Muerte y Resurrección

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—¡Ten cuidado, Ada, va hacia ti! —gritó Arthur sin poder moverse hacia ella.

—¡Lo tengo! ¡Ilektris...! —gritó Ada intentando lanzar un hechizo.

El lobo saltó hacia ella sin darle tiempo e intentando morderla.

—¡No me da tiem...!

Corrí hacia el lobo y lo empujé evitando que mordiese a Ada

—Déjamelo a mí —dije preparándome para atacar.

Tomé mi espada y corté al lobo rápidamente.

—Quédate detrás de mí... —dije cubriéndola con mi brazo y mirando fijamente a esos enormes perros.

—¿Necesitas ayuda? —preguntó Midna.

—Por supuesto

En seguida una luz cubrió a Ada permitiéndome pelear libremente.

Empecé a cortar a esos perros gigantes esperando a que alguien pudiese reforzarnos.

A pesar de ser monstruos de muy bajo nivel, realmente daban problemas al ser muchos por su organización.

Finalmente Saber llegó y detrás de ella, Iris.

El hacha que Saber cargaba fácilmente podía matar a los lobos, pero por su estructura, generalmente no podía defenderse.

Entonces, Iris siempre seguía a Saber para curar sus heridas y de esa manera ambas se protegían.

Ambas se habían vuelto grandes amigas en todo ese tiempo.

Por otro lado, Arthur y Ada también hacían un buen duo, Ada acababa con una gran cantidad de enemigos mientras Arthur cubría su espalda.

Finalmente, y tras cientos de palizas de parte de mis enemigos, ya había alcanzado el nivel suficiente como para pelear sin ayuda de ninguno de ellos, ya que Midna se ocupaba de cualquier hechizo que necesitase.

Nos habíamos vuelto un equipo fuerte y formidable, y generalmente nos ocupábamos de las misiones más duras.

Al acabar la misión, recogimos la paga y ordenamos bebidas.

Ese día habíamos terminado temprano, así que decidí quedarme a compartir unos tragos con ellos antes de marcharme.

Ellos estaban sentados mientras yo ordenaba las bebidas.

—¿Y bien? ¿Qué necesitas, aventurero? —preguntó la encargada del gremio al atenderme.

—Umhh... necesito un barril y un par de vasos.

—Enseguida —respondió.

Un sujeto dejó la orden frente a mí.

Tras llevar el barril lleno de alcohol en la mesa, regresé a traer los vasos.

Mientras caminaba, un sujeto un poco fornido y con una vestimenta oscura chocó conmigo de manera intencional.

—¿¡Que carajos te pasa, amigo!? —gritó con una sonrisa en su rostro.

—Fue mi error, disculpa —respondí en voz baja mientras me alejaba.

Realmente no me sentía con el nivel necesario como para enfrentar a otros aventureros aún.

Intenté alejarme de él lo más rápido posible y volver a mi mesa, pero el sujeto tomó mi hombro.

—No creas que puedes escapar tan fácil luego de lo que me has hecho.

No quiero problemas, amigo.

Nuevamente intenté alejarme, pero volvió a sujetarme.

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