Capitulo V

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diane comenzaba su día bastante temprano, incluso antes de algunos sirvientes de la casa por lo que se dispuso a vestirse, con algo simple ya que se decidio buscar flores para su dormitorio de una pequeña subida que se encontraba cerca, debia ser rapida, porque iba demasiado simple para su clase casi parecia una doncella pero eso era algo que no le molestaba, sus vestidos simples eran mucho mas comodos para salir a caminar, a diferencia de los grandes y pomposos que la gran mayoria de mujeres portaban la gran parte del tiempo, una vez lista salio de su cuarto distraida en sus pensamientos, solo podia pensar en el caballo como aquella voz masculina tratando de calmarlo, hasta que sin percatarse llego a dicha colina repleta de flores quitó sus zapatillas, amaba esa sensacion de rocío en sus pies.

-¡que bellas flores!- cogió su canasta de estabre- tomare algunas de ustedes pero las pondre en agua para que esten vivas- les hablo a las pequeñitas flores de distintos colores para pedir su permiso.

la jardineria se le daba bastante bien a decir verdad su madre siempre quedaba impresionada de que todo lo que ella plantaba se daba de manera casi magica, pero su secreto era hablarles con amor y pedirles autorizacion ya que para ella eran sere vivos.

una vez que tomo las flores que necesitaba, agarró un lado de su vestido y se hecho a correr para respirar ese vientesillo antes del amanecer sin enterarse que un caballero, por uno de los balcones de la propiedad estaba cautivado observandola.

-es ella- susuro, era la chica del lago, aquella que habia aparecido en sus sueños es noche, no parecia una doncella a decir verdad por esa piel tan reluciente pero tampoco parecia una noble, todas las mujeres que conocia odiaban estar descalsas, usualmente despertaban cuando el sol estaba en su apogeo, usaban esos grandes vestidos con corsé para que los hombres elogiaran sus figuras mostrando sus mejores atributos y asi conseguir al mejor cónyuge.

pero esta chica primero estaba juntando no mas que hierba de esa colina, estaba en pie antes del amanecer sin sus zapatillas, despreocupada recorriendo el lugar sin preocupacíon alguna del mundo o quien la viera- ¿quien eres chica del lago?- se preguntó 

-¿qué miras lorcan?- dijo una voz al lado de el, este salto espantado, ya que no esperaba a nadie a esa horas

por suerte aquella chica se habia ido como en la otra ocasión ahora ella solo estaba en sus memorias- debia saber quien era- pensó

el sueño de la voz era el marque de brown, el tambien acostumbraba a levantarse en la madrugada por el trabajo pero ya era parte de su rutina

- solo miraba el amanecer- aclaró el duque 

-mmm..- dijo divertido - pensabas en tu señorita de anoche- era mas que obvio por esa cara que tenía ,penso conrad  entretenido,porque sabia perfectamente cual señorita estaba robando los pensamientos de su amigo y no era nadie más que su querida prima la saltamontes diane 

-¿tienes una idea de quien puede ser ?- pregunto el marques ya que tenia curiosidad de los pensamientos de aquel hombre

-una doncella puede que sea, las mujeres de bien jamás estarian desnudas en un bosque para probar el agua de un estanque- contestó con un tono de confianza para que su amigo no tomará el mismo interes que el hacia aquella misteriosa dama, pero en realidad, no tenía ni puta idea de la procedencia de la señorita en cuestión.

-bueno quizas al desayuno tengamos el placer de verla, sabes que las mujeres nos sirven el desayuno- comentó el amigo satisfecho de la pobre mentira que  habia dicho el duque

- sabes muy bien que odio el desyuno- dejo de mirar por aquel balcón- tomare el te en tu oficina, tenemos mucho de que hablar por lo que te sugiero que hagas lo mismo, no hay tiempo que perder en este negocio las telas llegaran en un mes y debemos ser los primeros en verlas- al decir esto salio a paso rapido, no queria que su amigo viera a la chica, solo el tendria el placer de observarla pensó con un sentimiento desconocido en su corazón.

La indomable e incorregible señorita DianeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora