".

—¿El hijo de quién? — pregunto Ángela angustiada.

—Pero no puede cruzar, Beeman— le dijo John.

—Mammon— dije para mí misma y James me miró con horror.

—Ay Dios, se viene el fin del mundo y nosotros estamos involucrados Tn— tome el puente de mi nariz, James solía ser muy miedos y lo entendía ahora, pero teníamos que hacerle frente de alguna manera.

—Es imposible que cruce— se dijo John así mismo.

—¿El hijo de quién? ¿De Dios?

—No, del otro, Ángela. El diablo también tuvo un hijo— le respondí ahora yo— Y si puede cruzar John.

— Eso es imposible Tn.

—Aquí esta — hablo Beeman por el teléfono— es el símbolo de Mammon, el hijo del diablo— John exclamo una maldición.

—Mis sospechas eran ciertas al parecer —murmuro bajo.

— Espera aquí dice que...— se escuchó un fuerte ruido del otro lado del teléfono, como si pudiera ver a través de este, John se acomodó y lo miró fijamente.

—¿Beeman? — preguntó un poco preocupado.

—Si. Perdón, no, estoy aquí — se aclaró la garganta y continuo— Dice que Mammon no tiene paciencia para las reglas de su padre y ansía formar su propio imperio de fuego y sangre.

—¿Será muy tarde para desertar de esta mierda? — me pregunto James en un susurro y yo lleve mi dedo índice a mis labios, indicándole que guardará silencio. Escuché un eco al fondo, y entonces sentí que algo no andaba bien, algo no comenzaba a estar bien, sentí que una pequeña palpitación se comenzaba a formar en la boca del estómago.

—Mammon sería el último demonio que querríamos que cruzara a nuestro plano. Espera, espera, aquí parece haber una manera.

—Siempre hay una trampa.

— ¡Oh por Dios! — exclamó y todos me miraron con desconcierto— Para pasar necesita a alguien que esté entre los dos planos alguien que pueda ver lo que otros no, pero no puede ser cualquiera, debe de ser alguien extraordinario, necesita de un psíquico muy poderoso.

—Isabel— susurró Ángela.

—Pero no sería suficiente.

—¡La lanza del destino! ¡Necesita la lanza del destino John! — coloqué una mano en su hombro y lo sacudí levemente.

—Es una chica lista John, te felicito— dijo Beeman en el teléfono, Ángela soltó una risita y miró con picardía a John que le dio una mala mirada, luego murmuro algo por lo bajo, no hice más que sonrojarme porque se notaba que Beeman no parecía que se refiriera a mí como una simple conocía, había profundidad en sus palabras y complicidad a la hora de decirlo, me pregunté si John le había por casualidad contado de mí— Para que Mammon cruzara, necesitaría ayuda divina. Para cruzar Mammon necesita la ayuda de Dios.

—Y por eso necesita la lanza— le respondió John.

—Aja— coloque una mano su hombro, se giró para verme fijamente y su mirada se preocupó al verme tan seria.

—Tenemos que darnos prisa— comenzaba a sentir el palpitar más intenso, él miedo y el mal presentimiento iban también en aumento.

—¿Por qué?

—Algo malo está pasando— le dije ahora más angustiada.

—¿Qué sientes?

—No lo sé, necesitamos llegar, cuanto antes John, tengo un mal presentimiento.

—Dice que...— escuche ahora un fuerte golpe y como unas máquinas comenzaban a trabajar al fondo, mi rostro se transformó en horror y la palpitación estaba más fuerte que nunca.

—¿Beeman?

—John, mira, sé que nunca has tenido mucha fe, nunca has tenido motivos para tenerla— estaba nervioso, se notaba asustado, aterrado en realidad— pero eso no quiere decir que no tengamos fe en ti— entonces la llamada se cortó.

—¿Beeman? ¿Beeman? — John le dio una última mira al teléfono y luego intercambió miradas con Ángela—Vamos, rápido— ella aumentó la velocidad.

Ya no me encontraba en el auto, estaba en un pasillo con máquinas a toda marcha, pude ver a un hombre inclinado sobre un libro hablando por teléfono, estaba un poco calvo por la edad, ya que parecía mayor.

Se que nunca has tenido mucha fe, nunca has tenido motivos para tenerla, pero eso no quiere decir que no tengamos fe en ti— dijo al teléfono e inmediatamente corto la llamada, parecía hecho casi un ovillo y temblaba, pareció restregar un ojo suyo, sus gafas cayeron la mesa con un sonido sordo, él comenzó a tener espasmos y a quejarse un poco, traté de acercarme, de ayudarlo, pero me era imposible, como si hubiera un campo de fuera.

No tenía una buena vista, estaba todo borroso y el sonido era amortiguado, de sus ojos, nariz, boca, de todo su cuerpo comenzaron a salir moscas lo miré con horror como se retorcía.

—¡¿Tn?!— me llamo James sacándome de esa visión, estábamos por llegar.

—¡Rápido John! — le grite, Ángela paro el auto y ni bien lo hizo, abrí la puerta y corrí adentro, John me siguió de cerca y los demás también. Empuje unas puertas de cristal que daba a una sala de bolos, el aire se sentía cargado y un intenso olor a azufre se sentía. John se detuvo junto a mí.

—¡Beeman! — grito en cuanto noto el olor y siguió corriendo.

—Azufre— dijo Ángela y se adelantó a seguir, la palpitación había parado, lleve una mano a mi vientre, habíamos llegado tarde, había pasado lo mismo que cuando estábamos cenando con John, la misma sensación que cuando había llegado donde su amigo estaba muerto.

—Ay no— susurré y caí de rodillas, sentí que James se ponía de cuclillas a mi lado— Hemos llegado tarde— siempre había tenido presentimientos parecidos y siempre los seguía si eran buenos o malos, pero desde que había regresado del infierno, este se había intensificado, incluso había descubierto que podía tener visiones, me sentía frustrada, si estaban más desarrolladas mis habilidades, debía poder evitar este tipo de cosas, pero seguía siendo una inútil.

Mis ojos se cristalizaron, y sin poder evitarlo, rompí a llorar, James paso sus brazos por mis hombros y yo no hice más que abrazar mis piernas.

Sabía que algo feo se avecinaba, sabía que Ángela sería la siguiente en ser buscada, y tenía que protegerla, tenía que evitar que el mundo se fuera al diablo.

Costará lo que costará.

Constantine [Keanu Reeves y Tn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora