Prólogo

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—¡Rey Demonio! —grité tan fuerte como pude mientras atravesaba el vidrio de una ventana entrando a la sala del castillo —¡Te haré pagar por todo el daño que le hiciste al reino!

—Tal parece que hiciste que todos se levantaran y vinieran a por mí ¿No es así? —exclamó antes de darme la espalda y seguir caminando —Me gustaría felicitarte por ello, pero eso únicamente sería aplaudir un suicidio en masa.

—¡No me des la espalda! —grité antes de tomar la espada en mi cintura y correr con todas mis fuerzas hacia él.

—Es inútil

Como si supiese exactamente lo que iba a hacer, él se movió a un lado evitando mi corte, y tomando su espada destrozó por completo mi pecho.

Luego de unos instantes, observé cómo la sangre empezó a brotar de mi cuerpo con una gran rapidez.

Caí al suelo sin siquiera poder moverme.

—C-con solo un golpe... ¿Nada importó? —Lamenté casi agonizando —¿Peleé tanto solo para ser derrotado así de fácil?... M-maldición... Midna... Zoe...

Las lágrimas invadieron mis ojos mientras me arrepentía por ser tan débil.

—Así de simple, yo... les he fallado.

Mientras mi mente se desvanecía, sentí como la magia empezó a recorrer todo mi cuerpo, y cómo mi ojo derecho se tiñó de rojo.

Sentía como si mi cuerpo fuese a explotar en un millón de pedazos, pero también sentía cómo la rabia y la determinación se apoderaban de mi mente.

Aquel poder prohibido había reaccionado a mi deseo de proteger al reino, y finalmente sentía que lo había dominado por completo.

Una ardiente e indescriptible sensación recorría mi cuerpo haciéndome saber que no me dejaría morir.

—Hey, rey demonio, esto ya no se trata solo del reino y mis amigos ¿No es así? —susurre mientras apretaba mi espada con todas mis fuerzas —Si no logro vencerte, ese sello maldito consumirá con sus llamas a toda la humanidad. ¿No es así?

—Si sigues hablando, voy a cortarte la lengua.

—Si no logro vencerte, los destruirás a todos.... ¿No es así? Es por eso que NO puedo perder.

—Parece que estás delirando.... y eso es increíblemente desagradable.

—Ahora mismo puedo sentir los corazones de todos en este reino latiendo como uno solo, y todos en este reino tenemos una sola misión ahora: ¡Derrotarte!

—Tú serás mi maldito trofeo de exhibición, ¡No me hagas matarte ahora! —grito eufórico.

Sentía como el calor del berserk recubría mi cuerpo en ese instante.

—Rey Demonio... por el bien de todos en este reino ¡Yo, Alois Leonhart, acabaré contigo ahora mismo!

¡El héroe vuelve a levantarse!

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