¿Alguna vez sintieron qué su mundo se caía a pedazos? Cómo si cada uno de los ladrillos que ponías día a día para armar tu vida se cayeran todos por el mínimo golpe. Así me sentía ahora; perdida, sin saber que creer. Luego del sueño —dudaba que lo fuera— me desperté exaltada, gracias a dios nadie acudió a mí, estaba sola al parecer, en mi cuarto del búnker, suponía que los chicos me habían llevado allí luego de mi desmayo. La cabeza me martillaba fuertemente, había sido muy real para ser un sueño, es imposible sentir frío a carne propia en un sueño, en un sueño no sentías el tacto, ni el calor, ni el frío. Por eso se les llamaban sueños. Negué con la cabeza, apartando todo lo que rondaba por esta. ¿Era adoptada? No, era imposible, mi madre me lo hubiera dicho, nunca me escondía nada o me mentía. Quizá era por eso que nunca mencionó a mi padre, no tenía recuerdos suyos, solamente sabía que había estado conmigo y con mi madre mis primeros tres años de vida, y luego se fue sin dejar rastro de a dónde. No era adoptada, como me llamaba Anna Bradley, estaba segura que no.
Camine fuera de la cama, saliendo de la habitación para caminar hacía la cocina, por lo que podía ver en la ventana era de día, y claramente en mi teléfono decía que eran las doce de la mañana. Nunca me había despertado tan tarde, a lo mejor fue causa del desmayo o podía ser que dormí todo lo que no en estos años. Se escucharon pasos viniendo desde el pasillo, entonces ambos hermanos pasaron por el umbral de la puerta, cargados de dos bolsas, lo que seguramente era el desayuno.
—Miren quién despertó, la bella durmiente. — tarareó Dean. Para mí sorpresa, estaba de buen humor, pero sus ojos mostraban lo cansado que estaba.
—Hey. — saludé, sonriendo—. ¿Dónde estaban?
—Fuimos a buscar el desayuno. — volvió a hablar el mismo de antes.
Comenzaron a preparar todas las cosas en la mesa, hasta que Sam levantó la vista y me miró con preocupación. En sí, con cara de perro mojado.
— ¿Quieres hablar de lo que paso ayer? — alzó una ceja, Dean se sumó, mirándome en espera de una respuesta.
—No. Pero supongo que no tengo más remedio porque me obligaran. — reí —. Era un llamado telefónico desconocido, dijo que sabía dónde estaba mí madre, era un hombre y no me quiso decir su nombre. Me propuso jugar a la búsqueda del tesoro, me dio una pista: la casa de mi padre.
— ¿Y qué se supone que significa la casa de tu padre?
—No lo sé, Dean… Nunca conocí a mi padre, lo único que se dé él es que nos dejó solas a mí madre y a mí. Después de que me dijeran eso no quise saber nada más de él, tampoco quiero, pero si encontrándolo puedo salvar a mí madre lo haré.
Asintieron al unísono, disponiéndose a seguir sacando las cosas que había en las bolsas, dejándolas encima de la mesada.
—Hay algo más. — no iba a guardarme lo del sueño, era algo importante —. Tuve un sueño, y fue de lo más raro.
Su silencio me dio permiso a seguir.
—Estaba en el bosque, y apareció mi madre… ella… estaba poseída por un demonio, dijo que no era mi madre, y que el traje de carne que paseaba tampoco. — tragué seco —. Fue muy real, dudo que haya sido solo un sueño.
Ellos no respondieron, se miraron mutuamente, no tenían idea de lo que pasaba, pero algo sabían, estaba segura de que lo hacían por la mirada que llevaban.
—Anna… a estas alturas, no creo que tu madre siga con vida. Digo… ¿ella tenía cáncer? Bueno, una persona enferma de esa manera no es capaz de soportar una posesión, aunque la encontremos no estoy seguro de que…
ESTÁS LEYENDO
Supernatural | pausada
Fanfic¿Nunca has sentido que te ahogas? ¿Qué te hundes cada vez más? Pero, derepente llega esa persona, que es capaz de sacarte del avismo, que es capaz de romper todas las barreras para llegar a ti.