CAP 48. Toma mi mano y mi vida también.

558 58 89
                                    

------------/ GAVIN P O V/------------

Departamento de Gavin Reed.
02/Sep/2040.
03:26 a.m.

—¿Es porque sientes lástima por mi? —solté mi cuestionamiento con el ceño perturbado y con la mirada continua en el plato que tenía al frente. —En realidad ya no sé en qué pensar.

El de ojos azules apartó la taza que sostenía entre las manos y bajó la mirada hacia sus manos cruzadas con decaimiento. Abrió los labios un poco, pude ver que quería, no, que necesitaba decir algo pero simplemente contuvo la voz ante mi silencio lleno de expectativa.

Ya tenso, rasqué por sobre las vendas que cubrían las heridas de mi cuello y solté un bufido corto casi con la misma expresión de Ryan.

—Perdón por decirlo hasta ahora pero, algunas veces me das el mismo trato que alguien tendría por su pareja. —Miré de reojo hacia Ryan con algo de intriga, su posición era casi la misma a excepción de que ahora había puesto una de sus piernas por sobre la otra.

Le pude ver algo nervioso pero no lo suficiente como para que su led titubeara hacia otra de sus coloraciones.

Sujeté los cubiertos y me dispuse a comer mientras hablaba. Una acción para nada educada, pero vaya a saber desde hacía cuánto no ingería ni un bocado o sorbo de agua.

Continué divagando en voz alta con la esperanza de hacer el ambiente menos pesado. —No lo tomes a mal, pero cuando más pienso en cómo me tratas, más me confunde. Que me sienta así no es para nada tu culpa, así que de ninguna forma te desanimes por ello, me refiero a que desde un inicio estuve desorientado. En un parpadeo pasé de un invierno a otro y tuve que aceptarlo, tanto así que a veces siento que no pertenezco al ahora ni a la vida que llevo. Aún estoy acostumbrándome al hecho de que tengo un gran amigo, o sea tú aparte de Tina, es un cambio ya que no suele agradarme casi nadie y viceversa.

Reviré la mirada agobiado al recordar. —Y lo más reciente, que mi compañero temporal es un maldito psicópata que necesita una castración química urgente, lo hubiera hecho yo mismo pero el malnacido le sacó las balas a mi pistola. —Le tomé un sorbo a mi café para tranquilizarme un poco y continué. —Además de que el departamento tiene nuevos tapices en la pared, cuadros de mi familia colgados en ellas y un nuevo sofá.

Por momentos breves tuve la pequeña impresión de estar dirigiéndole la palabra a una pared. Había deseado desde hacía tiempo tener esta charla en concreto, pero no esperaba ser el único hablando, y si bien Ryan no era un buen hablador, sí era un gran oyente, y me encontraba bien con ello en realidad.

—Un gran choque para mí fue enterarme que tu estuviste a mi lado por tantas semanas cuando estuve en el hospital; todos los días de las 7 u 8 p.m. hasta medianoche… eso es algo muy significativo para mí porque ni siquiera sé cómo fue el día que te conocí, y mucho menos cómo llegamos a ser tan cercanos.

—Si bien tengo detalles vagos de algunos instantes del pasado no lejano, ellos han llegado en circunstancias muy específicas. —Arrugué el ceño un poco y continué hablando pero dirigiéndome totalmente hacia Ryan. —No tienes que responder esto, ¿Pero alguna vez te mencioné, que una noche en el trabajo el hijo de perra de Miller intentó sobrepasarse conmigo? y qué fue lo que recibió de mí, le rompí las bolas pero no lo suficientemente fuerte como para dejarlo con disfunción. Sabía que algo malo recorría la mente de ese bastardo, la intuición no me falló con respecto a la primera impresión que obtuve de él.

Tomé varias tiras de tocino y lo crují entre dientes, lo mastiqué en medio de mi aura oscura llena de mal humor que recibió un drástico cambio. —"Oh mi, qué crocante." —pensé soltando un bufido con ojos cerrados. Me rehusé a seguir gastando saliva y energía vital continuar renegando el nombre de ese pelmazo.

¿Recuerdas lo que teníamos? / Rᴇᴇᴅ900Donde viven las historias. Descúbrelo ahora