13. Emociones directas

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Mientras íbamos de camino a casa Marco y yo nos tomamos de las manos y sonreímos, no decía ni una sola palabra pero esa sonrisa y esos ojitos me lo decían todo, nos quedaba un gran camino por recorrer ya que el pueblito quedaba más o menos lejos de la casa de mi tía pero eso la verdad era lo que menos nos importaba ya que mientras más tiempo estemos juntos mejor.

Marco me tomó como si fuera un bebé y me subió a un mini muro que separaba la vereda de la playa, me tomó la mano y caminamos.

Era muy gracioso ya que por fin podíamos ser de la misma altura y poder besarnos sin que se tenga que agachar o que yo solo alcance a besarle la barbilla, es un poco gracioso ya que él creció bastante desde el verano pasado y yo en lo absoluto crecí, pero bueno eso era lo de menos. -pensé.

Nos detuvimos ya que pude notar como el rostro de Marco cambiaba lentamente.

—Oye bebé, ¿estás bien? ¿pasa algo?-pregunté mientras lo miraba con preocupación.

—¿Sabes? Antes de que volvieras a la bahía pensé en ir a buscarte muchas veces, mi mamá me ayudaba bastante en eso, me motivaba para recuperarte pero yo... -solloza. Pero yo no podía, sentía que tu ya no me necesitarías más a tu lado, pero tampoco perdí las esperanzas de volver a verte una vez más... Cuando regresé de Londres me quedé unos días en la ciudad y fui a tu colegio a verte, esa era la primera vez en mucho tiempo en la que te veía y wow mi corazón se aceleró demasiado, mi respiración se cortaba, todo se revolvió dentro de mi, solo te pude contemplar desde lejos ya que te veías muy feliz acompañado de Chris y pues yo no quería interrumpir. Al otro de que fui a tu colegio me digné a ir hasta tu casa pero mi dedo quedo a 1 centímetro del timbre y no pude tocarlo y salí corriendo, al otro día de aquel suceso fui de nuevo hasta tu casa pero esta vez no tocaría si no que dejé una carta escondida en el cactus que te regalé cuando se acabó el verano pasado y te tenías que ir, no sé si la habrás encontrado pero hasta estas alturas no importa ya que estás junto a mi. -dijo un triste marco mientras una lágrima caía levemente por su mejilla.

—Marco yo no... -me acerqué lo más rápido a abrazarle ya que la pena y el dolor me consumían, tratando de hacer el esfuerzo de no llorar.

Ese momento fue muy emotivo y tan íntimo que no nos soltamos durante bastante tiempo, ambos nos disculpábamos mientras llorábamos , yo permanecía aún con mis manos rodeando su nuca hasta que nuestras frentes se alinearon y nos miramos a los ojos.

—Marco no llores más por favor, la culpa no es de nadie, te amo mucho... -le dije mientras secaba sus hermosas lágrimas que caían rápidamente por su perfecta piel de porcelana.

—Eres lo más hermoso Jaime, te amo demasiado, gracias por aparecer de nuevo en mi vida, no sabría que hacer sin tenerte a mi lado, toda esta pena acumulada la traigo desde que tomé ese avión y me separé de ti -dijo un triste Marco bajando la mirada lentamente.

—Todo estará bien bebé, me enorgullece tu valentía-dije mientras lo abrazaba una vez más.

—Muchas gracias, necesitaba esto, necesitaba desahogarme y que mejor con la persona que amo-dijo marco mientras tomaba mi mejilla y la acercaba para darle un beso.

—Muy bien amor, dejemos las tristezas de lado, te parece si vamos a mi casa, comemos, nos duchamos y nos preparamos para ir a la feria en la noche? -pregunté con emoción mientras mis ojos se llenaban de brillo.

—Mmm... No lo sé, es que mi mamá guardó torta de mi cumpleaños y nos preparó algo delicioso para comer ya que quiere felicitar a su yerno por su primer día de trabajo -sonrió con ansias mientras me daba un largo beso.

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