Constantine [Keanu Reeves y Tn]

12.

La noche transcurrió normal, John me llevó a una especie de cafetería y nos sentamos en una mesa con vistas a la calle, James no estaba por ningún lado, pero decidí que me preocuparía de eso después, por ahora, quería pasar un tiempo agradable junto a John, que por cierto la visión en el baño todavía se repetía en mi mente y me hacía sonrojar en cierta manera.

—Cuando vas allá abajo— dijo comiendo un poco de su huevo frito— Gastas mucha energía, té debilita, no solo físicamente, si no emocionalmente.

Si sentí hambre cuando lo ayudé la última vez, ahora estaba que podía matar una vaca y comerla entera; eso se notaba por la manera en que estaba comiendo, había pedido un wafle y una hamburguesa con papas fritas, era una extraña combinación, pero me daba igual.

—Pudiste haberme dicho que necesitabas ahogarme— le reproche, él se encogió de hombros.

—¿Habrías entrado a la bañera si te lo hubiera dicho?

—Touch— le conteste limpiando mi boca con una servilleta, él estaba comiendo tan tranquilamente y yo casi no estaba masticando la comida, cuando reparé en eso, me modere un poco— Todas esas almas...—susurre recordando fugazmente lo que había visto.

—Lo sé— me dijo, sentí lástima porque dentro de poco él también estaría ahí abajo, sufriendo más que cualquiera de los que estuvieran ahí por ser exorcista.

—¿En verdad crees que ganes el cielo al hacer todos esos...exorcismos y deportaciones? — tome un poco de mi jugo de naranja, una sonrisa triste se formó en sus labios.

—Es lo único que puedo hacer— soltó una pequeña risa de amargura, saco un cigarrillo y mientras buscaba su encendedor me comento— Tantas cosas que he visto, tantas cosas que he pasado y lo que va a matarme es esto— señalo el cigarrillo. Antes de que pudiera encenderlo, lo tomé con mis dedos y lo aparte de él, no se quejó, solo me miró seriamente.

—Si dejaras ese vicio podrías curarte— él negó y delicadamente tomo el cigarrillo de nuevo, esta vez lo encendió y le dio una calada.

—Dicen que es demasiado agresivo— soltó el humo mientras volvía a tomar aire— Es una mierda.

—¿Cuánto tiempo te queda?

—No lo sé, tal vez unos meses y con suerte un año— miro fijamente a la mesa, luego junto la mirada conmigo— Dicen que debo comenzar a prepararme, pero hacerlo significa que estoy aceptando que voy a morir.

— Eso es muy horrible.

—Lo es— un silencio incómodo reino por unos minutos, el frunció el ceño y me miró extrañado— ¿Dónde está tu amigo?

—Realmente, no lo sé, cuando ingresé a tu edificio, me dijo que no podía entrar, que algo se lo impedía— lo miré y ate cabos— ¿Son por las marcas en la puerta? — él asintió.

—Dime algo— se inclinó en la mesa y buscando en mi mirada añadió— ¿Estas segura que no es un hibrido? — fruncí el ceño confundida.

—Por supuesto que no lo es, James es...especial, no sé, tal vez es el alma de alguien que murió hace tiempo—desvié la mirada nerviosa.

—Si fuera así, ¿no debería estar en el cielo o en el infierno? — lo miré de reojo.

—Yo...yo...no lo sé tal vez es un caso especial— negué repetidas veces—James no es un hibrido, si lo fuera lo hubiera notado hace mucho tiempo, su aura no es igual a la de los demonios ni los ángeles.

—¿Cómo estas tan segura? ¿No es agresivo contigo? ¿Posesivo tal vez? ¿Intenta o te manipula para hacer cierto tipo de cosas?

—¿A dónde quieres llegar con eso? — hubo un silencio por parte de ambos, en donde solo nos mirábamos fijamente, él tratando de descubrir y llegar más profundo en mí interior y yo bloqueándolo por todos lados en una lucha de voluntades, era obvio que quien cediera primero le diría lo que quisiera al otro — ¿Cuánto puede alejarse de ti? — cambio de tema rápidamente. Fruncí el ceño de nuevo.