Fue un placer discutir con usted

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Día 2. Tren de las 06:22

Alba se enderezó e inspiró profundamente, avanzó con paso seguro y se sentó, como el día anterior, al lado de la morena que no había dejado de mirarla.

A penas se hubo sentado, vio cómo su vecina hacía una mueca y arrugaba la nariz.

-¿Algún problema? preguntó Alba mientras sacaba sus auriculares

-Sí...¿Conoce lo que es la ducha?

Alba sonrió al ver que la morena atacaba directa y con fuerza. Inspiró, decidida a no perder su ventaja.

-Ah eso...Claro, usted no conoce el olor del esfuerzo-

-¿Llama esfuerzo a correr como una loca para coger un tren? Sería un esfuerzo evitable si supiera organizarse

-Es más fuerte que yo, me encanta correr

-Y envenenar mi oxígeno

-Pero, querida...Nada le impide sentarse en otro sitio si mi olor la indispone hasta ese punto

Alba estaba exultante, su vecina no se movería, ella sabía que no olía mal y que la morena simplemente había intentado sacarla de quicio.

-Está bien, lo voy a soportar, ya he visitado alguna granja y he sobrevivido

La rubia se echó a reír, ganándose de nuevo una mirada asesina.

-¿Puedo saber lo que la hace reír?

-Oh, no, nada...- dijo ella calmándose -Sólo la idea de verla en una granja

-¿Y eso por qué la hace reír? Estoy perfectamente cómoda en una granja

-Oh, sí, se ve, con su traje impecable, su peinado niquelado y sus tacones de quince centímetros

-No voy así vestida a un lugar como ese, por supuesto, y además al contrario que usted, no voy allí para meterme directamente en la pocilga

-Oh, sí, todos mis amantes se lo dirán, soy una verdadera cerda-dijo ella con una falsa expresión salvaje.

-Señorita Reche es usted vulgar- resopló su vecina

-Perdón, majestad, y además, ¿qué haría usted en ese granja? ¿Dueña del terreno?- dijo en un tono exageradamente snob.

-Para su interés, monto a caballo, y no es como piensa del estilo "ensillen mi caballo, salgo en una hora"-dijo con voz altanera-Me gustan los caballos y lo hago todo, me ocupo de ellos, monto, arreglo el box, todo. Así que deje de juzgarme, usted no me conoce.

La morena frunció el ceño al ver que la rubia la miraba con una inmensa sonrisa

-Qué?

-Estaba segura de que haciéndola enfadar, lograría saber algo más de usted-dijo ella amablemente.

-Yo...

Su frase se perdió en su garganta cuando se dio cuenta de que la rubia tenía razón y se hundió en su asiento, echándose pestes interiormente por haber caído en la trampa de esa manera.

- Venga, no se enfade, no es algo malo abrirse un poco

-Pero, ¿para qué abrirse? Usted no es más que una desconocida pegajosa en un tren que espero tener que coger el menor tiempo posible

-¿Tardará mucho su coche en ser reparado?

-El tiempo de recibir la pieza...-dijo ella malvadamente.

Asiento 3520Donde viven las historias. Descúbrelo ahora