CAPÍTULO 2:
SOLA
—Buenas tardes—saluda el doctor mientras entra en la habitación. Yo levanto la mirada, a la espera de que tome asiento.
Lo que la enfermera había bautizado como "pronto" se ha convertido en ocho horas de espera. No me quejo, porque estoy segura de que este hombre tiene muchísimo trabajo, pero yo necesito saber algunas cosas, y esperar tanto sin tener la seguridad de que la única familia que me queda está bien, me produce un constante sentimiento de ansiedad.
La parte positiva de todo esto es que, durante la larga demora encerrada en este cuarto, me he dado cuenta de que puedo mantenerme ocho horas enteras plenamente consciente. Tanto rato aquí y sin nada de compañía se vuelve aburrido e incluso pesado, pero hasta he conseguido poner la tele en marcha. Lo que no sé es adónde rayos habrá ido a parar mi móvil. Espero que lo tenga Luke.
—Siento la tardanza. Bueno...—se sienta al sillón que hay al lado de la cama, alisando su bata cuando lo hace— antes de todo, me gustaría darle mi más sincera enhorabuena. No se puede presumir de que todos los pacientes despierten de un coma tan profundo después de un choque tan fuerte como el suyo. Su cuerpo es admirable. Biológicamente hablando, digo—añade con rapidez. El doctor no es muy joven, pero tampoco muy mayor. Sus palabras logran avergonzarme un poco.
—Gracias...—murmuro, no muy segura.
—La enfermera Feith me ha comunicado que se encuentra en un estado algo extraño... como si padeciera amnesia. ¿Ha olvidado algunas cosas?—inquiere levantando una ceja. Sus ojos son muy azules, quizás más que los míos, y me hacen sentir incómoda.
—No recuerdo por qué estoy aquí... no sé lo que pasó—respondo—. Realmente lo recuerdo todo sobre mi vida, pero antes se me olvidó mi nombre... no sabía cómo me llamaba. Me inquieta porque sí que recordaba mi apellido.
—Es normal sufrir pequeñas pérdidas de memoria después de un coma. De hecho, casi todas las víctimas de accidentes padecen amnesia después del impacto, pues no suelen recordar qué les ha pasado. Pero...—hace una pausa y sus labios se curvan en una mueca— lo de su nombre me desconcierta. Debe haber sufrido una conmoción más fuerte de lo que pensábamos.
—Solo... solo ha sido algo puntual—me apresuro a decir, preocupada. No puedo permitirme pasar más tiempo aquí—. No he olvidado nada más.
—Emma... su nombre es la palabra que la identifica. La sabe desde que era una niña. Como profesional le puedo afirmar que es muy raro que se haya olvidado solo de eso.
El médico frunce el ceño y me vuelve a mirar a los ojos. Bajo la mirada hacia la cama, evitando el contacto visual. Parece notar mi incomodidad, así que cambia de tema.
—Bueno... supongo que tendrá dudas. ¿Qué es lo último que recuerda?
Mi vista se desvía hacia el techo, pensando. ¿Qué es lo último que recuerdo?
Ayer desperté pensando que la noche anterior me había acostado como un día normal. Sin embargo, ahora discrepo. Recuerdo haberme levantado, vestido y repasado para el examen de griego que tenía esa misma mañana. Después... desayuné, creo. Mi hermano también estaba nervioso porque tenía que realizar una operación de páncreas a un Golden. Desde que entró a trabajar, solo le mandan operar en el quirófano, eso es, efectuar intervenciones a animales cuyas vidas corren peligro. Luke está un poco harto, porque dice que es mucha presión para ser aún solo un novato.
Recuerdo haberme calzado, y haberme puesto la mochila sobre los hombros. La última imagen que surca mi cabeza es una de cuando estoy en mi habitación, leyendo los mensajes del móvil, a punto de salir. Después de eso, no sé nada más.
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Recuerda
Teen FictionCuando Emma Tkachov despierta en el hospital, sabe que su vida acaba de derrumbarse. Sola en el mundo, sin nadie con quien contar, se ve obligada a dejar la universidad y a adentrarse en el mundo laboral, con el dolor desgarrador de haber perdido a...