Lanzarse a la piscina

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Día 87 11:30

Todo el juicio les había parecido interminable. Al fin estaban en el día del veredicto y Alba pensaba en todo por lo que habían pasado. Alicia se había tomado muy mal el enfrentamiento que habían tenido y, aunque no podía probar el golpe, había pedido la custodia exclusiva de Santi. A continuación, había venido el informe social que puso a Natalia en un estado extremo de angustia. Había ordenado y limpiado la casa veinte veces esperando que llegara. Cuando tocaron a la puerta, Natalia se sobresaltó y corrió a abrir, nerviosa.

-Buenos días- dijo ella enarbolando una inmensa sonrisa

-Buenos días. Soy el señor Labanda, soy la persona que le hará informe en el caso del divorcio Lacunza- se anunció él.

-Aquí es- respondió ella tendiéndole la mano antes de separarse para dejarlo entrar

-Yo soy Natalia Lacunza y este es mi hijo Santi-

-Es mi casa- canturreó el niño sonriendo -¿Queres ver mi habitación?- preguntó cogiéndole la mano al recién llegado

-Santi, cariño, espera, primero vamos a hablar, después le enseñaremos la casa, ¿de acuerdo?-

-Chí, mamá- dijo él visiblemente desilusionado

-Y usted debe ser Alba Reche- añadió el hombre girándose hacia ella

-La Señora Lacunza ha mencionado su nombre a menudo-

-Prefiero no preguntar en qué términos ha hablado de mí- suspiró ella tendiéndole la mano.

-Hace bien-

Él comenzó con su visita, inspeccionó el lugar tomando muchas notas. Preguntó sobre la costumbre para levantarse, acostarse, sobre las personas que cuidaban de Santi, los horarios de trabajo. En cuanto subió al piso de arriba, Santi corrió a su habitación y todos comprendieron que había que seguirle.

-¡Qué entusiasmo! Lo imaginaba reservado, casi un niño triste cuando lo vi en casa de su ex mujer, me doy cuenta de que aquí es todo lo contrario-

-Quizás sea porque está más acostumbrado a este entorno- respondió Natalia incómoda, oscilando entre el deseo de hundir a Alicia y el de permanecer imparcial.

El señor Labanda le dedicó una mirad divertida y tomó notas. Alba vio a su compañera retorcer el cuello intentando ver lo que escribía y ella fue a coger su mano para tranquilizarla.

-Es un punto a su favor no querer hundir a la otra, es un cambio- dijo él como si nada entrando en la habitación.

-¿Has sido tú quien has puesto esa foto?- le preguntó a Santi señalando un portarretrato sobre la pequeña mesilla de noche, en el que se encontraba una foto de Alba, Natalia y él.

-Yo elegí. Mamá tene muchas fotos-

-Pidió esa- comenzó Natalia para explicarlo mejor -hice revelar muchas fotografías y él tuvo el derecho de elegir la que quería para su portarretrato-

-¿No habrías querido una foto con tu mamá Alicia?- preguntó él sentándose en la cama a su lado

Santi frunció el ceño y apretó el portarretrato contra su pecho. Movió la cabeza haciendo un gran no y huyó cuando el hombre quiso acercarse.

-Es mío- dijo enfadado -Mama dijo, tú eliges-

-Oh, pero si tenías toda la razón, es una foto muy bonita-

El humor del niño se aligeró inmediatamente y volvió a enseñarle la foto

-Este es Santi, esta es mamá y esta es Alba- enumeró él apuntando con el dedo a cada persona.

Asiento 3520Donde viven las historias. Descúbrelo ahora