Cuatro.

1.7K 78 4
                                        

Las preguntas resonaban en mi cabeza una y otra vez, ¿planes para mí? No sabía a qué se refería con eso, simplemente necesitaba saber de qué hablaba, estaba asustada de lo que podría llegar a ocurrirme, pero había más preguntas, como por ejemplo: ¿Por qué? ¿Por qué yo? Era una chica común y corriente, no tenía nada de importante, nada que hiciera que yo valiera la pena para algo de esto. Dean estaba apoyado en el marco de la puerta, mirándome mientras que yo guardaba mi ropa en silencio, no habíamos dicho ni una palabra de lo ocurrido, pero notaba que él estaba tan sorprendido como yo, éramos dos los que no entendíamos nada de esta situación, estaba segura de qué estaba pensando lo mismo que yo. Pero lo que él no sabía era que yo estaba aterrada y no tenía por qué saberlo tampoco, actuaría como si no estuviera afectada en absoluto por todo lo que estaba pasando.

Luego de unos minutos mí maleta estaba ya hecha, me voltee a ver a Dean y suspiré.

 — ¿Vamos?  — Traté de llevar la maleta pero era demasiado pesada y hacía que me fuera para el costado de tanto peso.

 —Déjame llevarla.  — Dean me saco el saco de ropa del hombro, colgándose mientras se hacía un lado para dejarme salir primero.

Todo un caballero, pensé.

Camine sin atreverme a ver hacía atrás, escuchando el portazo de mi habitación. Bajé las escaleras, de quedé parada en la puerta dejando salir a Dean para después cerrarla con llave, no extrañaría para nada esa casa llena de malos recuerdos. Tenía gusto amargo en la boca, todavía estaba alerta de si pasaba algo por mis espaldas, suspiré en busca de tranquilizarme y entre al Impala, sentándome esperando a que Dean dejará mi saco de ropa en la parte de atrás del hermoso y amado coche, en cuanto lo hizo cerró la puerta y entro al lado del conductor, poniendo en marcha.

 —Dean, ¿puedo hacerte una pregunta?  — Lo miré, estaba concentrado en mirar hacia adelante.

 —Claro, dispara.

 — ¿Cómo sabía que necesitaba ayuda? No recuerdo haber gritado cuando vi al demonio en mi habitación.  — Solté, era otra pregunta o duda que había tenido en la cabeza todo este tiempo, no recordaba haber gritado ni nada por el estilo.

 Dean se tardó en contestar.

 —No lo sé, supongo que fue intuición nada más.  — Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

Ninguno volvió a decir una sola palabra luego de eso. Y el recorrido hasta llegar a mí nuevo hogar había sido corto a comparación de la ida a mi antigua casa. Bajamos al mismo tiempo del auto, saliendo de ese ambiente incómodo finalmente, Dean cargó mi saco de ropa y fuimos hacía el búnker. Cuando nos adentramos nos encontramos a Sam sentando en la mesada con un café  —frío seguramente — mirando a la pantalla de su laptop, me puse detrás de él leyendo lo que él leía.

 — ¿Qué es?  — Alcé una ceja, leyendo lo que parecía ser un reportaje de diario.

 —Por ahora un caso por lo que puedo ver.  — Sam contesto pero en ningún momento aparto la vista del aparato.

 —Un caso, lo que quería. ¿Qué dice, Sammy?  — Dean había hecho que me pegará un susto, estaba detrás de mí y su aliento chochaba con mi oreja, haciéndome estremecer. Lo miré como pude, el hizo lo mismo pero aparto la mirada a los segundos, volviendo a concentrarse en su hermano.

 —En la noche de bla bla bla, se encontraron dos cuerpos pertenecientes a dos universitarias, aún se está tratando de averiguar qué fue lo que ocurrió, lo único que se encontró por ahora es que los cuerpos están drenados, ni una gota de sangre.  — Dijo, el menor contestando a la pregunta de su hermano.

Supernatural | pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora