15. Injusto

1.8K 291 518
                                    

—Hades— cuando la bruja pronunció el nombre de su progenitor, fue como si la tierra entera se enfureciera de pronto. Quizá era ella quien tenía completamente prohibido invocar a los dioses, o tal vez, ni siquiera ella misma lo supiera a ciencia cierta, porque, cuando el terremoto al fin se detuvo y el cielo apaciguó la intensidad de los relámpagos, ella soltó una sutil risita nerviosa, como si no hubiese esperado esa reacción.

Will notó que él mismo estaba sudado frío. El miedo lo había embargado desde el momento en que Jason Grace mencionó los tres nombres de los dioses principales, sin embargo, escuchar a la bruja mencionar uno de ellos, fue más de lo que pudo soportar sin sucumbir ante el verdadero pánico. Todo su cuerpo se encontraba temblando, de pies a cabeza, y aún así no podía moverse, como si sus pies estuvieran clavados contra la tierra sobre la que estaba sentado. No podía controlar su propia respiración, y si no se había soltado a llorar, era únicamente porque sus ojos parecían estar demasiado aterrorizados también.

Notó que no era el único que se estaba muriendo de miedo. Piper se había aferrado al brazo de Gordo tan fuertemente que le había dejado rasguños en la piel, pero el hombretón estaba tan concentrado en mirar a la bruja, con los ojos tan abiertos como le era posible, que ni siquiera lo había notado, además, había dejado olvidada su comida. Algunos piratas, habían clavado los dedos en la tierra, intentando aferrarse a algo que los sostuviera en firme, otros, habían levantado los brazos por sobre la cabeza, para intentar cubrirse de las rocas que pudieran desprenderse del techo de la caverna. Ninguno se levantó.

Justo como animales que han aceptado que no tienen suficiente tiempo para correr, y le dan la bienvenida a la muerte, sin más.

—Esta bien, no se preocupen por eso— dijo la bruja después de unos segundos, cuando ya todo se había calmado— Solo fue una advertencia. Los dioses nos escuchan.

—Quizá... — intervino Frank, que había recuperado el habla en tiempo récord— Quizá no deba contarnos la historia, después de todo, mi señora.

—Me temo que el capitán Jackson va a utilizar el corazón en mi contra si no lo hago— devolvió la bruja, pero sonaba más divertida que preocupada al respecto— Ya les dije que no tienen de qué preocuparse, solo hay que ser precavidos, es todo.

Will intentó tragar saliva para tranquilizarse, pero su garganta estaba tan seca que estuvo a punto de ahogarse en el camino. Percy le había dicho que "el corazón de bruja" que traían consigo funcionaba con cualquier bruja, que existían únicamente diez corazones en el mundo, creados por el dios del cielo, y que, desde entonces, cualquier persona que practicara la magia debería sublevarse ante los mandatos de aquel que tuviera uno de ellos. Sin embargo, esta bruja se notaba muy tranquila, incluso ahora, que Jackson tenía el corazón apretado en su mano fuertemente.

¿No debería eso causarle dolor a la bruja? Pero ella estaba tan tranquila como antes. Aún así, el corazón los había llevado hasta ella. De modo que había demostrado que sí funcionaba. ¿Quizá la bruja simplemente estaba fingiendo que no servía para que Percy dejara de amenazarla con él? Ese era un buen plan.

—Continúe con la historia, mi señora— dijo Percy, tan pronto como pudo recuperarse— Los dioses jamás nos han prohibido escuchar leyendas, no veo por qué deban hacerlo ahora. — se giró hacia Annabeth, que estaba tremendamente cerca de él, con sus ojos grises moviéndose por todas partes, temiendo que alguna roca aún pudiera caer del techo o las paredes y asesinarlos en segundos— Si tienes miedo, puedes abrazarte de mí, nena. Yo te protegeré.

Esa insinuación fue lo suficientemente potente como para traer a Annabeth de nuevo al mundo del escepticismo. Lo miró con los ojos entrecerrados y se alejó un poco de él, provocando una risa burlona en el pirata. La bruja también sonrío, divertida, y luego volvió a pasar su mirada sobre todos los que estaban observándola con terror. Se detuvo un segundo más de la cuenta sobre Will, y luego continuó. El rubio estaba casi en la punta contraria a la bruja, por lo cual, la cercanía no era algo que lo estuviera poniendo incómodo, sin embargo, aún así él no conseguía recuperarse tan rápidamente como lo estaban haciendo los otros hombres. Tenía las manos cerradas en puños, y aún así no podía dejar de temblar.

El Corazón Maldito - EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora