Nunca hubiera pensado eso de usted

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Día 5. Tren de las 06.22


-Hey, buenos días Natalia- dijo Alba entrando en el vagón, intentando recobrar su respiración -¿Está mejor con respecto a ayer?- preguntó mientras se sentaba a su lado.

La morena no le respondió y creyó en un primer momento que no la había escuchado.

-Natalia...-

-Escuche, Señorita Reche- La interrumpió ella sin delicadeza, como si estuviera la defensiva -Con respecto a ayer, fue muy amable conmigo y se lo agradezco. Sin embargo no quisiera que se imaginase que ahora vamos a hacernos amigas y que le voy a contar mi vida-

-Wow, la zorra nunca está lejos, ¿verdad?- dijo Alba ligeramente desilusionada después de haber creído que estaban haciendo progresos.

La morena la fusiló con la mirada

-No le permito que me insulte-

-Escuche, no quiero hacerle ningún mal, ayer no estaba bien, no lo pensé, yo soy así. Ahora usted prefiere que sigamos peleándonos, también me vale-

-Pero yo no quiero que esto continúe, quiero que me deje tranquila. ¿Qué le aporta pincharme de esa manera permanentemente?-

-¿Quiere la versión suave o la dura?- preguntó con una gran sonrisa Natalia se masajeó las sienes antes de inspirar profundamente.

-Suave- dijo en un susurro.

-Me pongo caliente....- respondió ella devolviéndole la pelota

-¡Oh Dios mío!- exclamó la morena -¿Qué habría pasado si hubiera pedido la versión dura?-

-Un poco lo mismo, pero con mención al estado de mis bragas- respondió Alba con total naturalidad.

-Es usted atrozmente vulgar-

-Es lo que dicen, sí. Venga, no se impresione, no me la voy a comer, no estoy tan necesitada como para cambiar de acera. Y eso incluso cuando los hombres son a veces unos energúmenos-

Natalia no respondió, pero se rio por lo bajo. Alba le lanzó una mirada interrogativa, pero no obtuvo ninguna respuesta y prefirió dejarlo pasar. Al igual que ella, Natalia había tenido que tener su buen número de pesos pesados en su vida.

-Siento haber estado a la defensiva- dijo finalmente la morena -No...no soy muy ducha con las relaciones sociales

-¿La asustan?-

-Yo no...-

-Perdóneme, pregunta muy personal- dijo la castaña al verla dudar -¿Por qué no intentamos ir poco a poco? Para empezar, ¿a qué se dedica? No, tengo algo mejor, y ¿si intento adivinar su trabajo y usted el mío?-

-¿Es un desafío?-

-¿Por qué no? La que pierda, paga una prenda-

-No tenemos ocho años, Señorita Reche- suspiró la morena.

-Puede elegir lo que haya que pagar-

La joven pareció vacilar un instante, su interés había sido picado ante esa perspectiva, y cedió.

-Si yo gano, debe decirme cuántas parejas sexuales ha tenido en su vida, y no sólo el número, quiero los nombres y duración de la relación-

-¡Oh Dios mío!- exclamó Alba -Y yo que creía que hacía preguntas demasiado personales-

-Ha picado mi curiosidad-

-Entonces, si gano yo, ¿responderá usted a la misma pregunta?-

-Por supuesto- dijo ella con una voz casi profesional.

Asiento 3520Donde viven las historias. Descúbrelo ahora