Parte 20: Una fortaleza

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Abrir tus más grandes secretos a un amigo en ocasiones es más difícil porque rodea un sentimiento de culpa extraño, no quieres decepcionarlos. Temes que toda una larga relación íntima sea destruida por algo de lo que muchas veces no tienes control. Esta vez debía arriesgarme al poner en peligro esa relación cuando contara la verdad, y la única manera de hacerlo era mostrarle el video de mi transformación. Pensé muchos escenarios y cómo pudiese manejarlo, sabiendo que era solo conjeturas y no sabía cómo reaccionaría ella y eso me aterraba más.

Cociné uno de sus platillos favoritos, me esmeré como aquella cena especial semanas atrás, con una razón diferente pero con el interés de aminorar el impacto con una de las pocas cosas que sabía hacer bien, con las armas y el escenario donde era un as, la cocina. Sofía ya estaba buscando empleo sin mucha prisa pero con varias opciones interesantes a elegir. En el aspecto laboral supe que no tendría problemas.

La cité por la noche con una pequeña mentira, que necesitaba hablar y desahogarme, que la ruptura con Alejandra aun me afectaba, hubo un poco de verdad en ello. Como no le gustaba llegar a casa ajena con las manos vacía, aunque fuésemos los mejores amigos y viviéramos a unos metros de distancia, arribó con media docena de roles de canela cuyo olor me invitaba a comerlos incluso antes del plato principal. Un pato al horno era mi arma especial.

-Esta no es una cita ¿cierto?- bromeó- Perdón, no quise ser insensible, ¿es muy pronto para esos comentarios?

-Está bien, no hay problema.

-La cena es demasiado, ¿te vas a tu país mañana? ¿Crees que no lo voy a procesar? Ya estoy más tranquila.

-No, no es eso, pero vamos a cenar primero.

Entre la plática trivial pensé que quizá no fue una buena idea comer antes de mostrar el video, había peligro de vomito al ver las imágenes. Podía retrasarlo por unas horas y eso desmoronaba mis planes. Sentí que cada momento era valioso y que corríamos peligro si no tenía un plan en cómo enfrentarlos a ellos. No sabía cuánto tiempo gané pretendiendo ser parte de ellos.

Las cosas iban bien en la velada y si no fuese por la ocasión se hubiese convertido en un grato recuerdo.

-Tengo que decirte algo

-Así era, esta fue una trampa ¿no?

-No, esta era mi manera de agradecerte los últimos días

-Entonces si te vas

-Aún sigo trabajando en ellos pero no puedo dejarte asi

-Puedo cuidarme sola, podemos escribirnos o hablar por internet y algun día viajaremos y nos veremos en algún punto.

-Vaya, lo tienes mejor planeado que yo.

-Lo he analizado, puedo quebrarme o buscar soluciones.

-Voy a traer un par de copas, siéntate en el estudio, ahorita voy

Quise cerrar la puerta principal con llave pero eso hubiese dado otra imagen no deseada. Regresé con dos copas con vino y me senté junto al escritorio, le pase la suya mientras encendía la computadora y sacaba de mi escondite la USB con la grabación.

-¿Entonces?

-Hay algo que quiero decirte, va a sonar muy descabellado. En realidad no sé cómo hacerlo, es muy complicado

-Tranquilo

-Piensa y aférrate a esa palabra. Las imágenes son una mejor opción,

-¿Cuántas vueltas le vas a dar?

-Muy bien, aquí voy- respiré hondo y tragué saliva- hace diez años tuve un accidente en el campo, fui atacado por una bestia y después me convertí en una. Las leyendas que alguna vez leí se volvieron realidad de alguna manera, otra no, porque en todo este tiempo jamás supe cómo deshacer la maldición.

-¿Maldición?, claro- dijo sonriendo incrédula.

-No le había dado importancia, porque no afectó mi vida como hasta ahora. Siento que podríamos estar en peligro.

Su semblante cambió por completo y quedó seria.

-¿Son drogas? – preguntó

-No, no son drogas, es solo un grupo de gente peligrosa que quizá te haría daño, a quienes están cerca de mi y por estos días esa eres tú. ¿Sales con alguien?

-¿Por qué preguntas? Estoy saliendo con un chico pero no sé a donde va eso, por ello aun no te lo presento.

-Tal vez hay que poner atención en eso

-Me estás asustando.

-Lo siento. Voy a mostrarte algo y me aterra, es algo que puede cambiar nuestra relación para siempre. Es una parte de mí, oculta. Pase lo que pase quiero que sepas que eres una de mis amigas más cercanas, si nunca lo dije, te quiero mucho y haría cualquier cosa por protegerte, como esto. Si después de ver el video quieres retirarte lo entenderé, solo debes saber que hasta saber que estas segura te vigilaré un tiempo, solamente cuando solucione las cosas.

Me retiré de la silla y le cedí el asiento. Ella se tomó la copa del vino con un sorbo, se limpió con el brazo y se colocó. Abrí el video y lo dejé correr. Ella lo miró con detenimiento, se quedó quieta la primera reproducción y luego lo regresó y lo miró de nuevo, una y otra vez, se agachaba un poco, subía el brillo del monitor, lo bajaba. Ponía pausa. Ninguna de esas acciones las esperaba. No le quité la mirada.

En un momento se quedó fría. Inmóvil. No quise presionar por lo cual guardé silencio también y cautelosamente serví más vino en las copas. Tomé un par de sorbos y a punto de abrir la boca me arrepentí. Ella volvió a tomar de un trago y serví. Repetimos hasta que no me percaté en el momento en que nos quedamos dormidos. Al despertar seguía ahí, con la cara reposando en el escritorio junto a la computadora y el video seguía en silencio en repetición. Lo detuve, apagué la máquina y la abrigué con una de mis chamarras. Preparé un café y esperé a que despertara. Entre la presión olvidé revisar el celular y me di cuenta que Adrith había anticipado su llegada y en dos días estaría en la ciudad. Le respondí preguntando su itinerario para acudir al aeropuerto. Sofía despertó y me miró desde lejos, hizo una sonrisa leve y pasó a tomarse una taza de café.

Los colmillos de Rishaan (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora