Sé que me estoy enamorando de ti

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Wenas!! acordaros que es el Pov de Natalia... así que hacemos viajecito al pasado para ver como lo vivió ella y escuchar alguna que otra conversación que anteriormente no hicimos

Día 19 Tren de las 17:15

-Se puso nervioso al no verte, así que lo he traído hasta aquí-

El tuteo saltó de inmediato a los oídos de la joven. Ella la había tuteado, así, como si nada pasara. ¿Cómo debía ella actuar? Si continuaba tratándola de usted, iba a marcar una distancia que no quería que existiera entre ellas. Si la tuteaba, ¿qué pasaría? Natalia se moría de ganas de hacerlo, quería traspasar ese límite con ella. Pero si lo hacía, ¿qué otros límites traspasarían? Ella estaba casada, ¿por qué tendría que estar casada?

La inquietud en la mirada de la joven acabó por acabar con sus tentativas de mantener el control. Alba parecía tan nerviosa, tan insegura, casi culpable y llena de remordimientos por haber pronunciado la última frase. Decidió sonreírle y actuar como realmente en su interior tenía ganas de hacerlo.

-Has hecho bien-

Hablaron un poco, en un ambiente sereno y agradable mientras Santi dormía apaciblemente recobrándose de esas intensas emociones. Ella se dejó acunar por ese momento lleno de dulzura sin intentar comprender o analizar lo que acababa de pasar. No se sentía capaz de ello, aún no. Era demasiado pronto, muy desestabilizador, no quería ahondar demasiado en ello y prefería disfrutar de ese bienestar que se instalaba entre ellas. Cuando Santi se quedó bien dormido, sonrió orgullosamente dándose la vuelta hacia Alba. Su buen humor se transformó rápidamente en un nudo en su garganta cuando divisó todas las emociones en la mirada de la rubia. Ella la miraba con intensidad, con turbación, con ternura, pero más allá de todo eso, Natalia no podía negar el amor con el que posaba sus ojos en ella. Se le cortó la respiración y no sabía cómo reaccionar.

-Hace un momento, ha sido muy...cómo decirlo...lo que ha pasado ha sido...

- Oh, no, eso no. Pensó inmediatamente la joven, no estaba preparada para ponerlo en palabras, era demasiado pronto. Así que reaccionó torpemente quizás, pero era todo de lo que era capaz en ese momento.

-Shhhh- dijo posando sus dedos en sus labios.

Amó la sensación en su piel y para que ésta no se acabara, deslizó su mano por su mejilla tan suave. Cogió un mechón de su magnífica cabellera rubia y lo dejó deslizarse entre sus dedos, disfrutando de los estremecimientos que provocaba en la joven. Observó sus rasgos, cada lunar, cada peca, quería memorizarla, imprimir su imagen en su mente para llevarla todo el tiempo con ella.

-¿Puedo al menos decir lo que yo...- intentó de nuevo Alba. –

-Lo sé Alba, creo, y creo que...que...yo también- dijo suavemente.

Conocía el lazo que las unía, tomaba consciencia de ello, pero era demasiado pronto para etiquetar, era incapaz de lidiar con las palabras

-Pero ahora no, no estoy...Es...todo es demasiado...¿podríamos...podríamos...quedarnos así...un poco más?-

Cuando fuesen a hablar, todo explotaría, la burbuja que las protegía iba a estallar y deberían afrontar el mundo a su alrededor. Natalia quería preservar aún un poco más ese santuario de ternura en el que se habían encerrado.

-Todo el tiempo que haga falta-

-Gracias- respondió ella aliviada, sin resistirse al deseo de besar su mejilla.

Pero en su interior, era consciente del amasijo de dudas que en que debía estar hundida su amiga. A falta de confesarle lo que sentía, podía al menos intentar explicarle el porqué de su silencio...Le debía eso. Así que inspiró profundamente, acurrucada contra ella y se lanzó.

Asiento 3520Donde viven las historias. Descúbrelo ahora