Constantine [Keanu Reeves y Tn]

13.

James no llegó a casa esa noche, es decir, había desaparecido, no lo veía por ningún lado, más sin embargo estaba cerca, o eso creía, ya que no sentía dolor, por primera vez en mi vida, me sentí realmente aterrada y sola, estuve un rato sentada en el sofá, mirando la puerta fijamente esperando que apareciera.

Miles de preguntas comenzaron a atacarme.

—James— susurré, sentía que estaba cerca, porque no dolía el hecho que estuviera lejos.

¿Y si en realidad no dolía porque ya no estaba?

¿Y si mi ida al infierno tenía algo que ver?

¿Y si cuando fui él sé que quedó de alguna manera ahí abajo?

¿Cómo comprobaba que en verdad estuviera por ahí?

¿Tendría que ir de nuevo a rescatarlo? ¿Cómo lo haría? ¿Cómo lo encontraría? ¿Podría hacerlo como lo hice con Isabel?

Sentí mis ojos cristalizarse, llevé una de mis manos a mi boca para evitar soltar un sonoro sollozo.

—¿Dónde estás James? — abracé mis piernas y limpié algunas lágrimas que se caían por mis mejillas — Dejo de ser gracioso hace dos horas.

Estuve un rato más así, hasta que me dolió lacabeza de tanto llorar, tome un baño caliente y mientras me vestía para ir adormir, miré la camisa de John sobre la cama, recordé su abrazo con una sonrisa,admito que él olía bastante bien, incluso su camisa olía como él, así que me lapuse y me acurruque en las sábanas de mi cama, hecha un ovillo, después dedarle un par de vueltas a todo lo que paso en el día, caí en un profundo sueño.

—Tn— escuché que susurraban mientras me tocaban el hombro— despierta— restregué un poco mis ojos y me adapté a la luz de un nuevo día, ahí estaba él, parado, vestido totalmente de negro como siempre. Sentí mucha rabia y sin saber cómo fue posible le di una bofetada que lo sorprendió. Nunca había podido siquiera tocar a James, pero era lo menos que me importaba.

—¿Dónde estabas? — gruñí— ¿Dónde carajos estabas? ¿Sabes lo preocupada que estaba? ¿Sabes cómo me estaba muriendo ayer en el sofá esperando que aparecieras? — él seguía con una mano en su mejilla, viendo fijamente el piso— ¡Respóndeme, James!

—¿Cómo puedes decir que has estado preocupada por mí? ¡¿Cómo te atreves a decirme semejante mentira a la cara?!— esta vez me miró con enojo al decirlo, abrí mi boca sorprendida y sé que formé una perfecta O.

—¿Cómo puedes tú decirme eso a mí? ¿Qué te hace pensar que lo que digo es mentira?

—Bueno, ayer parecías bastante entretenida con tu novio, tanto que te olvidaste de mi existencia— me lleve una mano al pecho ofendida— mira, incluso tienes una de sus camisas puestas.