Trece.

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Mis manos estaban amarradas fuertemente contra una silla, haciendo imposible que pudiera acariciar el lugar detrás de la cabeza donde me dolía. Traté de soltarme pero mi intento fallo, estaba atada de una manera demasiado fuerte, sentía como la articulación pedía un respiro y a pesar de tener una sola luz pequeña alumbrando estaba segura de que mis manos se estaban poniendo cada vez más moradas. La garganta la tenía seca, no podía gritar porque dolía como los dos mil demonios, necesitaba agua, comida y que me quitaran la nariz para dejar de oler ese horrible manojo de cosas con olor a carne podrida. No pensaba con claridad ya que aún me tenía atontada el golpe en la cabeza, pero sí, recordaba todo lo que había pasado, una cita y ya trataban de matarme, pero de verdad eso era lo que menos me preocupaba en el momento, solamente me veía capaz de pensar en los hermanos, en donde estarían, si estaban bien y más que nada Dean, quién había estado cuando todo paso y podría haber salido lastimado. Recordé vagamente el beso que nos habíamos dado, haciendo fuerza para no llorar. Sería nuestro primer y último beso.

Escuche un ruido proveniente de la oscuridad y levante la mirada, buscando por todos lados de quién se trataba pero sin poder ver demasiado con poca luz, pude notar bien su rostro cuando se agacho frente mío. Era el mismísimo Jackson.

—Hola preciosa, al fin despiertas. — susurró con una sonrisa malévola sobre su rostro.

De repente note de que era la misma sonrisa que me había dado cuando estábamos en el evento de beneficencia para un orfanato, nunca estuvo interesado en mí, solamente lo hizo para poder matarme como planeaba hacer ahora. Volví a tratar de soltarme ya que el miedo se estaba apoderando de mí pero falle, solo conseguí que mis manos dolieran peor.

—Déjame ir. ¿Dónde estoy? — rugí, quedándome quieta en mi lugar pero con rostro amenazante.

— ¿Dónde estás? En mi casa. — río, prendiendo la luz.

Sentí como mis ojos se ponían sensibles a la luz tan repentina y suplicaban porque la apagara, pero mi cuerpo era más curioso, por lo que giré mi rostro mirando alrededor. Miles de cuerpos de gente estaban ahí, destrozados y desparramados por todo el suelo, de eso venía el terrible olor.

Una lágrima cayó de mi ojo al pensar en que posiblemente yo era la siguiente de todos esos, tomé todo el miedo que tenía y comencé a mover mis pies, tratando de romper las patas de la silla.

— ¡Dean! ¡Sam! — grité, como si eso haría que ellos se dieran que estaba en apuros.

Jackson se acercó a mí, poniendo su cuchillo sobre mi garganta, haciéndome callar. Sí quería que alguien me salvará tenía que ganar tiempo y dejar de portarme como si estuviera a punto de cagarme en mis pantalones de dormir.

—Ellos te encontraran, sabes que acabaran contigo en un chiscado de dedos. — y era toda la verdad.

—Oh cariño, eso es lo que quiero. Verás porque digo esto, cuando Dean venga a rescatarte traerá con él algo que necesito, así comenzará la profecía. — apartó el cuchillo mientras hablaba.

¿La profecía? ¿Qué traería consigo? La desesperación ocupaba mi mente, y solamente pude ser capaz de pensar en la peor de las situaciones.

Narrador externo:

El cuarto de hotel estaba totalmente destrozado, Dean sentado en la cama en la que se había levantado, apoyando sus brazos sobre sus piernas y su cabeza sobre sus manos, como tapándose el rostro con preocupación y dolor. La puerta del hotel se abrió luego de se escuchara un ruido de llaves, seguido de la cabeza de Sam asomada con esta, observando todo el lío que había, pensando en que estos a lo mejor se habían dado un muy buen lote, hasta que localizo a su hermano sentado sobre la cama, cerrando la puerta y caminando algo apurado hasta él, apoyando una mano sobre su rodilla para hacer que lo mirara.

—Dean, ¿qué ha pasado aquí? — preguntó Sam, mirando aún para todos lados.

—Se han llevado a Anna. S-se… se la han llevado. — murmuró, con los ojo totalmente desorbitados.

Dean recordaba perfectamente cómo había corrido al chico de cabellos rubios hasta la salida del motel al ver como se llevaba consigo el cuerpo de Anna, por más que quiso no pudo seguirle el paso ni el rastro, volviendo otra vez hasta el hotel y haciendo todo el lío que había ahora por todo el piso. Solamente perdió la calma al ver que ella estaba peligro y que el no pudo haber hecho nada para evitar que la llevaran, había mucha posibilidad que en este momento la chica estuviera muerta y eso al cazador le estaba encogiendo el corazón cada vez más. Nadie sería capaz de imaginar lo que él estaba imaginando que haría cuando encontrará al culpable de todo esto.

— ¿Cómo qué se la han llevado? — alzó una ceja —. ¿Viste quién lo hizo?

Dean asintió, fijando su mirada en su hermano.

—Jackson. Ese bastardo se la ha llevado, ¡sabía que no era de fiar!

Se pasó las manos por la cara enfurecido por haber sido tan necio, por culpa de su estúpidos celos le había dejado de prestar atención a lo más importante de todo, no notó al malo cuando lo tenía frente a sus narices y ahora la joven cazadora estaba pagando por eso. Pero lo que Dean sabía era que debía llevar algo consigo para acabar con la vida de ese maldito de las formas más efectivas de todas.

El cazador mayor se excusó con que debía a caminar un rato para poder pensar con claridad, y su hermano asintió, dejándolo ir.

Dean pasó por el callejón más cercano al hotel y comenzó a hacer el ritual con las cosas necesarias para poder llamar a quién tenía lo que necesitaba. Se paró, mirando a su alrededor para ver en donde se aparecería. Un carraspeo le llamó la atención, mirando delante de sus propias narices.

—Crowley. — sonrío Dean sin un poco de amistad, viendo como el demonio cayó sobre la trampa de demonios.

—Vamos, pequeña ardilla. Se supone que a estas alturas ya deberías tener confianza en mí. — el rey del infierno se quejó, poniendo cara de mala gana —. De todas formas creo que no vienes a pedir algo bueno, sino estarías con Samantha. ¿Qué quieres?

—Yo sé que tienes algo que necesito. — le amenazó con el cuchillo de Ruby —. Necesito la daga de Caín. 

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¡¡HOOOOLA!! Obviamente fue el capítulo más corto que escribí en toda mí vida, porque ando escasa de imaginación y lo único que pude escribir es esto, porque sí o sí tenía que hacerlo, ya que me queda hoy y mañana para disfrutar el final de mis vacaciones antes de irme a mi casa, por lo que no voy a escribir durante esos dos días hasta llegar a mí casita, espero que entiendan, no se olviden de votar y comentar que significa mucho para mi ver su apoyo<3.

Supernatural | pausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora