CAPÍTULO 52: THE QUIET MAN

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Aún pasó un tiempo hasta que Camila regresó a casa, cuando se quedó sin excusas ni trabajos por hacer y el tiempo se extendió demasiado como para que sus argumentos fueran creíbles.

Al final Camila y Lauren no eran tan distintas. Ambas huían de sus problemas.

Hablando de Lauren, Sofía y su padre la visitaban casi todas las semanas, se reunían con ella y habían recuperado ese lazo afectivo con más fuerza que nunca. Y francamente, Camila no sabía cómo sentirse con respecto a eso, tendría que enfrentar sus fantasmas tarde o temprano pero le resultaba demasiado duro. Era un pensamiento egoísta pero en parte habría deseado que mantuvieran a Lauren lejos, sin embargo estaba ocurriendo todo lo contrario.

Fue solo unos días antes de comenzar su gira con Taylor cuando Camila regresó a casa, esta vez sin Shawn. Era una visita corta pero no habría tenido excusas para no estar allí, teniendo en cuenta que el primer concierto se celebraría en su ciudad, Miami.

Fue como caerse de bruces contra el suelo. Allí estaba, en el salón de su propia casa, Lauren junto a Sofía viendo tranquilamente una película, como si fuera lo más normal del mundo.

Tal vez si no hubiera visto aquellos malditos vídeos, su odio seguiría intacto y aquello le resultara más sencillo. En cambio todo estaba ahí, reuniéndose contra ella.

Entró despacio, mientras ellas estaban en el sofá, comiendo palomitas ajenas a todo. En la pantalla, un clásico de 1952 protagonizado por John Wayne, "The quiet Man"

-Oh Dios-reía Sofía-. ¿Pero qué hace esa mujer?

-Quiere que el marido le dé una buena tunda por ser tan pesada-explicó Lauren entre risas-. Se veía normal en aquella época.

-Que horror

La escena cambió y de nuevo rieron, no se trataba de una comedia, pero los estigmas arraigados en los años cincuenta se veían graciosamente absurdos hoy en día.

La risa de Lauren encendía a Camila de una mezcla de rabia y de sentimientos que no sabía identificar.

No la notaron, ni la escucharon llegar, lo que le dio a la cantante unos instantes para poder observar la escena y tranquilizar a su alocado corazón que se empeñaba en querer salir de su pecho.

¿Hasta cuando Lauren iba a seguir causando esa impresión en ella? Probablemente siempre, pero en estos momentos era especialmente molesto porque Camila, tras muchos intentos, se había convencido de haber superado a Lauren, de haber dejado su historia en el pasado y haber adquirido la capacidad suficiente para seguir adelante.

Esos malditos vídeos habían puesto todo patas arriba, pero tenía que mantenerse firme en sus convicciones. No debía mostrarse débil, ya no. Era una mujer adulta con la capacidad de decidir y Lauren estaba definitivamente fuera de su vida en el sentido romántico, por más que en aquellas imágenes se mostrara la mayor vulnerabilidad y los argumentos más sólidos a favor de la arquitecta, lo que había conseguido, por más que Camila se lo negara, ablandar su propio corazón.

Mirar no era pecado, se estaba comportando como una auténtica idiota ahí plantada mientras observaba la apacible escena entre las dos hermanas.

Dios, ¡Es que Sofía y Lauren eran hermanas! Camila no estaba segura de haber digerido realmente lo que significaba eso y suponía que tardaría mucho tiempo en hacerse a la idea.

Lo dicho, mirar no era pecado, pero sí que podía ser sacado de contexto, la misma Camila se reprochaba pero aún le costó un par de minutos reaccionar y dejar de observar a Lauren de una forma diferente. Sin el peso de los reproches y una vez que había encajado las razones que llevaron a actuar de esa manera, Camila se sentía profundamente debilitada en su disposición a odiarla.

Little Havana (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora