Capítulo 7: Hablemos

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Paulina

Soy Paulina, Paulina Thompson tengo 28 años, una hija hermosa, una hermana que me apoya en todo aunque a veces peleamos pero eso no quiere decir que no nos queramos mas bien nuestro amor lo demostramos de diferentes formas y no con abrazos ni besos.

Antes era una abogada exitosa y amaba mi trabajo pero cometí muchos errores y termine desempleada, sin el amor de mi vida y siendo madre soltera.

Mi hija no es la mejor ni pretendo que lo sea, sólo es una niña de 5 años que sé que muy pronto tendré que darle explicaciones sobre su padre y la verdad no sé como le haré sin que me odie.

Aunque ahora no se si podre contárselo algún día, pues creo que eh muerto.

Y es que eh acabo de ver pasar mi vida pasar en sólo unos segundos; desde que nací hasta este preciso momento.

Lo que más me duele es dejar a mi hija sin madre, ella se volverá una amargada como yo y esa sonrisa, esos bailes locos que hace, los chistes que cuenta y lo parlanchina que suele ser en ocasiones, todo eso se acabará.

Mi hija será como yo una mujer amargada, que sólo busca la perfección y nunca jamás demuestra lo que siente.

Y no, no quiero que mi hija se parezca a mi ni en lo más mínimo, ni siquiera en los ojos, ni mucho menos en mi carácter, quiero que sea ella que sea única que forme sus propios caminos y que se tropiece con sus propias piedras pero que por ella misma se levanté y que aprenda de ello.

Quiero que sea ella y que si un día quiere ser artista porque le apasiona pintar pues que lo sea al igual que si un día quiere ser doctora porque le gusta ayudar a los demás.

Quiero que mi hija sea una soñadora y no que desde muy pequeña mantenga los pies en la tierra; quiero que le guste imaginar con volar por las nubes y que las muerda pensando que son enormes malvaviscos, que se deje caer por un sendero de flores y sueñe que es un hada que puede logar lo que se proponga.

No, no quiero una hija perfecta, no quiero una pequeña adulta que se comporte ante la sociedad y que no quiera hacer algo que le guste por el miedo al que dirán.

Quiero a una hija sencilla, desafiante, que no se deje intimidar por nadie y siempre de su punto de vista que jamás la callen y menos un hombre.

Que si un día encuentra su príncipe azul no sólo sea la princesa que se queda en casa esperando que su amor llegue al final del día para ser feliz.
Quiero que mi hija salga, trabaje por su cuenta y no dependa de ese príncipe azul sino que se de cuenta que ella vale y vale mucho para quedarse en casa haciendo aseo.

Pero no se si pueda pues si muero, mi hija será como yo y eso es uno de mis más y terribles miedos que tengo desde que la tuve en mis brazos.

Que mi hija siga mis pasos.

Hanna

Una vez llegamos del famoso centro comercial le prepare a Michelle algo ligero para cenar.

-Mich ya nada más ese dulce que estas comiendo y se guardan ya casi es hora de dormir además mañana tienes clases.

Ella me miró mal y de mala gana me entregó la bolsa de dulces quedándose sólo con su paleta que venía comiendo en el caminó.

Michelle odiaba que le quitaran sus dulces.

Sin más se sentó a cenar pregunto por su mamá pero ni yo sabía porque no había llegado.

Tampoco llegó para acostar a Michelle así que me encargue sin problemas; bañarla, ponerle la pijama, observar que se lavara bien los dientes y luego fue corriendo al cuarto de Paulina para acostarse.

Tras Los Pasos de MichelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora