Cap. 10 "Resultados Y Consecuencias", Parte I

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Recién se comenzaba a notar la luz solar en los alrededores, los pájaros comenzaban a revolotear y muchos de los animales  empezaban con sus rutinas diarias dando entender que era el inicio de la mañana de un nuevo día, donde el ciclo de la naturaleza se repetía una vez más.

Pero el inicio del día no era sólo para los miembros del ecosistema alrededor del lugar, también lo era para dos personas que habitaban cierta estructura justo en el centro de la selva.

Actualmente un joven peliverde abandonaba la estructura para comenzar a realizar ejercicios de calentamiento para prepararse para su examen final. Al mismo tiempo una mujer pelivioleta se dirigía a cierta zona adyacente al bunker la cual habían acondicionado como campo de entrenamiento. La zona que ahora  daba funciones de campo de entrenamiento antes se ser acondicionada estaba llena de grandes cantidades de hiedra, musgo, aburstos y árboles pequeños, era una cantidad grande de plantas que rodeaba casi todo el bunker en su totalidad pero la misma fue quitada por el joven peliverde durante su primer año de estadía en el lugar mediante mucho esfuerzo, trabajo y como no, días de "sufrimiento" bajo los interminables entrenamientos por los cuales pasaba a diario.

Mientras el joven se preparaba para trotar durante media hora como lo solía hacer siempre al comenzar su día, la mujer preparaba varios obstáculos en el campo de entrenamiento para incrementar la dificultad de la prueba del joven.

El campo de entrenamiento consistía de una arena de lucha la cual tenía varias placas de madera de 2 metros de alto clavadas de forma vertical en el suelo con el objetivo de poder utilizarlas de barrera para defenderse y cubrirse de ataques, sin embargo la madera era de un grosor escaso por lo cual las placas de madera podían romperse con un golpe lo suficientemente fuerte o incluso ser atravesadas con otros métodos.

Al cabo de unos minutos el joven terminó su calentamiento y se dirigió a la arena donde su maestra estaba esperándolo.

Ahora estaban ambos frente a frente justo en el centro de la arena a 10 metros de distancia en los cuales un camino largo, recto y ancho se formaba, y en ambos laterales se encontraban las barreras de madera separadas por un metro de distancia, clavadas a la superficie esperando a ser utilizadas para el entrenamiento.

La mujer examinó de reojo al joven verificando que su cuerpo estuviese listo para la prueba. Cabía destacar que la vestimenta del peliverde era simple, un short negro deportivo y una camiseta deportiva de manga corta color verde acompañado de unas botas militares negras para evitar resbalar por accidente en el fango, por último tenia una especie de reloj en su muñeca izquierda el cual la mujer miraba fijamente desde la distancia.

La pelivioleta en cambio tenía una indumentaria más sofisticada de estilo militar, de hecho portaba un chaleco de nanofibras creado por ella misma que cumplía con las mismas funciones de los chalecos anti-balas que estaban hechos en base al tejido kevlar pero este era mucho más resistente, dejando en ridículo los sistemas de armaduras comunes de hoy en día. Bajo chaleco tenía una camiseta negra sin mangas, utilizando un pantalón deportivo negro muy ceñido a su figura acompañado de unas botas militares negras como las que utilizaba el peliverde y por último unos guantes de entrenamiento los cuales dejaban a la vista todos los dedos de la mujer. Sin embargo el joven no podía desviar la mirada de cierto lugar y era el pecho de la mujer. No estaba mirando este lugar con segundas intenciones impuras ni nada por el estilo, lo observaba fijamente debido al objeto cortante que llevaba la mujer sobre una funda adherida al chaleco de nanofibras. Era un cuchillo de combate negro azabache Aitor personalizado cuya hoja media 23cm.

Ver el cuchillo cambio la expresión del peliverde a una amarga ya que había recordado todas las veces que había sido derrotado por su maestra y las cicatrices que habían dejado todas esas peleas perdidas le recordaban que aun podía sentir un dolor fantasma al ver la arma blanca. Pero el joven no tenía ningún tipo de resentimiento en contra de su maestra debido las heridas causadas en el pasado, aunque era cierto que le había causado muchas cicatrices permanentes, para él estas eran trofeos que mostraba su avance según tomaba los extremos entrenamientos que dictaba la mujer. Al principio solía sufrir 3 o más cicatrices en un entrenamiento debido a su baja habilidad de defensa personal pero poco a poco fue disminuyendo la cantidad de heridas que sufría por a sesión indicando así su crecimiento hasta lograr evitar por completo este tipo de daño durante todos los entrenamientos restantes.

Boku no Hero Academia: El Quirk Maldito (VERSIÓN DESESTIMADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora