Capítulo 21.

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Luka Harrison.

Al día siguiente del baile de graduación, en el cual no me divertí mucho, con los chicos nos fuimos a la fiesta que estaban haciendo cerca del instituto. Cabe destacar que los chicos por su lado, cada quien, con su pareja, y yo por el mío, con Araiz, una chica que conocí hace semanas en el instituto.

Era realmente hermosa. De baja estatura, delgada, pero con un cuerpo increíble, ojos verdes, tenía unas hermosas pecas decorando su nariz y pómulos, labios finos. Ella era simplemente perfecta a su manera. Justo ahora llevaba un vestido negro ajustado a su cuerpo que le quedaba increíble.

Y no, no estoy enamorado de ella. Pero sé admitir cuando una chica es realmente hermosa. También porque me gusta, pero bueno, detalles.

Ella también fue la razón por la cual acepté con más facilidad la relación de mi hermano y Megan. Me ha ayudado mucho y de verdad se lo agradezco, es una gran amiga.

- ¿Qué tienes, Luka? –Preguntó luego de algunos minutos de silencio.

La volteé a ver unos segundos y sonreí. –No tengo nada, bonita.

-No pareces estar bien, -Hizo una mueca. –, te ves tenso.

Alcé una ceja. - ¿Ah sí?

-Sip. –Sonrió. - ¿Algo te pasa? –Preguntó mientras yo estacionaba el auto algo lejos de la casa por la cantidad de autos que habían ya.

Me quito el cinturón de seguridad y me giro en el asiento para encararla. Casi se me cae la baba. ¿Cómo le hace para ser tan hermosa?

-No me pasa nada, Araiz. –Volqué los ojos con diversión. –Estoy bien.

Ella se acercó peligrosamente hacia mí. –No te creo nada.

-¿P-por qué? –Tartamudeé por la cercanía.

-Porque eres muy malo mintiendo. –Rió y dejó un beso muy cerca de mis labios. Oh, Dios. –Ahora, ¡Vámonos! ¡La fiesta nos espera! –Se apartó de mí y bajó del auto con rapidez.

Bufé y me bajé del auto, posándome a su lado. Sorprendentemente, ella tomó mi mano, y emprendió camino hacia la casa donde era la fiesta.

Al llegar, no sé cómo, pero ella puso un vaso con un contenido misterioso en mis manos. Ella también tenía uno.

-Vamos, bébelo. –Me alentó en un grito. La música estaba demasiado fuerte como para hablar normal.

- ¿Qué es? –Le respondí de la misma forma.

-Vodka, duh. No te voy a envenenar, tonto. –Volvió a reír por enésima vez en media hora y se empinó el vaso. Ella era muy energética.

También me bebí gran parte del contenido de mi vaso. Ya estaba bastante tomado, había tomado un poco en casa antes de recoger a Araiz. En fin, estaba ebrio.

*******

-Luka, no creo que esta sea una buena idea. –Murmuró Araiz a mi lado, que me sostenía para que no me fuera de lado.

-Shh, lo es, booonita, -ya estaba arrastrando las palabras. Pero había bebido más o menos para poder hacer algo que sobrio no podría porque mi orgullo no me dejaría. -, lo tengo que hacer.

-Puedes hacerlo mañana, cuando estés sobrio. –Hizo una mueca.

La miré y traté de sonreír, y digo trate porque no estaba completamente seguro de lo que estaba haciendo desde hace horas. –Ahora, porque ya mañana no podré hacerlo. No estoy tan ebrio de todos modos.

Sí, me gustas, ¿Y qué? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora