Volví a escribirle a mi mejor amigo y fui ignorado de nuevo. Era otra noche de luna llena y la presión del trabajo, el romance y la amistad estaban por explotar dentro de mi. Logréescaparme de todos los compromisos excepto de uno, el laboral. Tuve que quedarme hasta tarde en la oficina, la edición siguiente debía quedar lista y me tocó estar en guardia para supervisarla. Intenté cambiar el horario pero nadie quiso hacerlo, todos tenían compromisos. El festival de música más importante de la ciudad comenzaba el primero de dos días y no era difícil saber que sus excusas eran más falsas y todos estaría allá. Aceleré mi labor para salir al menos a las 20:00 horas y darme un margen para evitar algún accidente pero no funcionaba, el diseñador seguía cometiendo errores y las paginas de la revista debía desecharlas una y otra vez.
En un momento pensé en dejar la oficina, en terminar la edición como fuese, si al final me despedirían que más me daba hacer o no un buen trabajo. Mi maldita necesidad por no dejar las cosas a medias, por no ser mediocre fue lo que me mantuvo clavado en mi asiento hasta que todo quedara listo. Los minutos pasaban y comencé a sudar en extremo. Tenía que limpiarme la frente cada vez que iba a su cubiculo para que no sospechara que algo estaba mal. Dieron las 21:00 horas y solo quedaban algunos detalles asi que le di luz verde para retirarse e hice los cambios por mi cuenta. Pero al dar un repaso adicional al número registre más errores y se pasaron sesenta minutos más sin percibirlos.
Regresé a mi lugar después de enviar la edición a a imprenta y apagué la computadora y justo en ese momento entró una videollamada de Adrith. No lo pensé dos veces para contestar, al comienzo me pareció extraño y guardé silencio; él había cambiado fisicamente más que yo, su rostro había embarnecido y se dejó crecer el cabello. Esperé a confirmar que fuera él antes de saludar.
-¿Qué hora es allá? - preguntó.
-Pasan de las 22:00 horas
-No tienes mucho tiempo
-¿Lo sabes?
-¿No me enviaste el video para eso?
-Si, ¿por qué no respondiste?
-¿Qué querías que te dijera?...borré el video, si eso te preocupa.
-No, nunca me preocupé por eso.
Había planeado cómo enfrentarme, cómo lidiar con el tema, lo ensayé, pero en este momento mi mente estaba en blanco, también por el hecho de que estaba comenzando a sentirme mal, quedaba poco para la medianoche y me sentía drenado. No era la ocasión ideal para esta conversación.
-¿Podemos hablar mañana?- le pregunté
-Mañana estaré ocupado, bueno, hoy estoy ocupado. Sólo quería decirte que te detesto por no decirme, tengo dudas, muchas dudas, pero sabes que te quiero mucho. Esto es muy extraño.
Dijo antes de colgar. No quise insistir ante la abrupta interrupción porque comenzó un dolor en mi estómago. Si me quedaba en la oficina sería muy peligroso, para comenzar por las cámaras de vigilancia. Si pensaba en apagarlas sería aun más sospechoso, pero el dolor me impedía caminar, mis extremidades se sentían frágiles, era la primera ocasión en que pasaba algo así y me aterré. Me arrastré hasta el switch de las luces y las apagué, quedando en penumbra y con un poco de la luz del exterior dando una visión muy pobre adentro del edificio. Miré el reloj de pared y aun registraban las 22:00 horas con catorce minutos. Tomé mi celular del bolsillo y quedaban quince minutos para la media noche. No era una sensación diferente, tan solo perdí la noción del tiempo.
Me arrastré hacia el baño mientras la transformación comenzaba, respiré hondo en el margen de mi posibilidad para volver a compartir mi visión con aquella de la bestia y evitar me controlara, hoy mucho más que siempre necesitaba tener el control. Afortunadamente no hay cámaras en el baño y no será difícil eximirme de la culpa de haber destrozado los muebles de ese cuarto, el lavabo y la taza quedaron en pedazos.
Mi visión como hombre lobo me permitía ver en la oscuridad, y logré caminar cuidadosamente entre los pasillos. La única manera de salir era por una ventana y sin pensarlo dos veces salí, rompiendo un cristal y saltando de la altura nada peligrosa para una bestia como yo, un piso. Cuando aún tenía un poco de control corrí deprisa hasta perderme en las afueras de la ciudad. En el camino solo dos autobuses y un auto estuvieron a punto de impactarse con mi cuerpo pero logré esquivarlos. Llegué por otra área y una granja me dio la bienvenida, me abalancé hacia una vaca y comencé a devorarla. Estaba perdida entre el sonido de mis colmillos destrozando la carne y mis mordidas y no me percaté de dos invitados.
Sus aullidos llamaron mi atención, estaban más lejos, unos cuantos kilómetros, pero los escuchaba como si estuviesen a mi lado. Sus figuras comenzaron a ser más notorias al caminar hacia la cima de un monte a unos kilómetros, ya entrando en la carretera. Mis orejas se retrajeron en señal de preocupación. Corrí temiendo perderlos. En la ciudad no hay lobos, aquellos que pudiesen estar en las afueras no llaman la atención.
El miedo no estaba infundado, eran dos bestias igual que yo, enormes, una llevaba un pelaje negro brillante que reflejaba la luz de la luna, otra tenia uno de color café claro. El mio era café oscuro, pero el aspecto era idéntico excepto por una cosa, uno de ellos estaba en dos patas. Eran veloces y cuando menos lo pensé estaban encima de mi, mordiendo y tratando de desprender mis patas, asumí pensaban que yo era otro animal salvaje y no uno de ellos. Reconocí de alguna manera su esencia y ellos hicieron lo propio cuando uno estuvo a punto de arrancarme la piel del pescuezo. Se detuvo antes de clavar sus colmillos cuando la bestia de pelaje claro aulló.
Estaba herido pero pude correr, recordé una ruta poco iluminada y pude perderme pero estaba demasiado asustado y alterado para pensar bien asi que el olfato me llevó a mi lugar de partida de esa noche, entré de nuevo por la ventana rota de la oficina y entre la oscuridad del lugar perdí el conocimiento.
ESTÁS LEYENDO
Los colmillos de Rishaan (Completa)
HorrorUn hombre lobo se siente atrapado entre la violencia de su maldición y la adrenalina que le inunda cada luna llena, llega a una etapa de su vida en que no sabe si encontrar una cura por más demente que sea, o sacar provecho de lo que sus colmillos s...