Little Havana (Camren)

CAPÍTULO 40: I'M ALREADY THERE

Flashback (9 meses antes)

Michael descansaba un día a la semana, normalmente los jueves, así que aprovechaba para poner al día las tareas de la casa. Aquel día había planeado levantarse especialmente temprano, tenía que arreglar el garaje y lavar las cortinas, limpiar el taxi a fondo y preparar algunos tupper con comida para las siguientes jornadas. No había dado un paso fuera de la cama cuando se sintió súbitamente mareado y vomitó.

Cuando se recompuso lo recogió todo y se puso en marcha aún sintiendo sus piernas temblar. La cena de la otra noche le habría sentado mal. Últimamente tenía que tener cuidado con lo que comía porque su estómago no aceptaba la comida como antes. "Los años no perdonan", pensó .

El tiempo apremiaba y las cosas no iban a hacerse solas así que sin darle más vueltas al asunto se puso en marcha, lo primero hacer la colada y sacar la basura, sus movimientos eran lentos así que se reprendió a sí mismo. No tendría más días de descanso hasta siete días después y no podía perder el tiempo.

No había hecho ni la mitad de las tareas cuando Lauren apareció en casa, venía acompañada de Melanie, Tommy y oh sorpresa, también de Clara. Veía muy poco a su ex pero cuando lo hacía realmente se alegraba. Había sido alguien muy importante en su vida y sentía una envidia sana por la forma de vivir que había elegido. ¡Ojalá él pudiera haberlo hecho! Viajar de aquí para allá sin preocuparse por nada. Pero no, ya estaba viejo para esas cosas, además su vínculo con Lauren era tan fuerte que no había mejor lugar del mundo que aquel donde su hija estuviera.

Estaba francamente orgulloso de ella, era guapa, inteligente y tenía un enorme corazón, tanto así que estaba seguro de que si llegara el caso podría perdonarle por los errores que él había cometido en su vida, aunque esos errores habían traído un ser maravilloso de ojos castaños que nunca le llamó "papá" pero que a cambio había tenido un padre mucho mejor.

Había tenido mil oportunidades para contárselo a Lauren pero al imaginar la decepción en sus ojos siempre se echaba atrás. Por mucho que confiara en la bondad de su hija, el imaginar la mirada decepcionada sobre él algo se le rompía por dentro. Cuanto más tiempo pasaba más se alejaba de la idea de decírselo. Tal vez si Sinu no fuese tan testaruda, si no le amenazara constantemente con destruir la reputación de Lauren en el colegio de arquitectos e incluso cerrarle el estudio...

Luego estaba ese niño, Tommy, todo un ejemplo de sabiduría a su corta edad. Clara lo adoraba y por eso estaba viajando tanto a Estados Unidos últimamente. Melanie y Tommy eran seres especiales, maravillosos, pero Lauren no estaba en el momento correcto. O sí, tal vez siempre lo estuvo pero con otra persona y por eso ni se percataba de las llamadas de atención de Melanie que suspiraba decepcionada cuando veía a Lauren nuevamente atenta a la pantalla del teléfono. ¿Estaría hablando con quien él creía? Por su bien esperaba que no. Quería la felicidad de Lauren sobre todas las cosas pero no a cualquier costo. No obstante, él siempre apoyaría a su hija. Ojalá tuviera la confianza de contárselo, pero estaba claro que el temor a la decepción del otro era algo que tenían en común.

Cuando Lauren dejó el teléfono levantó la vista hacia él y le sonrió genuinamente. No pudo por menos que abrazarla y agradecer internamente a la vida por esas sonrisas que le regalaba su hija. Sin duda su mejor medicina.

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Lauren miró su reflejo en el espejo dando un último retoque a su pelo. Había elegido un conjunto sencillo de chaqueta y pantalón azul pero por alguna razón no se sentía cómoda. Quizás porque iba a estar ante los ojos de una estrella internacional de la música y no es que ella se impresionara con esas cosas, de hecho consideraba que era excesivo el dinero que movía la industria del entretenimiento en comparación con oficios mucho menos valoradas. Eso nunca se lo diría a Camila por supuesto, sobre todo porque se daba la paradoja de que esa noche, ante alguien de esa industria, estaba nerviosa.