Capítulo 10

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Era casi medianoche y París parecía estar en completa tranquilidad, en la calle solo quedaban aquellas personas que salían a festejar por las noches.

Está ciudad parecía ser perfecta para ellos ya que sabían que no podía estar más segura.
Todas las noches salía a revisar, muchas veces había detenido varios crímenes hasta que dejaron de suceder con frecuencia.

Estaba pasando por las últimas calles que me quedaban cuando vi aquella familiar imagen roja con puntos negros, sentada en uno de los techos.

Estábamos cerca del puente nuevo en la ciudad, el lago estaba tranquilo como era usual.
Caminé lentamente hacia ella y la pude apreciar mejor. Ella tomaba sus rodillas con sus manos y las apretaba hacia su pecho mientras pequeños sollozos emanaban.

Perfecto, Adrien.
Así querías verla ¿No es cierto?

Ella se giró a verme asustada y limpio sus lágrimas con su pequeño guante.

-Solo estaba haciendo las revisiones que Tikki me dijo-dijo cortante sin prestarme atención-si quieres irte a descansar, está vez las hago yo.

-Oye...

-Quiero estar sola- me detuvo de inmediato-¿Podrías por favor solo irte?

Ella estaba enojada conmigo y la verdad lo comprendía, la había lastimado. Mi cabeza lucho por segundos para decidir que hacer, quería respetar su decisión pero no podía dejarla así.

Decidido me acerque a ella y me senté a su lado, Marinette lanzo un quejido de enfado mientras lo hacía pero no me importo.

-Lamento lo que te dije - ella solo escondió aún más su rostro en sus piernas, evitando mirarme así que yo continúe-no estoy acostumbrado a tener un compañero, sé que no es excusa para lo que te hice pero de verdad lo estoy intentando.

-Tienes razón, yo no soy la adecuada para esto-dijo entre sollozos, sentí esa punzada de nuevo en mi pecho al verla de esa manera.

Con mi mano tome su barbilla para poder girar su rostro y mirarla.
En sus ojos azules se veía una profunda tristeza al mismo tiempo que pequeñas lágrimas caían por su mejilla.

Vacilante, acerqué mi mano libre hacia una pequeña gota que caía en su mejilla. Con delicadeza y cuidando no lastimarla con él, la limpie.

Sus mejillas se ruborizaron mientras rozaba su piel, podía sentir que su temperatura subía al tiempo que sus mejillas se colocaban en rojo intenso.

-Nada de que lo que dije es verdad, eres perfecta para esto ¿Entiendes? - su expresión de sorpresa no podía detenerse, solo estaba en silencio -solo debes acostumbrarte un poco, fue tu primer día. Yo fui un poco...

-Malvado - completo ella al fin mientras una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.
Al menos me hablaba al fin, eso me tranquilizó.

-Yo me habría llamado peor-ella empezó a reír un poco al igual que yo-de verdad perdóname por hacerte sentir así.

Al observar su profunda mirada azul pude ver una pequeña señal de un brillo, un extraño brillo que jamás había visto en sus ojos.
Iluminándolos de manera increíble y reluciendo junto a su sonrisa.

Ella me miró fijamente a los ojos por largo tiempo, parecía estar confundida por la situación sin embargo me dio la oportunidad de adentrarme aún más en ese tono azul cálido.

-¿Qué sucede?- me dijo entre susurros y mi corazón dio un pequeño salto, asustándome al mismo tiempo que sucedía.

Extrañado me di cuenta que aún tenía mi mano en su rostro y la aleje con rapidez evitando su mirada.

¿Pero que estaba pasando conmigo?

-Nada, solo me alegro de que estés mejor-hable en voz baja para intentar no demostrar la sorpresa que me invadía.

-Si, me siento mejor... Creo que tienes razón en que debo practicar más - la mire de nuevo, quería utilizar este nuevo tema para controlarme un poco.

-Te enseñaré todo lo que pueda - le dije con serenidad.
Ella asintió enérgicamente y miró hacia las calles de París.

-Siempre me ha encantado está ciudad-lanzo un gran suspiró y abrazo aún más sus piernas-nunca pensé que yo terminaría siendo su protectora.

-¿Ya pensaste como te llamarás?- ella se giró a verme con duda- si quieres que te llame "chica de puntos" por mí está perfecto.

-No lo sé - empezó a morder su labio mientras parecía estar pensando en algo, una gran sonrisa apareció de repente en ella y con entusiasmo cambio de posición, está vez colocando todo su peso en ambas rodillas para verme - Ladybug... Seré la increíble Ladybug.

-¿Ladybug?

-¿Qué pasa? ¿No te parece increíble?

-No es eso, es solo que ... Es algo predecible ¿No creés?- su rostro cambio a una aparente indignación, la verdad era una divertida expresión.

-Bueno, tal vez pero pensé que ya que mi compañero se llama "Chat Noir"...

No pude evitar reírme con ese comentario, tenía razón eso no lo podía negar pero me divertía aún más sus expresiones.

-Esta bien, ya no te molestare Ladybug- ella extendió su pequeño puño hacia mí, esperaba expectante mientras yo intentaba descifrar su mensaje.

-¿Compañeros?- me dijo con alegría. Sorprendido y con la esperanza de que esto marcará un nuevo comienzo, imite acción.

-Compañeros- chocamos nuestros puños en señal de amistad, esto podría terminar bien.
Se volvió a sentar en silencio a un lado mío, ambos nos quedamos así por algún tiempo
En otras ocasiones esto me parecería incómodo pero la verdad con ella no era así, bastante extraño a decir verdad.

-Entonces ¿Jamás conoceré a "el guardián"?- dijo ella al fin sacándome de mis pensamientos.

-Tal vez algún día, ahora es muy peligroso por todas esas cosas que están ahí afuera.

Ella asintió con lentitud pero parecía estar pensando en algo más, con indecisión se giró a verme y preguntó.

-¿Y nuestras identidades? Es decir jamás voy a saber quién eres ¿Cierto?

Esa pregunta me sorprendió bastante.
¿Ella quería saber quién era?

-Es arriesgado, tal vez cuando termine y la ciudad este a salvó- dije tranquilo, era una posibilidad.
Es decir podía entenderla, aquí estaba un desconocido pidiéndole que confiará en él.
Al menos yo sabía quién era ella pero...

Marinette empezó a reírse en voz baja y yo solo la mire con duda.

-Tengo una amiga que le encantaría dar la primicia de tu identidad - fue lo único que me dijo y después agregó- entonces hasta que termine todo esto.

-Si hasta ese momento ɱყ ℓα∂ყ - me puse de pie y con un leve inclinación hacia ella continúe- nos vemos mañana compañera.

Ella soltó una carcajada y colocó una mano cerca de su pecho imitando uno de esos antiguos saludos para hablar.

-Hasta mañana compañero.

Partí a mi casa, a toda velocidad para llegar a dormir como lo pido desde hace horas además evitando a toda costa soltar el montón de dudas que tenía ahora.

We'll Meet Again (Chat Blanc p.3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora