Siete.

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Nos movíamos con rapidez dentro del auto, los chicos llevaban puestos sus trajes de FBI, investigarían, ya que dentro de la desaparición de mi madre no se encontraba nada normal, al menos yo no conocía a nadie que le gustara secuestrar gente que estaban muriendo lentamente de cáncer. Sabía que yo tendría que estar fuera de este trabajo, porque era la hija de la víctima ahora mismo, Sam y Dean serían los únicos que se debían ocupar de esto de la manera profesional. Apenas llegamos fui la primera en entrar, los chicos lo harían unos minutos después de mí, entrando a la antigua habitación de mi madre en el hospital, sin poder evitarlo mis ojos se cristalizaron, ¿cómo estaba ella? ¿Estaría bien? Tragué seco, para no largarme a llorar.

—Bien.

Luego de decir en voz alta aquello me puse a revisar signos de que fue lo que se la llevó, miré debajo de la almohada, sobre la cama que estaba hecho un lío de sábanas y detrás de los muebles tirados en el suelo. Había sido un tipo de ataque, y por lo que sabía nadie tenía permitido limpiar porque ahora mismo era una escena del crimen, nadie sabía si estaba viva, simplemente se desvaneció.

Corrí una de las cortinas, observando un polvillo amarillento que se me hacía conocido: azufre. Por lo que sabía esto era una de las sustancias que dejaba la aparición de un demonio al descubierto. Era de saberse que esos renacuajos de ojos negros estaban detrás de esto. La irá se inundó en mi rostro, saliendo de la habitación y viendo a los hermanos charlar con la enfermera mayor de edad que se ocupaba de mi madre, le estaban sacando toda la información posible, pero yo ya sabía algo que ella no. Se dieron cuenta de que estaba allí y se disculparon para después acercarse a donde estaba parada.

— ¿Y bien? ¿Descubriste algo? — Dean fue el primero en hablar.

—Azufre. — fue lo único que dije, pasando una mano por mi cabello.

—La encontraremos, Anna. Te damos nuestra palabra. — el de cabello largo me dio unas palmaditas en la espalda, reconfortándome.

Me limité a asentir, cruzándome de brazos.

—Ustedes… ¿descubrieron algo?

—Nada, nadie estuvo presente en el acto. La enfermera dijo que se fue unos minutos y cuando volvió se encontró con un desastre y tu madre ya no estaba. — cuando Dean hablo su mirada se chocó con la mía, durante unos segundos, pero luego volvió su vista a su hermano.

—Tengo un mal presentimiento. — dije, sentía como si alguien estuviera revolviendo mi estómago con un pequeño palillo, diciéndome que todo estaba mal o peor.

Ninguno pudo responder, mi celular comenzó a sonar, mostrando en la pantalla que era un número desconocido. Alcé una ceja y dude unos segundos en responder.

— ¿Quién habla? — pregunté con cautela.

—Es una sorpresa por ahora Anna, ¿quieres saber quién soy?

—¿Quién habla? — exclame con más fuerza, después de que la voz masculina preguntará.

—O mejor… ¿quieres saber dónde está tu madre? — mi corazón se detuvo, sentí la lengua seca. Pase saliva y seguí sin poder hablar —. Bien, te propongo un juego, algo así como la búsqueda del tesoro. Te daré alguna pista de dónde está tu madre, a ver si puedes encontrarla, ¿te parece?

Lo dudé por unos segundos, observando a los chicos que me miraban con curiosidad.

—Está bien, ¿quieres jugar? Vamos a jugar. — acepté, tomando una buena calada de aire.

—Pista número uno; la casa de tu padre. — y la llamada se cortó, dejándome solamente escuchando el pip, pip.

Sentí como los oídos se me tapaban, tenía el sentimiento de que alguien estuviera apretando mi cabeza fuertemente, haciéndola querer explotar sin lograrlo. Mis piernas comenzaron a fallarme y tuve que sostenerme de la pared para no caerme.

Narrador externo:

Anna antes de caer al suelo pudo ser sostenida por Sam, quién estuvo más cerca de ella para sostenerla, llevándola a alguna habitación libre para recostarla en la camilla. Era más que obvio que se había desmayado. La movió un poco, tratando de despertarla, pero Dean lo hizo a un lado fuerte, empujándolo hacía la pared con solamente un manotazo. El menor se quedó perplejo, viendo como su hermano trataba de moverla para despertarla, como si estuviera desesperado.

—Dean… ¡Dean! ¡Ella está bien! — lo tomó por los hombros, apartándolo del cuerpo adormilado de Anna. — Ella está bien.

Dean se dejó apartar, respirando con dificultad. ¿Por qué se había preocupado tanto? No lo sabía, solamente tuvo la necesidad. Miro a su hermano, disculpándose con solamente mirarlo, y el de pelo largo al entenderlo asintió, aceptando las disculpas.

— ¿Qué vamos a hacer con ella? — preguntó el mayor.

—No lo sé, Dean… no lo sé.

Narra Anna:

Estaba perdida, no sabía dónde me encontraba. Mis pies desnudos se movían, caminando por encima de los pastos crecidos que había en aquel bosque, estaba con ropa veraniega, pero hacía frío esa noche, tampoco entendía como había llegado allí, lo único que su mente recordaba era haber perdido el conocimiento en el hospital, luego de la misteriosa llamada a su teléfono. Con mis propios brazos me abrigue, frotándome a mí misma para conseguir algo de calor, o moriría de frío.

Un crujido se escuchó a mis espaldas, haciendo que me volteara rápido, sin encontrar nada pero manteniéndome alerta.

— ¿Dean? — alcé un poco la voz, sintiendo como esta fallo un poco —. ¿Sam?

Estaba segura de que ninguno de los dos se encontraba allí, pero valía la pena hacer un esfuerzo para comprobar si estaba del todo sola. Di unos pasos para adelante, tratando de ver en la noche pero no pude lograr visualizar nada en concreto, estaba muy oscuro.

Otro ruido a mis espaldas.

Voltee.

Mire.

Y pregunté.

— ¿Mamá? — achine los ojos para ver mejor. Mi mismísima madre estaba allí, pieza por pieza parada delante de mí.

—O querida. No soy tu madre… Y este traje de carne que paseo tampoco lo es. — ronroneo, caminando hacia mí.

Y desperté.

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¡CHAN CHAN CHAAAAN! Se las dejo aquí, con todas las dudas, las quiero hacer torturar para saber que es lo que pasará más adelante. Es corto, lo sé, pero como dije, apenas puedo tomar la computadora porque sigo de vacaciones y la comparto, pero tenía muchas ganas de escribir así que les traigo este otro mini capitulo.

Es más, estas  vacaciones me ayudaron a tener más ideas y ya se como va a terminar todo esto, inclusó, les digo que se preparen para una segunda temporada, igual, todavía falta para terminar esta temporada, ¡aún hay miles de cosas que descubrirse!

Como siempre: esperó que les haya gustado y comenten o dejen algún voto que significa mucho para mí, gracias por el apoyo, las amo <3. 

Supernatural | pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora