-¡Bienvenidos sean todos a nuestro maravilloso proyecto! -Anunció la voz cantarina de un juglar que danzaba alrededor-. Hoy nuestra compañía itinerante tiene el placer de ofrecerles a los habitantes de esta plataforma una invitación singular... ¡Hey...
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La joven escritora había recibido esa mañana una nota perdida, procedente de una pequeña bola de pelos con cuatro patas y un juglar que, por alguna razón, le parecía más un bufón que otra cosa.
La chica llevaba horas en la guarida esperando que su entrevistador llegara, sintiéndose cada vez más incómoda al observar tantas espadas, dagas, cuchillos arrojadizos y dardos que goteaban una extraña sustancia verde, reposando ordenadamente en cada una de las estanterías.
Dejándose consumir por el aburrimiento y la curiosidad, la escritora se acercó a uno de los dardos para comprobar el líquido. Fué entonces cuando una mano tomó delicadamente la muñeca de la exaltada joven.
—Yo no haría eso si fuera tú, niña —advirtió un encapuchado con la boca cubierta por una bandana negra y una enorme espada enfundada en su espalda— ¿Es que no has leído lo suficiente? Un objeto puntiagudo cubierto por un líquido verde nunca es algo bueno. Es el veneno que usaré en el encargo de mañana.
—¿Encargo de mañana? —cuestionó la invitada.
—¿Es que no sabes a qué me dedico cuando no estoy entrevistando? —habló mientras se quitaba la capucha, dejando ver su cabello teñido de un amarillo que casi llegaba a ser blanco—. Soy un ejecutor, niña. Un maestro del sigilo. Me encargo de... realizar el trabajo amargo —explicó el adulto, notando la inocencia de la oyente—. Mi nombre es Kylar Stern, y yo seré tu entrevistador esta noche.
—Eres un asesino —puntualizó la chica, elevando una ceja.
—Ejecutor. No es lo mismo —de repente el hombre había revelado una expresión asqueada—. Iniciemos con la entrevista antes de que pierda la paciencia. ¿Cómo y hace cuánto llegaste a la plataforma naranja?
—Pues no me acuerdo hace cuánto fué que llegué a la plataforma.
—¿Qué te inspira a escribir tus obras?
—Mi inspiración para mis historias viene de la magia conocida como "moralejas" de cosas que he vivido.
—¿Hay alguna en especial que quieras compartir con las personas que leerán la entrevista?
