CAP 39. Nocturne #20.

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--------------/GAVIN P O V/-------------

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En este lugar la noche parecía perpetua, no recordaba cómo había llegado o cuando, al querer mirar hacia algún reloj sus números eran inciertos. Quizá sólo era mi imaginación, pero sentía una gran nostalgia y melancolía, todo me resultaba familiar de cierta manera.

Estaba en la cocina partiendo unas cuantas verduras para una ensalada mientras mi madre terminaba la cena.

"Mamá siempre me decía que tenía que aprender a cocinar no para mantener a alguien si no para no morir de hambre, pero eso no influye en que mi sazón sea malo a mi parecer."

Suspiré en lo bajo, mis ojos estaban un poco llorosos y las manos me temblaban levemente —Oye mamá, ¿sabes qué hora es? —miré a mi madre, se encontraba sacando el pavo del horno.

Dejó la charola en la tabla y me miró con una clara molestia —Gavin, ya me has preguntado eso por lo menos ocho veces. Si continúas con eso en serio me harás enojar.

Había esquivado mi pregunta nuevamente. —Okay okay… perdón. —dije con decaimiento.

Soltó un suspiro, se veía pensativa y distante. Hasta que se percató de mi estado me dedicó una sonrisa. —Ve a encender la chimenea por favor, yo seguiré con eso. —dijo con respecto a mi ya media ensalada.

Asentí, entré a la sala con dirección a la chimenea rústica y anticuada, dejé en ella leña nueva y en ellas dejé caer un cerillo encendido.

"Un poco de acelerante ya que nunca se me da bien encenderla. Cada vez hace más frío, esta es una de esas noches heladas que odio."

—Hermano ¿cuando termines puedes ayudarme con algo? —dijo Henry a mis espaldas, giré la mirada para encontrarlo cruzado de brazos muy demandante hacia mí.

Me reí un poco al verlo así de exigente —Claro campeón, en un momento. —le sonreí al desordenar su cabello con cariño.

Logré hacerlo sonreír también, tomó asiento en el sofá para jugar con un gato de pelaje grisáceo que desconocía.

Tomé el atizador para jugar con las brasas humeantes, el fuego estaba listo y se veía bien a mi parecer. Me giré a Henry para hablarle de nuevo —Hey ¿en qué necesitas que te ayude? —le pregunté.

Me hizo señas para que me acercara a él, parecía que me quería decir un secreto muy importante. —Quiero que bajes el tarro de galletas que está arriba de los cereales y me lo traigas ,es que mamá no me dejó comer más por hoy y no lo alcanzo, pero que sea un secreto entre nosotros. —susurró con una sonrisa, se veía muy impaciente.

Solté una pequeña risa y me enderecé de nuevo. —Oki doki mi capitán, tenga la misión por cumplida.

Miré a la cocina por un momento, mamá estaba ocupada en sus asuntos. Entré y abrí el frigorífico en busca del cartón de leche, vi de reojo hacia donde estaba el dichoso tarro de galletas, esas exquisitas galletas de cajeta y azúcar glass tan dañina que me hacían agua la boca.

Sin pensarlo más de dos veces las tomé mientras mi madre se daba la vuelta.

—¿A dónde crees que llevas eso? —cuestionó a lo alto con tono furioso.

"Mierdaaa, ¡siempre ha podido hacer eso!"

Giré la vista hacia ella —A mi habitación, tengo ganas de comer algunas. —dije sin rastro de duda.

Me miró con ojos pequeños por unos segundos hasta quedar segura. —Bueno... No le des a tu hermano porque después no puede dormir.

—Sí si, lo que diga mi capitana. —Salí victorioso del lugar y en lo alto sostuve el frasco

¿Recuerdas lo que teníamos? / Rᴇᴇᴅ900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora