III

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- ¡Carvhalo san, Carvalho san!

Un par de chicas corrían tras él, un poco excitadas por lo que estaban a punto de preguntar.

- Boa tarde.

Las chicas se derritieron al escucharlo hablar su idioma natal, el chico hizo una pequeña reverencia y sonrió a su pequeña audiencia.

- Carvhalo san, me gustaría saber si algún día te gustaría salir a tomar un café... con- con noso- sotras...

Sebastião las miró con ternura, porque era lo único que le inspiraba, para las chicas seguramente les había costado un esfuerzo sobre humano acercarse.

En su país iban las féminas era directas ,eran más liberales en esos aspectos. Ellas podían tomar la iniciativa sin problema.

- Claro, no tengo ningún problema. Pero tengo que decirles a ambas que yo soy gay.

Las chicas se pusieron rojas y patidifusas. No sabían cómo tomar esa revelación.

- Até mais, meninas.

Carvhalo san se despidió con una reverencia, antes de irse les dijo...

- Avísenme para el café.

Sonrió y les envió un guiño coqueto

Le encantaba ver la reacción de la gente cuando les confesaba sus preferencias.

Las chicas seguían perplejas, pero se derritieron un poco más al ver y escuchar a aquel tipo.

- No importa que sea gay. Igual es lindo.

Sin más remedio se animaron unas a las otras. El tipo seguía estando guapísimo gay o no, y estar a su lado era un simple placer.

Por su lado, Carvalho pensaba que era una lástima que las mujeres perdieran el tiempo con él.

Si un hombre le hubiera invitado un café... o mejor dicho su Morinaga le hubiera invitado, esa fuera otra historia.

- No sé cuánto tiempo pueda aguantar... ¿Será hetero?

«Oh senpai, eu gostaria de beijar você do começo ao fim»

Sebastiãn necesitaba controlar su cuerpo y su entrepierna, era demasiado todo.

«Hoje eu preciso de uma bebida»

Y se fue a buscar distracción.

Miss Book
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Amante do BrasilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora