Ella me hace revivir

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Día 15. Tren de las 06:22

-Debemos coger el tren de vuelta- dijo Alba después de un rato sin moverse de los confortables brazos de la morena.

-Alba, lo siento mucho- Al escuchar su voz, la rubia comprendió que estaba llorado y se separó rápidamente para mirarla a la cara.

-No llore, ¿por qué está llorando?-

-Porque...porque...me siento miserable. Le he soltado mis historias desde hace días, mientras que...-

-No, Natalia, se lo prohíbo- dijo secamente, haciendo que se sobresaltase -Le prohíbo que comience a comparar nuestras historias. Yo viví algo horrible y lo sé. Pero me niego que eso la haga cambiar con respecto a mí ni que su mirada cambie, o sea lo que sea que esté pensando. He visto a muchas personas teniéndome lástima, no lo soportaría verlo en sus ojos, yo...-

-Alba, no tengo piedad de usted. Lo que tengo es vergüenza de mí misma y me culpo por haberle hecho daño. Pero EN ABASOLUTO siento piedad, la respeto mucho para eso- dijo ella acariciando su mejilla.

-Gracias- dijo suspirando

-Venga aquí- dijo Natalia atrayéndola hacia ella de nuevo y Alba se dejó hacer si la menor vacilación. Pasó su brazo alrededor de la cintura de la morena y se acurrucó contra ella, prefiriendo no pensar en otra cosa que no fuera su mano en sus cabellos y sus labios que no dejaban de posarse en su cabeza.

-¿No tiene miedo de que nos crucemos con África y que se haga una falsa idea y le cuente a Alicia?- preguntó tímidamente.

Natalia se quedó un momento en silencio deslizando indolentemente sus dedos por la larga cabellera rubia de su vecina.

-Me rio de lo que África pueda pensar-

-Sí, pero si esto le crea problemas-

La morena ajustó su posición para estrecharla aún más fuerte contra ella, dándole a entender sin palabras que no pensaba actuar de otra manera.

-Se está bien así- dijo ella al cabo de un rato, haciendo tamborilear el corazón de la rubia en su pecho.

Se sorprendieron gruñendo de frustración cuando llegaron a la estación. Se miraron ligeramente incómodas y Alba carraspeó para crear una distracción y salieron juntas.

-Bien, hum...¿Vamos a ver a qué hora es el próximo tren?-

-Sí- respondió la pianista siguiéndola por la estación

-El próximo para Madrid sale dentro de una hora-

Natalia miró su reloj e hizo una mueca a su vez.

-No veo sino una solución-

-Al menos usted ve una- resopló ella -Mi jefa me va a matar-

-¿No es buena?-

-Sí, es simpática, pero esta mañana ella debía ponerse con las cuentas y yo ocuparme sola de las ventas-

-Vamos, venga, vamos a intentar que no se retrase más-

-¿Y cómo?-

-Cogiendo un taxi- respondió ella con naturalidad

La rubia se detuvo, captando la atención de la joven.

-¿Señorita Reche?-

-Hum...es...Es bastante caro, ¿no?- preguntó incómoda

-¿Nunca ha cogido un taxi?-

-No- confesó

-Bien, será su bautizo. Y no tiene que preocuparse por el precio-

Asiento 3520Donde viven las historias. Descúbrelo ahora