Me despierto alarmada por un golpe. Me incorporo en la cama y dudo unos segundos, ¿Y si los hombres de Díaz venian a por mi?
Deje de especular y me levanté de un salto. El ruido había salido de la cocina así que sin preámbulos me dirijo para allá.
Cuando entro, la imagen de mi hija sentada en el suelo comiendo una caja de galletas de canela me alivia.—Tenía hambre.— Pone morritos y le sonrío, si vierais esa carita también lo haríais.
Saco una taza y me preparo el desayuno. En la nevera encuentro un post-it amarillo, "He ido a comprar, vuelvo en un rato." Y una cara sonriente.
A mi madre le costó asimilar que iba a tener un bebé. Pasaban las semanas y ella seguía sin hablarme pero acabó aceptándolo al fin y al cabo, el amor de una madre podía con todo pero con mi padre fue diferente.Cuando les enseñé la prueba recuerdo como su cara se enfurecía, me agarró del brazo y tiró de mi hasta mi habitación.
Él nunca había sido agresivo conmigo, de hecho, nos llevábamos muy bien.—¿Quién es el padre?— Sus ojos estaban clavados en mi y sabia que si le decía el nombre de aquel muchacho el cual horas antes ya me había dicho que no quería saber nada de esto no lo iba a soportar. —He dicho que ¿quién cojones es el padre?
Con lágrimas en los ojos tuve que afrontar la realidad y las consecuencias de mis actos irresponsables.
—Mikel.— Su apariencia no ayudaba mucho, chaval alto, pelo negro, ojos grises, cuerpo MUY tatuado y el noventa por ciento del tiempo con un piti en la boca. Mis padres no lo soportaban, ¿cómo podía su querida hija estar con semejante chusma?
Pero yo estaba plenamente enamorada, ellos no veían lo que yo si. Pero claro, no todo el mundo está preparado para ser padre con 19 años.En cuanto pronuncie su nombre, noté la mano de mi padre colisionar en mi mejilla. Recuerdo el ardor, el calor pero más me dolía que hubiera sido él.
El resto lo recuerdo difuso, muchas lágrimas, gritos, golpes, más lágrimas...
La imagen de mi padre había cambiado totalmente y más cambio cuando un día me levanté al escuchar los sollozos de mi madre.
Se había ido. Había cogido todas su cosas y se había marchado, como un cobarde.Desde aquel día comprendí, que ya no tenia padre y que ahora, mi madre y yo estábamos solas.
Pasaron varios días que disfruté como nunca. Jugando con mi hija, contándole historias, bailando pero la realidad tocó a mi puerta apagando ese haz de felicidad que rodeaba la casa.
—Aún no ha acabado la fase.— Dije aclamando los días de felicidad que me quedaban. —Además, Serena está en casa y si te ve va a hacer preguntas y —Deje de hablar cuando vi la expresión de Dennis. Parecía abatido.
—Renna, no quiero perderte. Tu próximo objetivo es uno de los tíos más ricos y poderosos del país, y si te pilla no saldrás tan fácil como con el anterior y eres lo único que tengo.— Solo pude abrazarlo, es cierto que yo no tenia muchos amigos pero tenia a mi madre y a mi hija pero, Dennis, estaba solo. Bueno, estaba yo, era su única familia.
Cuando ya teníamos más confianza me contó que sus padres estaban metidos en negocios turbios y que como cualquier chaval de quince en un barrio peligroso siempre estaba metido en peleas. Su padre estaba en la cárcel por tráfico de drogas y varios homicidios, cosas que lo iban a mantener encerrado por muchos años.
Pero todo se volvió negro para Dennis cuando mataron a su madre de un disparo en el pecho.
Al parecer, su padre debía dinero y, ya sabéis como acaban esas cosas.Aprieto su cuerpo más fuerte contra mi.
Finalmente se separa de mi y con su mirada perdida me dice,—Ren, ten cuidado, ¿vale?— Asiento y se marcha.
Sujeto mi cabeza con mis manos como si se fuera a caer de tantos problemas.
Entro a casa y veo a Serena sentada en el sofá del salón.
Era una niña muy independiente, aprendió a serlo a la fuerza. Siempre tuvo que quedarse con mi madre mientras que yo seguía "trabajando" en la tienda de ropa y cuando mi madre no conseguía seguir despierta, ella debía buscarse la vida para comer, cambiarse el pañal o hacer los deberes sola.
La miro por última vez y me dirijo a mi habitación, y recuerdo que había quedado con Nyna, sí, a pesar de mi complicada vida aún conservaba una amiga.Nyna y yo nos conocíamos desde el instituto, hacíamos el bachiller social juntas aún que ella finalmente fue a la universidad y yo me quedé embarazada.
Solíamos quedar en una cafetería cercana de donde vivía, nos encantaba su ambiente juvenil y la paz que transmitía la música de fondo.Ella sabía que yo trabajaba en algo no muy legal pero no sabía concretamente en que, ni pretendía decírselo.
Quedaban veinte minutos para vernos así que comienzo a vestirme, no sin antes analizarme en el espejo.Pelo negro, largo, ojos grandes y de un verde apagado y una piel manchada por miles de pecas.
Era alta pero no demasiado, tenía una buena figura pero nada comparado con las modelos que aparecían en la revista de Vogue.
Finalmente, me pongo unos pantalones vaqueros de campana y un top blanco de tirantes.
Me dirijo a la puerta y cuando la abro está mi madre al otro lado.—Mi ángel de la guarda.—bromeo,—Voy a salir un rato.
Ella resopla porque a pesar de que aceptó mi embarazo no aceptó ser la niñera de Serena a tiempo completo.
Camino unos cinco minutos por las apabullantes calles del centro de Valencia hasta el café.
Nyna ya me está esperando y, cuando me ve, levanta las manos y las agita rápidamente para que la localice.—¿Qué tal Serena?— Era su pregunta diaria, supongo que por cortesía pero ella siempre preguntaba por ella.
—Bien, estos días de descanso estoy más con ella.
—Tía, te he dicho mil veces que te busques un curro normal.
La camarera viene y nos toma nota.
Yo pido un capuchino y Nyna un café solo.
Siempre pedíamos lo mismo, hasta los camareros nos saludaban por nuestro nombre de las muchas veces que habíamos ido allí.—Pronto dejaré ese trabajo, solo me queda una última tarea.— Suspiro pensando en los comentarios de Dennis sobre el último chico.
—Me alegro. Por cierto, ya va siendo hora de que te enamores, ¿no?—
No puedo evitar reírme. Llevaba sin pareja formal desde que Mikel y yo lo dejamos. Algún royo hubo por ahí pero nada serio.
—Tía, lo digo en serio. Serena preguntará por su padre y entonces, ¿qué le dirás? Mejor que ya tengas a alguien para que por lo menos sienta que tiene un padre que la quiere.— La idea de que Serena preguntara por su padre me aterrorizaba. No sabría que contestarle pero, sé, que aquel día llegaría porque cuando en el colegio le preguntaran, ¿y tú papá en que trabaja? O ¿cuantos años tienen tus padres? Ella recordaría que nunca estuvo con su padre y que la abandonó.
Acabamos nuestras bebidas, pagamos y caminamos un rato hasta que debíamos separarnos cada una hacia su respectiva casa.
—Renna, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.— Tarde. Nos abrazamos y continuo el camino a casa sola.
Me planteo lo de buscar el amor, pero lo haría después de la última misión, sin preocupaciones.Pasaron los últimos días de invisibilidad y Dennis volvió a mi puerta.
—Toma. Escúchame, planea bien tu estrategia y no falles.— Me entrega un sobre blanco y me sonríe por última vez antes de marcharse.
Me encierro en el baño y abro apresuradamente el sobre.
Estaba más que acostumbrada a esa situación pero esa vez era diferente a las demás."Este hombre es uno de las personas más poderosas y ricas de este país.
Contiene una fortuna de diez millones.
Está casado pero no tiene hijos.
Es uno de los fundadores de Versace y jefe de la oficina que se encuentra en Valencia.
Su mujer se llama Gloriana, es extranjera, treinta años.
Poseen varias casas alrededor del país pero vive actualmente en un chalet a las afueras de la ciudad.
Mucha suerte, Renna"A continuación tenía un pequeño sobre que iba dentro del anterior donde encontraría el nombre y una foto de este poderoso hombre.
Nunca había trabajado con gente con tan grande fortuna pero como dicen, el precio de la libertad es caro.Respiro hondo antes de abrir el sobre.
"Nombre: Sean Ace"
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Obligada a él
RomanceRenna Noun, madre soltera con veintitrés años, una chica que casi sin darse cuenta, se mete en el sitio equivocado. "Haz que se enamoren y luego róbales el dinero" Aquella frase era fácil para ella, siempre lo ha sido, hasta que se encuentra con él...