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Una día cualquiera, si un día cualquiera... eso era. En Konoha el sol brillaba en su máxima expresión, no había ni un rastro de alguna nube acercandose para brindar un poco de preciada sombra, sin embargo, la gente danzaba por las calles llenas de alegría, la guerra había terminado...
Me dirigia directamente al hospital, no podia perder más tiempo. Esa mañana, un enfermero había llegado a casa diciendo que mi primo no pasaría del medio dia, habían perdido todas las esperanzas, pero lo que ellos no sabían es que yo no las había perdido y el tampoco. Me adentre en el edificio sin preguntar por nadie ni saludar a nadie, active mi byakugan y corrí en una sola dirección. Llegue a una sala repleta de gente... estaban todos. Sakura, al verme, solo pudo arrodillarse, largarse a llorar y pedirme perdón incontable veces, Lee y TenTen se abrazaban junto a Gai-sensei y lloraban desconsoladamente. El resto no podían ni siquiera mirarme a la cara, ni Naruto, él que siempre tenía las palabras justas, él que siempre alentaba a los demás, el que siempre tenía el poder de hacernos seguir hacia adelante. Se acercó a mi, y pude distinguir en su voz quebrantada que ya no tenía fuerzas para seguir...
- Perdóname, Hinata, perdóname...-
Mis sentimientos no tenían descripción en ese momento, furia, tristeza, enojo, desesperación, horror... Pero, por sobre todo, tenía una palpitación. Conocí a Neji cuando apenas tenía 3 años, siempre estuvimos el uno para el otro, el siempre más para mi que yo para el, pero si hay algo de lo que estaba segura en ese momento era de que Neji no se rendiría tan fácil...
5 minutos después de observar el show que todos hacían llorando y disculpándose, no aguanté más. Grite con toda mi furia esperando que todos se callaran - Neji-niisan todavía no esta muerto como para que todos ustedes estén derramando lagrimas de tristeza por el - mi semblante era firme y con decisión, sin embargo, no pude mirar a nadie a la cara, solo observaba esa puerta que tenía un cartel de luz roja encendida que indicaba que Neji todavía estaba ahí, todavía luchaba...
Fue un instante, un instante de furia que logro apaciguar a los demás... nadie más lloro por horas.
Pasada las 7 de la tarde, todos seguíamos esperando distribuidos por todo el lugar. Naruto se encontraba tirado en el piso junto a Sakura, Ino, TenTen y Shikamaru. Kiba, Shino, Chouji, Lee y Gai-sensei estaban dispersados en los asientos, mientras yo no paraba de caminar. De vez en cuando podíamos ver a una que otra enfermera entrar y salir a la habitación donde estaba Neji, pero tratamos en vano de que nos den alguna información. Mi hermana había llegado hacia apenas una hora y se encontraba igual de atareada que yo pero su semblante era firme y decisivo... exacto, somos Hyuga, somos familia, ambas sabíamos que Neji no podía morir.
8 de la noche...
9 de la noche...
Capaz ya eran las 10 o las 11 de la noche... había perdido la noción del tiempo, pero no la fuerza. Todos se encontraban tirados, medio dormitados, Hanabi dormía encima del regazo de Shino el cual no podía evitar cerrar sus ojos también. Ya para las 1 de la madrugada, las enfermeras que entraban y salían eran incontables, pero la única que no salió jamas de ese lugar fue Tsunade-sama. Que mujer tan increíble ella, que poder tan unico y especial, que fuerza de voluntad... ya para las 2 de la madrugada solo pude dejar depositada mi fé en ella...
Eran las 3.30 cuando Naruto logró despertarse, sin levantarse de su lugar su mirada pasó rápidamente por todos los integrantes de la sala y se detuvo al verme parada, caminando y muy despierta. Su voz logró sacarme de mis pensamientos más profundos, después de todo el causaba ese nerviosismo en mi...
- Gracias por ese sermón Hinata, lograste que todos volvamos a tener fé en Neji, después de todo dijeron que no iba a pasar del medio día y aca estamos... ya pasada la media noche - Me dijo regalandome una media sonrisa. No pude evitar ruborizarme ante su gesto - N-Neji-niisan me prometio que iba a estar bien... yo confío en él-
-Sí, tienes razón... el no se dejara vencer-
Dicho esto, las luces del cartel rojo se apagaron, y un instante después Tsunade-sama salió limpiándose las manos con un toallón blanco. Su rostro lucia pálido, sos ojeras eran muy visibles, tenía el cuerpo manchado de sangre, pero su sonrisa... su sonrisa la grabé ese dia en mi corazón, porque esa es la sonrisa de la victoria, es la sonrisa que lanzas cuando sabes que lo hiciste bien. Al solo golpe de la puerta, todos los que se encontraban en la habitación despertaron de un salto. Lee empezó a gritar - Como esta Neji? Como esta el? - y fue ahí cuando Tsunade-sama dijo...
- Se recuperará...
Si, fue el momento más feliz de mi vida. Lo último que recuerdo de ese día fueron gritos de felicidad, lagrimas de emoción y abrazos llenos de fuerza y alegría. Todo por mi querido y amoroso primo Neji...

Poderosa enfermedad [NejiHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora