Capitulo XII

213 14 3
                                    

Lorcan apoyo su mano en la espalda baja para comenzar a bailar mientras Diane aun tenía su mente en el balcón no entendía cómo se dejó llevar tanto con aquel hombre, pero de una cosa estaba segura en ese momento, fue que su tacto no le disgustaba para nada, era muy ágil en sus movimientos, tanto era así que ni si quiera sentía sus pasos, era como estar flotar en una nube donde nada ni nadie importaba, solo ellos.

- Es la primera vez que la veo tan tranquila a mi lado señorita Diane - comentó el duque mientras disfrutaba del aroma de la chica el cual desprendía en cada movimiento, para el era algo exquisito tan sutil, pero a su vez tan salvaje, era tan ella...

- Usted me ha obligado, y si no quiero armar una escena como la de la temporada pasada tengo que calmarme, piense que es solo compasión hacia usted, no se haga ilusiones- susurraba mientras el hombre la giraba para cambiar de lugar, "no podía parecer nerviosa" pensaba.

 - Créame que nunca me haré ilusiones cuando se trate de usted- era una completa mentira, se le había imaginado sin ropa en su cama gimiendo su nombre mientras él le tomaba ese cabello tan largo para que lo besara mientras la penetraba hasta saciarse de ese bello cuerpo desde el día uno, pero eso era algo que nadie debía saber, era su secreto más profundo de su alma, corazon y mente.

- al fin, en algo estamos de acuerdo mi señor- la danza estaba culminando, pero un sentimiento de soledad se posó en el corazón de Diane.

 - Ya casi termina- le hablo bajito al oído a chica- ¿me haría el honor de concederme la segunda pieza? - sorprendiendo a la muchacha, pero esta no quería verse involucrada de ninguna forma con ese hombre.

 - Lo lamento duque, pero por lo que veo hay muchas jovencitas que se nos están acercando junto a sus madres para pedirle el siguiente turno- y fue lo ultimo que dijo antes de dar final a sus pasos para hacer una venia, luego pasó retirarse de ese lugar, dejando a un duque solitario con cara de pocos amigos viendo como al menos una docena de mujeres mayores le daban halagos para que se fijara en algunas de las tantas hijas.

- Vaya señorita Diane esperaba algo más de usted, pero resulto ser una perra cualquiera arrastrándose a los brazos de mi futuro esposo-

Estupefacta Diane giro su cabeza para sonreír una manera tal que un escalofrío recorrió la espalda a quien se atrevió a decirle ese anticuado insulto.

- ¡Vaya señorita Nancy!- fingió sorpresa para mirarla directo a los ojos- no me sorprende ver como esta tan desesperada llamando "esposo" a un hombre que por lo que veo ni si quiera la mira o la toma en cuenta - se acercó hasta estar frente a frente de la señorita barqué susurrándole para que nadie escuchara la manera en la que estaba a punto de hablarle- no crea por que ya le han funcionado esas amenazas en otras chicas van a funcionar conmigo , de hecho esta muy lejos de sorprenderme, escuche bien la perra arrastrada acá es usted, parece más una prostituta que una mujer de bien, si se llegase a acercar a mí, a mi prima o a isabella se las verá conmigo y créame que soy capaz de mucho para defender a mis seres queridos- y así Diane se alejó dejando sorprendida a Nancy quien se quedo con las palabras en la boca, no pudo ni si quiera refutar a cada una de las oraciones de esa mujer. 

Pero una idea se cruzo en la cabeza de lady Nancy para llamar la atención del duque y humillar de una vez por todas a esa mujer vulgar de campo. sus lagrimas comenzaron a brotar cual cascada para correr a los brazos de Lorcan quien estaba acompañado de su amigo el marqués, entre otros nobles.

duque Bedford- sollozaba Nancy apoyando sus senos en el pecho del hombre asqueándolo– lady forest acaba de amenazarme, llamándome perra porque le hable de nuestro posible compromiso, por favor haga algo con esa chica- hablando desesperadapara que otras personas sintieran compasión de ella, así mataba dos pájaros de un tiro Lorcan se sentiría presionado para que se casara con ella y sacarían de ahí a esa chica quien se estaba transformando en una verdadera molestia, debía eliminarla enseguida pero no contaba con el real carácter de Diane o el delduque.

La indomable e incorregible señorita DianeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora