#9 Casa club

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Unos pocos días habían transcurrido después de todo: Sentada en el suelo cómodamente con la radio a un lado de ella mientras cambiaba la emisora. Llevaba unos pantalones de jeans desgastados con una camiseta de corazones que en algún momento Richie le obsequio por su cumpleaños. Para todo el grupo era claro decir que su ojo continuaba un tanto colorido, pero mucho mejor que antes. 

—(t/n) — la llamo Stan —.

Y ella prontamente detuvo lo que estaba haciendo para mirar a Stan que ahora se acuclillaba en frente de ella. Notando prontamente en sus manos una gorra de baño con corazones que combinaban con su camiseta.

—Déjame ayudarte — se ofreció él —.

—Oh, claro — le contesto (t/n) calmadamente —.

Stan acomodo la gorra con cuidado de no jalar ni un cabello de ella para lastimarla por accidente. Y pronto se aparto cuando había acabado, entregándole una sonrisa a ella antes de levantarse. (t/n) le dio un gracias con aquello, pronto volviendo a lo que estaba haciendo con anterioridad. 

Y con ello: Beverly estaba con una sonrisa triste. Pensando; ¿Cómo podría competir con alguien como Stan? 

—¿Qué mierda es? — escucharon ambas a Richie —.

—Es para que no te caigan arañas cuando estés aquí. 

—Stanley, no le tenemos miedo a las arañas.

Contesto, arrojando su propia gorra al suelo en ese instante. Y desviando su mirada al resto del grupo que en esos momentos ya tenían una gorra propia en su cabeza, (t/n) le sonrió burlonamente con ello, y Eddie acabo por quitarse la gorra de la cabeza, dejándola caer al suelo.

—Retiro lo dicho.

—Es la primera vez — se burlo Beverly —.

—Touche. 

(t/n) soltó una risita con ello. Y finalmente fue capaz de encontrar una estación de radio donde la música no le parecía algo de mal gusto. Tomo la oportunidad de sacar la cajetilla de cigarros de su bolsillo mientras sacaba un cigarro y lo ponía en su boca calmadamente. Y entonces, Beverly tomo eso como una oportunidad para sentarse al lado de la chica. 

—¿Me darías un cigarro? — pregunto casi nerviosamente —.

—A la orden, Bev.

Beverly se rio con ello dulcemente. Sin dejar de mirar a (t/n) con un rubor en sus mejillas, aceptando el cigarro que (t/n) le entregaba, y lo encendía para ella. Agradeció en silencio, la cabeza de (t/n) pronto alzándose ante la inminente discusión entre Richie con Eddie, aunque sonrió más que nada para si misma.

Observando como Eddie se instalaba en la propia hamaca aun con Richie en ella. (t/n) sabia que los sentimientos eran mutuos. No tenía que preguntar para saberlo, se notaba en las miradas de Eddie, en sus acciones. 

Se tenso cuando pronto sintió la cabeza de Beverly apoyándose en su hombro. Su rostro tornándose colorado involuntariamente, pero pronto sonrió con ello, sin dejar de fumar en lo absoluto.

—¿Creen que seguiremos siendo amigos de adultos? — pregunto de pronto Stan, llamando la atención de todos —.

Y (t/n) temió que la pelirroja se movería de su sitio, pero para su sorpresa se quedo quieta ahí, sin moverse, sin quitar su cabeza de su hombro.

—Claro que si, Stan — le contesto Beverly —, no tienes porque estar triste. 

—Apuesto a que (t/n) junto con Beverly tendrán unos grandes pechos — menciono prontamente Richie —.

Stan rodo sus ojos con el comentario salido de tono en cuestión. Pero, ambas chicas solamente se largaron a reír a carcajadas con la mención en cuestión. 

—Que halagador, Tozier — respondió (t/n) —.

Y pronto, con ello todos se unieron a las risas de ambas chicas con esas menciones. Y eso solo fue un comienzo para comenzar a hablar de cosas acerca del futuro de todos, en si tendrían hijos, cosas como ese estilo. 


Horas más tarde a aquello (t/n) se encontraba pedaleando con prisa. Antes de tener que volver a casa había tenido que ir a buscar un libro a la biblioteca que su madre le había pedido, era por ello que se encontraba volviendo a su casa en completa soledad. No faltaba mucho para el toque de queda. 

Pero ahí estaba ella pedaleando con prisa.

Su propia mente gritando: "¡No mires hacia atrás!" 

Preguntándose como estuvo pasando un buen momento con sus amigos, para que lo siguiente fuera de esa manera. Huyendo. Con su corazón latiendo con prisa por el miedo y el mismo cansancio de tanto pedalear.

Solo quería llegar a casa.

—¡Únete al circo (t/n)!

Diviso su casa. Pedaleando con tanta fuerza, que cuando doblo por la esquina acabo perdiendo el control. Su bicicleta yéndose hacia un lado. Y finalmente cayendo. Un fuerte dolor en su brazo derecho cuando este dio con todo el suelo. Raspándose. La sensación de quemazón en su brazo, su respiración acelerada.

Sentándose. Y mirando hacia todas partes: Estaba sola. 

—¡(t/n)! 

Se alarmo cuando escucho la voz de su padre que ahora corría en su dirección. Posiblemente esperando al regreso de ella. (t/n) aun se encontró mirando a la dirección en la que estaba huyendo, no había absolutamente nada, como si ese payaso se hubiera desvanecido con el viento. 

—Cariño, mira tu brazo, vamos adentro — dijo su padre mientras la ayudaba a levantarse del suelo —. ¿Qué paso? Tu no sueles ser tan propensa a accidentarte con la bicicleta.

(t/n) finalmente encontró el valor para hablar.

—A-A-Alguien estaba persiguiéndome... 

—¿Alguien? — pregunto su padre, mirando a todas partes —. Seguro tiene que ser ese asesino de niños del que todos hablan. Ven, vamos a casa. Nada ni nadie puede hacerte daño dentro de casa, ¿de acuerdo? Vamos, tenemos que revisar esa herida. 

Sin embargo, (t/n) se pregunto si era cierto que incluso dentro de su casa podía estar a salvo. Ella creía verdaderamente que no. Pero, estaba aliviada de encontrar que su padre estaba en casa, e incluso preocupado por su salud.

Bien en otras casas la situación era mucho peor a la de ella. 

Y también pensó; otra herida más a la colección. 

New Romantics {Beverly Marsh & Lectora} FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora